29 agosto 2003

Jackass

Hoy me he puesto a escribir bien pasada la 1 de la madrugada, ya que acabo de terminar de ver "Huracán Carter", película sobre cuyo argumento -basado en hechos reales- me gustaría explayarme en futuros apuntes. Pero hoy no, pues carezco de suficiente tiempo para hacerlo. Por lo tanto, no me voy a extender en demasía, ni voy a abordar temas de enjundia.

Las montañas de seguidores de este blog habrán podido darse perfecta cuenta a través de todos mis comentarios, que en mis líneas obvio la carnaza, huyo de asuntos truculentos y nunca me paro a hurgar en la putrefacta y artificiosa actualidad en que algunos mal llamados medios de comunicación han convertido los rituales de apareamiento de cientos de personajes que exudan mediocridad y zafiedad por todos sus poros. Pero hoy tengo la intención de hacer una pequeña excepción en el marco de esta regla, ya que en el día de ayer, mientras patinaba despreocupadamente por la Red, me topé con una página en la que uno puede descargarse vídeos de unos individuos que están realmente desquiciados. Creo que se hacen llamar algo así como "jackass". Por lo que parece, toman este "alias" o "nick" de un programa de televisión que emitió o emite, la MTV norteamericana.

La gracia del espacio en cuestión consistía o consiste en que unos desequilibrados, jóvenes en su mayoría de cerebro reblandecido -como Nietzsche o Sabino Arana, vamos- se dedican a ver quién de ellos es capaz de darse el trompazo más estremecedor, o cuál es el más competente para hacerse de modo consciente el máximo daño posible y del modo más inverosímil. En definitiva, se trata de demostrar ante los colegas, los amigos o quien sea, quién es más insensato a la hora de poner en juego su integridad física o incluso su vida. El enlace que os indico aquí contiene varios vídeos que os podéis descargar para contemplar, supongo que con el mismo asco que yo, hasta qué grado puede llegar la estupidez, la estulticia y la necedad humana.

Sinceramente, aunque el daño que se producen es autoinducido y en principio, nadie les obliga a perpetrar semejantes salvajadas contra sí mismos, espero que no cunda el ejemplo en otros países, incluido España. Aunque como dijo alguien una vez, todos los días nace un tonto y en nuestro país, seguro que también.

Y un par de enlaces más. Quien haya leído todos los comentarios que he escrito -algo que de inmediato le convertiría en una persona sabia, juiciosa y paciente a un tiempo-, podrá encontrar muchas similitudes entre lo que dije hace unos días o unas semanas en esta página y lo que dicen estos dos articulistas del diario "La Razón" en su edición del 28/08/2003. Aunque pueda resultar algo pedante y presuntuoso, quiero dejar constancia de que aunque el diseño de esta web sea primitivo, sus contenidos están mucho más avanzados y elaborados.

Artículo 1 sobre Maragall
Artículo 2 sobre la guerra y la posguerra en Irak

Última nota: Creo que hoy se agrega a este blog una nueva y bella lectora oriunda de Córdoba. Un beso para ella.

Lucio Decumio.

26 agosto 2003

Payaso

Pasqual Maragall es un payaso. Con todas las letras y desde la más estricta de las interpretaciones del término. Hace reír y mucho, por lo menos a mí. En esta larguísima precampaña electoral, que tiene la vista puesta en las Elecciones Autonómicas al Parlamento de Catalunya y que se desarrolla lenta y pesadamente desde hace cerca de dos años, el ex-alcalde de Barcelona no deja pasar la más mínima ocasión con el fin de hacerse ver y notar con todo el colorido y los ademanes del mejor clown del circo político.

Hace unos meses hablaba y no callaba en torno a un concepto político por él ideado y que nadie, -salvo él seguramente- acababa de entender. Lo denominaba "federalismo asimétrico". No me pararé a analizarlo porque, en primer lugar, aunque algo me barrunto, no sé muy bien qué significa y en segundo término, aunque lo supiera, muy enfermo debería encontrarme para detenerme en la descomposición de una terminología tan pedante, absurda y con toda seguridad egoísta e insolidaria.

