Este fin de semana ha sido uno de esos en los que a los deportistas españoles les sale todo bien. Triunfo de la selección española de fútbol ante Portugal -en partido amistoso, eso sí-, doble victoria del equipo nacional de baloncesto frente a Rusia y Serbia en el Eurobasket, primeros puestos de Pablo Nieto y Toni Elías en el Campeonato del Mundo de Motociclismo de 125cc y 250cc respectivamente, presencia de Juan Carlos Ferrero en la final del Abierto de Tenis de Estados Unidos....
En fin, a cada año que pasa, los deportistas nacionales logran cada vez mejores resultados y se imponen con más frecuencia en las distintas competiciones en las que se ven envueltos. A cada día que pasa extendemos nuestros éxitos por más y más disciplinas deportivas y eso tiene que querer decir algo. A mi juicio, ese algo es que la gloria alcanzada por los deportistas de un país en concreto, no es cosa sino el fiel reflejo del estado de ánimo y de desarrollo social, económico y político de la nación a la que pertenecen.
Quedaron ya atrás los tiempos en que los deportistas españoles que lograban resonancia a nivel mundial por sus gestas, eran una minoría de superdotados en cada una de sus disciplinas que habían tenido que llevar a buen puerto su sueño gracias a una voluntad de hierro y pese a unos medios muy limitados.
Desde la muerte de Franco, pasando por las primeras Elecciones Generales de 1977, la aprobación de la Constitución y la Transición, hasta nuestros días de principios del Siglo XXI, los españoles hemos cambiado de pies a cabeza nuestro perfil sociológico, así como el aspecto general de nuestro país, mejorándolo de modo sobresaliente. Como no podía ser de otro modo, este sustancial progreso ha tenido su conveniente plasmación en el mundo del deporte, que ha perfeccionado métodos, instalaciones e ideas hasta llegar a donde hemos llegado.
Pero el verdadero y principal valor añadido con que cuentan nuestros deportistas actualmente no son esas instalaciones, esos métodos o esas becas de que disponen. A mi entender, el salto cualitativo más importante que han dado ha sido el verse poseídos por un espíritu competitivo del que no se hacía gala hasta hace escasamente un decenio. Faltaba que los deportistas nacionales se sacudieran viejos complejos de inferioridad y gracias a toda esta concatenación de circunstancias técnicas, sociales y sociológicas, las nuevas generaciones de baloncestistas, futbolistas, pilotos, tenistas, gimnastas, nadadores y demás, pelean contra sus rivales desde la convicción de que no son inferiores a nadie y muchas veces, seguros de su propia superioridad.
Aprovechando que hoy he hablado de deporte, os invito a que visitéis la página web oficial de la única deportista española que se ha alzado con 15 títulos mundiales en el marco de la disciplina que practica. Se llama Sheila Herrero, es una aragonesa que no está nada mal y su vida ha estado consagrada al patinaje en línea. Desgraciadamente, sus notables éxitos no ha tenido el eco merecido entre los medios de comunicación y la opinión pública, debido que en España la actividad que practica es realmente minoritaria. Desde aquí, mi humilde contribución a que se la conozca un poquito más.
Lucio Decumio.
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