Hace unas semanas, carcomido por la impaciencia de unas Elecciones Autonómicas que parecen no querer llegar nunca, se coló en nuestros hogares a través de las pantallas de televisión, ofreciéndonos desde esa entrañable imagen de "Babe, el cerdito valiente" -algo avejentado, eso sí- la solución a todos los problemas territoriales que acucian a España y que tanto preocupan a los ciudadanos de a pie. Había llegado la hora, decía el ínclito Maragall, de construir un nuevo "Reino de Aragón" que sobre la base de la Comunidad Autónoma de Catalunya, abarcara también las tres provincias aragonesas, las Islas Baleares y la Comunidad Valenciana. Sé que estoy simplificando y que el buen hombre algo más diría para justificar y argumentar la extravagancia, pero sintiéndolo mucho, querido Maragall, por mucho que se trate de razonar histórica, política, económica y socialmente la propuesta, ésta no soporta ni el más ligero embate de la Historia y sobre todo, de los deseos y las necesidades de los españoles.

Y hoy por fin, me he desternillado con este Charlie Rivel del siglo XXI. A la vista de la limitadísima atención que le presta la opinión pública catalana y no digamos la española, ha vuelto a intentarlo por enésima vez. Haré un inciso para decir que la tozudez y la insistencia de este sujeto por convertirse en el centro de la atención informativa, raya en un preocupante narcisismo político, aunque me veo en la obligación de reconocerle un innegable mérito creativo, fruto más que seguro de una holgazanería contemplativa difícilmente imaginable, pues la constante ebullición de sus neuronas le permite idear y crear conceptos, juicios y pensamientos que están al alcance de muy pocos.

En definitiva, que hoy se ha descolgado diciendo que la España de Aznar -ni que esto fuera un cortijo del presidente del PP, vamos- es insuficiente, que el Presidente del Gobierno sólo trata de meter miedo a los ciudadanos tratando de impedir que la Historia avance y que el bigotes es un adversario para Catalunya y para España. Y como alternativa a esta pequeñez e insuficiencia de la España de Aznar, Maragall ha lanzado una majestuosa, deslumbrante y soberbia propuesta que consiste en la creación de una eurorregión que agrupe los esfuerzos en materia económica y cultural de Aragón, Baleares, Valencia, el Sur de Francia, y cómo no, de Catalunya, centro neurálgico de la misma. Ha dicho más majaderías, sin duda, pero estas son las más notables y graciosas y se me está acabando el tiempo.

Aunque pueda parecer peligroso en vista de las veleidades que se gasta y de la inacción de los dirigentes nacionales del PSOE que se ven incapaces de ponerle pie en pared, a mí no me lo resulta. Se me aparece, mas bien, como un tipo hilarante por lo que dice, un dirigente menor, carente de liderazgo y que vive en tal estado de ansiedad política que no tiene rubor alguno en narrarnos sus desvaríos oníricos con una convicción casi infantil.

Maragall, querido payaso, contigo me parto.

Lucio Decumio.

25 agosto 2003

He vuelto de vacaciones

Definitivamente, debo darme la razón en las frases que redacté sobre las vacaciones el pasado día 1 de Agosto. Volver de las mismas cuando sabes que en la oficina te esperan con el cuchillo entre los dientes, es traumático. El Inbox de mi Outlook tenía más de 140 mensajes no leídos, así que la idea de tratar de ponerme al día cuanto antes, ha quedado postergada de inmediato. Muchos de mis lectores sabrán perfectamente cuán desasosegante es la sensación de impotencia que le invade a uno al percatarse de que tardarás semanas en ponerte al día. En fin, habrá que hacer de tripas corazón, tomárselo con la mayor calma posible y aprovechar al máximo la última semana de Agosto, en la que se presume que aún quedan muchos veraneantes desperdigados por los cuatro puntos cardinales y tratar de recomponer de la mejor manera posible el desaguisado.

Es curioso. Pese a que mis responsabilidades jerárquicas en la empresa son virtualmente nulas, la sensación de agobio por la cantidad de tareas que se me agolpan crece pareja y exponencialmente al presentimiento de que cuanto más trabajo saque adelante y mejor lo haga, menos reconocimiento de rango obtendré y más intrincadas y enrevesadas labores tendré que afrontar.

Me gustaría saber cuándo se impartieron en mi colegio, instituto y universidad las asignaturas de mamoneo, trapicheo, peloteo, conchabeo, embustes, traiciones, estafas, fraudes y engañifas, porque yo no las vi en ningún programa de estudios, ni observé a nadie que llevara bajo sus brazos o en sus carpetas los libros o apuntes de estas materias y sin embargo, el mundo está lleno de doctores y másters en estas disciplinas. Sobre todo, me agradaría saber las razones por las que me perdí aquellas clases, que de tanto me habrían servido para ocupar una posición socio-económica algo más preeminente que la que disfruto actualmente.

Bien, dejaré de quejarme sobre la mala suerte que creo que me azota en el plano económico y laboral, con el fin de no ofrecer una sensación de resentimiento social que no se correspondería estrictamente con la realidad. Habrá mejores momentos -o peores, según se mire- para la crítica social en general, a partir lógicamente de mi propia experiencia personal.

Y voy a terminar con unos párrafos acerca de los que sospecho que muy poca gente puede estar en desacuerdo. Cada año, indefectiblemente, y siempre a partir del 15 ó 20 de Agosto, las editoriales más influyentes de nuestro país nos bombardean, fundamentalmente a través de la televisión, con la más variopinta y en ocasiones descabellada oferta de coleccionables, fascículos y demás zarandajas, que en ocasiones como las que pasaré a describir a continuación, le dejan a uno realmente perplejo y estupefacto.

Sin ir más lejos, este año yo he podido contemplar en TV los anuncios de tres coleccionables por fascículos que son para tirarse al suelo y hacerse el muerto. El primero de ellos, es uno que se entrega en cuerpo y alma a glosar los cascos más famosos de la Historia. Tal y como lo leéis, queridos amigos. Aunque parezca mentira, alguien se ha preocupado de elaborar una colección a base de fascículos y miniaturas que habla sobre los cascos más célebres de la Historia. Particularmente, me resulta de todo punto incomprensible como un artilugio tan simple como un casco, puede dar que hablar durante 50 ó 70 entregas. Y es que aunque se pongan a narrar con pelos y señales las ocasiones que se le cayó el chisme al general o emperador de turno, las veces que rebotó contra el suelo, cómo se detuvo y cómo lo limpió su propietario de polvo y paja, el asunto no hay por dónde cogerlo. Lo de regalar un casco diferente con cada fascículo supera de largo, los límites del peor de los ridículos. Y si te pones a pensar en los individuos que pueden gastarse su dinero en cumplimentar una colección de estas características, la primera idea que se te cruza por la cabeza es la de desdeñar cualquier esperanza de futuro para la Humanidad.

Otra serie recientemente puesta a la venta, también con sus correspondientes fascículos y piececitas, tiene como fin último la recreación de un Citroën Xsara de competición, para su posterior uso como coche teledirigido. Y yo me pregunto y pregunto a los amantes del modelismo ¿no sería más sencillo comprárselo de una sola vez y montarlo en casa en una tarde, que esperar 76 semanas a tener todos los componentes? O más sencillo aún; comprar el coche enterito, ponerle un poco de gasolina y ¡¡hala!! a la Casa de Campo a hacer trompos con él. Sinceramente, hace falta ser memo para entregarse a hacer una colección tan singularmente inútil.

Pero el más chirriante, grasiento y grimoso de todos los coleccionables que he visto por TV es uno que se centra única y exclusivamente en el cantante Raúl. Además he creído ver, no sin alarma ni pasmo, que con cada uno de los fascículos se hace entrega a la quinceañera de turno de un variado y estridente set de bisutería de "Todo a 100 liras" que rezuma cutrerío hasta el espasmo. Y lo peor de todo es que el propio cantante sale en pantalla anunciando el coleccionable de marras. Eso sí, haciendo gala de la misma convicción que mostraría si tuviera que negar su homosexualidad.

Sinceramente, yo creo que detrás de estos productos se esconde algo más. Urjo a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado a que investiguen la cada vez más prolífica aparición de coleccinables absurdos que no tienen ningún sentido y que obligatoriamente han de generar pérdidas a las editoriales que los publican. ¿Qué logran con ello? ¿ayudas del Estado? ¿desgravaciones tal vez?, ¿lavar dinero negro de otras organizaciones?.

Y jugando a ser Fox Mulder, los anuncios de estos productos, ¿no podrían ser mensajes cifrados entre organizaciones terroristas? ¿o tal vez entre entidades extraterrestres?. Si las colecciones son tan grotescas y disparatadas, ¿por qué no pueden serlo sus objetivos últimos?

Lucio Decumio.

10 agosto 2003

¡¡Me voy de vacaciones!!

Ahora sí que sí. Mañana embarco en un vuelo con destino a Mallorca, con el fin de perder de vista Madrid y su asfixiante calor. Me despido de mis ya cientos de miles de lectores hasta el próximo 25 de Agosto, en que Dios mediante, volveré a encontrarme con la cruda realidad del asfalto, el ruido y el stress de la gran ciudad.

Deseadme suerte y muchos triunfos con entidades del sexo opuesto en Mallorca y Málaga, mi segundo destino vacacional.

Lucio Decumio.

08 agosto 2003

¡¡Sinvergüenzas!!

AIE (Artistas Intérpretes o Ejecutantes), AISGE (Artistas Intérpretes, Sociedad de Gestión), EGEDA (Entidad de Gestión de Derechos de Propiedad Intelectual), SGAE (Sociedad General de Autores y Editores), DAMA (Derechos de Autor de los Medios Audiovisuales) y CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos), han decidido perpetrar, con la connivencia de ASIMELEC (Asociación Multisectorial de Empresas de Electrónica y Comunicaciones) -que reúne en torno al 80% de los fabricantes e importadores de CD's de nuestro país-, uno de los mayores atropellos contra los consumidores y usuarios de los que se pueda tener constancia en España. A partir del próximo 1 de Septiembre, quienes queramos comprar CD's o DVD's regrabables, tendremos que abonar una tasa, impuesto o canon, como se le quiera llamar, porque las seis primeras asociaciones que he citado, se sienten enormemente lesionadas en sus cuentas de resultados debido a la cada vez más extendida piratería.

Como de costumbre en España -no creo que en el resto de países civilizados sea muy diferente y no digamos ya en aquellos con un nivel de desarrollo menor- van a pagar los justos por los pecadores. De un plumazo, se acaba con la presunción de inocencia de los usuarios, considerándolos como potenciales delincuentes en el preciso instante en que compran un CD o DVD virgen.

Seguro que ahora, Sabina, Bosé, Ismael Serrano, Víctor Manuel, Ana Belén, Manu Chao, Javier Bardem, Aitana Sánchez Gijón y demás chusma tan declaradamente alternativa y progresista, bailarán y celebrarán hasta el amanecer una victoria que engordará, aún más si cabe, sus ya de por sí abultados bolsillos con el dinero de millones españoles a los que ni tan siquiera se nos ha pasado por la cabeza oír, contemplar y no digamos adquirir, sus obras. Compromiso y lucha para defender sus propios intereses robando si es preciso a punta de pistola a los usuarios, sí. Barniz progresista y anti-sistema cuando les conviene, que no falte. Letras y argumentos imaginativos y combativos que pudieran poner en peligro sus vidas o sus propiedades, jamás. Los del otro color también estarán la mar de felices, seguro, pero por lo menos no son tan fariseos como para aprovechar la menor y sacar tajada de su fraudulento ideario, arrimándose a los menos favorecidos cuando les interesa, para a continuación, sajarles en cuanto se dan la vuelta.

¿Se les ocurriría acaso a las autoridades de la Nación decretar el toque de queda en toda España después de un atentado de ETA, por ejemplo? ¿Es que acaso se le podría pasar a alguien por la cabeza gravar con un impuesto especial el uso de la gasolina porque Jarrai la utiliza para fabricar cócteles molotov? ¿Qué mente enfermiza duplicaría el precio de los cuchillos y de los tenedores porque pueden servir para agredir a nuestros semejantes? ¿Acaso exigen los clubes de fútbol a los fabricantes de sus camisetas que tripliquen el precio de las mismas porque talleres clandestinos repletos de chinos ilegales las producen en cantidades industriales, con destino a la venta ambulante? ¿Y marcas de ropa, moda y complementos como Lacoste, Ralph Lauren, Channel, Rolex, Bulgari y cientos de ellas más, que se ven gravemente perjudicadas por las imitaciones que se venden en la calle? Como estos casos, hay millones que se dan en muchísimos ámbitos y esferas y que producen enormes pérdidas a los creadores. Pero hasta donde uno sabe, no se ha tratado jamás de repercutir esas pérdidas en el usuario final.

Yo sólo me pregunto que hasta dónde pueden haber llegado las presiones de estos caraduras para que los fabricantes se hayan tenido que bajar los pantalones de esta manera. Ni puedo, ni quiero imaginármelo.

La única que se atrevió a decir una verdad como la Basílica de San Pedro del Vaticano, fue Alaska, quien hace unos meses justificó la piratería musical en virtud del desproporcionado coste de un CD original en el mercado. Los calificativos con que fueron tildadas tanto ella como sus opiniones, son bien conocidos y si el Sanedrín de los Progresistas hubiera estado cerca de ella en ese instante, la apalean, seguro. No olvidemos que tal fue la presión sobre la cantante, que varias tiendas llegaron a retirar sus discos de las estanterías. En definitiva, un asedio contra las opiniones librementes expresadas por una ciudadana libre, en un país libre, pero digna de los más repugnantes episodios persecutorios del nazismo alemán.

A mí se me ocurren, como a cualquier persona cabal, dos formas de luchar contra la piratería. La primera y más necesaria, que estas hienas carroñeras que son las Asociaciones de Autores y las discográficas, llegaran a un acuerdo para bajar los precios de los CD's originales, que seguro que pueden. Y bajarlos como Dios manda. Obligar a pagar 24 ó 26 euros por un disco de nuevo cuño, es una aberración. Saben positivamente que la gente que más discos compra, que más sigue a sus cantantes preferidos, son los jóvenes. Y todos sabemos cuál es el poder adquisitivo de que goza un adolescente de 14 ó 18 años de Aluche, Vallecas, Campamento y demás barrios populares de ciudades españolas. Es que les obligan a comprar copias piratas, por Dios.

Y dos, eliminación sistemática del top manta. ¿Qué cómo? Muy sencillo, aplicando las leyes y el sentido común. Con eso basta. Recordemos que las mafias se aprovechan de los más desasistidos, es decir, de los ilegales, para consumar la estafa en su tramo final. Los mismos ilegales tan vehemente y activamente apoyados por la izquierda artística y de los que se sirve para envolverse en un manto de solidaridad muy lucrativo, pero no para vender ilícitamente copias de sus discos, claro.

Para eso estamos los demás, para cubrir sus pérdidas mientras hacemos copias de seguridad o guardamos un Excel o un Word en un CD.

Miserables.

Lucio Decumio.

05 agosto 2003

No hay mucha chicha informativa

Pues eso, que el estío ha llegado para todos, incluidos aquellos que viven de las noticias o que "bloggean" a partir de ellas, como es mi caso. Es frustrante no encontrar absolutamente nada interesante sobre lo que arrojar mi atención. Bueno sí, miento. La salvaje ola de incendios forestales que afecta a toda la Península Ibérica me tiene notablemente preocupado. Hasta donde yo sé, que en este caso reconozco que no es mucho, creo recordar que hace unos años se aprobó una ley en España mediante la cual se prohibía la comercialización, durante un largo período de tiempo, de la madera que había resultado quemada en estos incendios.

Para quienes no lo sepan, hasta hace no mucho, la compra de este tipo de madera -cuya validez para su conversión en cualquier tipo de bien es virtualmente la misma que aquella que se corta limpiamente en los bosques- se hacía a unos precios irrisorios. Como bien sencillo es de imaginar, este vacío legal favorecía especialmente los intereses de la industria maderera y convertía a los incendios forestales en atractivas tragedias -ya se me entiende- para los dueños de las grandes manufacturas carpinteras.

Pero, insisto, creo que la Ley echó el cierre a ese circo de intereses, pues las nuevas normas tendieron a demorar la venta de la madera quemada en incendios forestales durante el suficiente tiempo como para que aquélla perdiera toda la valía que su compra-venta inmediata generaba.

Pese a todo, los incendios forestales continúan asolando y arrasando inmensas áreas boscosas, no sólo de España, sino de muchas zonas de Europa. Y no digamos ya los que vienen afectando en los últimos veranos a algunos estados norteamericanos, a distintas zonas de Canadá y algunas regiones y países del Sudeste Asiático. Si la memoria no me traiciona y creo que no, recuerdo que hace dos o tres años hubo un incendio en los bosques de Sumatra -Indonesia, para los desubicados- de tal calibre y magnitud, que las columnas de humo llegaron a nublar los cielos de Singapur, Malasia y la propia Indonesia, aparte de poder verse desde las lanzaderas espaciales situadas en la órbita terrestre.

Y me quiero detener especialmente en las cifras que se manejan en Portugal, porque ponen la carne de gallina. Para que los millares de lectores de esta página se hagan una idea, en la vieja Lusitania han ardido en los últimos días unas 55.000 hectáreas de bosque. Esto, traducido a kilómetros cuadrados, arroja la espeluznante cifra de 550. O lo que es lo mismo, haciendo la cuenta de la vieja, hagámonos ante un formidable rectángulo de 55 kilómetros en sus dos lados más largos y 10 kilómetros de longitud en los más cortos. Y para los más acostumbrados a leer el Marca, decir que esa extensión de terreno correspondería a unos 75.000 campos de fútbol. Si a estas alturas, alguien no se ha impresionado con estos datos, es que es uno de los pirómanos que ha desencadenado este holocausto arbóreo.

Mientras, en España no se nos han quemado los tiestos y las plantas de nuestras terrazas, precisamente. Salamanca, Cáceres, Burgos y alguna que otra provincia, han visto arder miles y miles de hectáreas de superficie arbolada. Pese a las modificaciones legales de que hablaba previamente, seguimos en las mismas. Sinceramente, desde la óptica de un escéptico irredento como yo, no termina de tener demasiado sentido que esta devastación medioambiental tenga lugar todos los veranos, en las mismas fechas y de modo tan sistemático, pese al calor que se apodera de nuestras tierras en el estío.

A la vista de esta concatenación de desastres, debo inferir que la quema de los bosques, pese a las medidas legales que se han introducido en los últimos años, tiene que seguir siendo un negocio redondo para multitud de desalmados. Y supongo que los beneficios se verán incrementados a medida que nos vayamos trasladando a países cada vez más próximos al Tercer Mundo, cuyos gobernantes estarán seguramente más preocupados por enriquecerse obscena e ilegalmente a costa del bienestar de sus ciudadanos y la salvaguarda del medio ambiente, que por otra cosa.

Así que yo me hago una pregunta y se la hago a todos los lectores; ¿A quién interesa y beneficia que se sigan produciendo estas catástrofes? Admito sugerencias y la primera de ellas, que me llegó involuntariamente desde un despreocupado comentario de mi hermana mientras veíamos un telediario de fin de semana, la hago constar aquí.

Los informativos de todas las cadenas de televisión se las ven y se las desean para cerrar su parrilla informativa durante estos días de verano en que la actividad política, social y económica cae hasta mínimos difícilmente soportables. Y los incendios forestales son una noticia que produce el suficiente impacto como para mantener la atención de los televidentes y rellenar preciosos minutos de programación ofreciendo datos que interesen al vulgo, pues la sensibilización que existe en España en torno a estas hecatombes es bien conocida. El desolador aspecto de los montes calcinados, las impresionantes tomas de bomberos y retenes contra incendios que se la juegan ante las mismas narices del fuego, las gigantescas llamaradas que se elevan por encima de las copas de los árboles, las entrevistas a los desesperados vecinos de las localidades colindantes....

No sé, no sé....

Lucio Decumio.

04 agosto 2003

Creo que quieren tomarnos por tontos

Poco o nada que ver con el título que le he conferido hoy a mi comentario, tienen las primeras frases que anoto en el mismo, pero es que acabo de enterarme por un "trailer" de Canal +, que mañana esta cadena de televisión va emitir un reportaje en el que se podrá contemplar el primer encuentro entre unos niños palestinos y otros israelíes, destinado a que intercambien puntos de vista y a que pierdan, tanto unos como otros, miedos y prejuicios hacia sus eternos enemigos. Me veo en la obligación de puntualizar, aunque resulte algo obvio, que se trata de la primera toma de contacto entre los protagonistas del reportaje, pues imagino que aunque haya sido harto difícil, amistad se habrá trabado entre judíos y palestinos en alguna ocasión.

Reconozco que me gustaría estar abonado a la televisión de Polanco para poder contemplarlo, pues promete ser de lo más interesante y edificante y aunque no vaya a poder verlo, quiero felicitar a los promotores de tan cívica iniciativa. El odio y el resentimiento suelen beber de muchas fuentes, siendo una de las más caudalosas la que brota del desconocimiento del objeto u objetos de nuestros rencores. Pasar unas horas con aquellos a los que siempre se ha señalado como adversarios irreconciliables y conocerlos un poco más de cerca, sólo puede conducir a algo bueno.

Hoy prometo que no es mi intención extenderme más de la cuenta. Si alguien puede hacerse una idea de lo que significa estar delante de un PC, en tu propia casa, en Madrid, sin aire acondicionado, a 4 de Agosto de 2003 y con una masa de aire cálido sobre nuestras cabezas procedente del Norte de África, entenderá mi postura. Es como ponerse a escribir delante de la puerta de un horno o a medio metro de una crepitante hoguera. La asfixia absoluta.

A lo que iba. Hoy he experimentado algo parecido a un "déjà vu". Leyendo el periódico, me he topado con la noticia de que John Ashcroft, el equivalente norteamericano a lo que en España denominaríamos Ministro de Justicia, se ha descolgado con unas declaraciones, secundadas por Tom Ridge, Ministro de Seguridad Interior, en el sentido de que EE.UU. está al borde de sufrir ataques terroristas en la línea de los acaecidos el 11 de Septiembre de 2001. Personalmente, creo haberme dado cuenta de que con una periodicidad calculada milimétricamente, distintos prebostes de la Administración estadounidense saltan a los medios de comunicación con el fin de lanzar apocalípticas advertencias sobre la inmediatez -casi insoslayable- de unos ataques de Al Qaida u otras redes terroristas en suelo estadounidense, que jamás llegan a producirse.

Afortunadamente, dirán muchos y entre ellos, lógicamente me cuento yo.

Pero es que con posterioridad a estas soflamas, servidor no ha tenido nunca constancia de detenciones de células terroristas en territorio norteamericano, ni de la desactivación de explosivos, ni de la captura de posibles asesinos suicidas, ni del asalto a "pisos franco", ni de la incautación de armamento preparado para ser utilizado, ni nada que se le parezca. Tal y como llegan estas prevenciones, así terminan esfumándose. Haciendo un esfuerzo por ser gráfico, que no metafórico, yo compararía este tipo de avisos con deslumbrantes "flashes" de luz destinados a cegar durante algunas semanas o meses, la capacidad de análisis y de crítica del público americano.

Esto me ha dado que pensar. Y he llegado a la conclusión -puede que algo aventurada, aunque ya veremos qué nos depara el futuro- de que la Administración Norteamericana ha optado, desde el 11-S, por mantener viva la llama del miedo entre sus propios conciudadanos con el fin de continuar justificando las obscenas cantidades de dinero que se derivan hacia la Secretaría de Estado de Defensa, y desviar, en la medida de lo posible, la atención de la opinión pública de los ataques que sus tropas sufren a diario en territorio iraquí. Y seguro que algún otro asunto trata de ocultarse tras estos apercibimientos y a mí, se me está escapando. Pero es que se me están derritiendo las neuronas del calor que mi organismo está soportando y no doy más de sí.

Considero que en los primeros meses que sucedieron a las salvajadas cometidas contra las Torres Gemelas, este tipo de advertencias podían tener cierta coherencia y verosimilitud, pero pasados casi dos años desde aquel cataclismo, a mí se me antojan cortinas de humo destinadas a ganar tiempo y voluntades entre los norteamericanos menos avezados, que son muchos, me temo.

Sinceramente, no me creo las periódicas admoniciones que realizan Bush, Rumsfeld, Cheney o Ashcroft sobre la probabilidad de que en suelo americano, vuelvan a producirse atentados de semejante calibre. Y lo que voy a decir rozará, para muchos, con la herejía socio-política, pero este tipo de ataques sólo volverán a tener lugar en los EE.UU. en la medida que a los anteriormente citados les interese que eso vuelva a suceder. No digo que los ataques perpetrados contra las Torres Gemelas fueran ideados desde el Gobierno de los EE.UU. pero bastante indolencia y dejadez de funciones, sí que hubo en aquella fatídica fecha.

Con esta gente en el gobierno de su Nación, los EE.UU. se han enrocado en el miedo y la desconfianza hacia todo y hacia todos. Y eso no puede continuar así, pues no es bueno para ellos, ni para el resto del mundo, empezando por Europa. Echo de menos las formas más dialogantes y cordiales de Clinton, Carter y Kennedy.

Lucio Decumio.

01 agosto 2003

Me quiero ir de vacaciones

A cada año que pasa, más me cuesta llegar hasta las inmediaciones de las fechas en las que tengo previsto partir de vacaciones. Hasta hace no mucho tiempo, yo creía que tanto la falta de gasolina para afrontar el último trecho laboral antes del merecido descanso estival, como la depresión y el agobio post-vacacional, sólo eran los grimosos quejidos de todos aquellos que buscan cualquier pretexto con el que puedan justificar sus ausencias en la oficina, o su bajo rendimiento laboral durante los días de estío.

Pero no, de un par de años a esta parte, me he dado cuenta de que en esa vacua palabrería -casi funcionarial, diría yo- repleta de disculpas, había un notable componente de verdad y de razón. Sólo me queda una semana para marcharme a pasar unos días a Palma de Mallorca con mis amigos, pero tengo la sensación de que todavía me resta un lustro para tomar el avión que hasta allí me lleve. Y si me paro a pensar en la vuelta, cuando me encuentre el Outlook adornado con un millón de líneas paralelas en negrita, advirtiéndome de que tengo otros tantos correos electrónicos pendientes de leer, se me caen los palos del sombrajo.

Por lo menos, me marcho este fin de semana al pueblo de mi madre; sí a esa pequeña villa que reposa plácidamente en las mismas faldas de la Sierra de Gredos y de la que es oriundo Julián Muñoz, alias "Cachuli", a quien me parece, según he leído hoy en el periódico, que le quedan muy pocos telediarios al frente de la alcaldía de Marbella.

En resumen, que la asfixiante llegada de Agosto a través del hirviente pasillo que le abrió el mes de Julio, nos ha dejado en la práctica sin noticias de calado y a un modesto servidor huérfano de ideas para sus comentarios.

Lucio Decumio.

¡¡Qué raro es todo esto!!

Como estoy en la oficina, no me voy a extender. Simplemente voy a redactar un pequeño "post" de prueba, en razón de que ayer, cuando me intenté conectar desde mi casa, me resultó imposible. Cuando lo que me tenía que aparecer era el campo del título y del "post" para poder escribir tranquilamente cualquier comentario sobre alguna noticia del día, lo que me mostraba el navegador era un irritante mensaje de error que me impedía realizar mi humilde tarea de comentarista de todo a 100.

Pero ya que estoy por aquí, me permito la licencia de aseverar, sin temor al equívoco, que si la hubieran dejado participar en las sesiones de la Comisión de Investigación de la Asamblea de Madrid, mi recordada, añorada y admirada abuela materna -que no sabía ni leer ni escribir y que apenas si salió en sus 83 años de vida de su pueblo natal- habría impartido unas cuantas lecciones de oratoria y retórica avanzada a todos esos diputados y diputadas que se empeñan en demostrarnos día tras día que para sentarse en el escaño de un parlamento autonómico, hay que pasar una criba muy débil.

Lucio Decumio.