31 octubre 2004

González a la vera de Zapatero

En ocasiones, las sombras de los pecados cometidos en el pasado, parecen no dejar de alargarse nunca. Y si no, que se lo pregunten a Felipe González y por extensión, al Presidente Rodríguez. A ambos, cada uno en el ámbito de su responsabilidad, pasada y presente, se les acaba de presentar un gravísimo obstáculo, cual es la carta que recientemente envió el ex Secretario de Estado para la Seguridad, Rafael Vera, al diario “El País”, en la que nada veladamente, amenazaba con llegar hasta extremos desconocidos si no se tenía en cuenta un posible indulto.

Indulto que dicho sea de paso, sería el segundo en el plazo de tres o cuatro años, pues el Gobierno dirigido por José María Aznar, tuvo a bien en su día, conmutarle la pena que le restaba por cumplir en relación a su implicación en la trama de los GAL y más concretamente, en el episodio del rocambolesco secuestro de Segundo Marey.

¿Qué extremos desconocidos son ésos de los que hablaba? Cualquiera medianamente informado, puede hacerse una idea, al menos aproximada, por lo que el puñetazo en la mesa del antiguo subordinado de Corcuera y Barrionuevo, ha obrado un efecto calambre en ambos ex ministros del Interior y en el superior de todos ellos en aquella convulsa época, Felipe González. Apenas un par de días después de que Vera enseñara los dientes a través de la epístola enviada a “El País”, a sus tres caudillos de antaño les ha faltado tiempo para pedir su indulto - junto con el de José María Rodríguez Colorado- al Ejecutivo de Rodríguez.

Curioso. Justo en el momento en el que el Tribunal Supremo ratifica las penas impuestas por la Audiencia Provincial, Rafael Vera estalla, alcanzando con su onda expansiva a sus antiguos superiores, que a la carrera, le echan la metralla caliente encima de la mesa al actual Presidente del Gobierno. Sospechoso, cuando menos.

Como decía previamente, es sencillo atar cabos y hacer cábalas nada alejadas de los siguientes escenarios que voy a perfilar. Según mis informaciones, Vera puede haber barajado hasta tres alternativas para hacer efectiva la amenaza y llevarse por delante a varios de sus compañeros –gobernantes pretéritos o presentes- si no le sacan del pastizal. Ha decidido que no vuelve a pagar el solito por los latrocinios y las fechorías que todos ellos cometieron en el pasado y puede que por algunas algo más actuales.

Opción A: Vera ingresa en prisión y de inmediato, inicia una huelga de hambre. A mi entender, es la menos plausible y real de las tres opciones. No me imagino a Rafael Vera encastillado en una huelga de hambre hasta sus últimas consecuencias, aunque no habría que descartarla de plano, pues el efecto propagandístico y mediático de tal medida, sería notable. Recordemos a este respecto, que el antiguo dirigente de Interior, aún esconde y dispone de una cantidad indeterminada, pero posiblemente muy elevada, de millones de pesetas detraídos de las partidas destinadas a fondos reservados. Aunque la estancia en la cárcel sea penosa, seguro que tiene en cuenta que como máximo cumplirá tres o cuatro años de los siete a los que está condenado por este caso en particular. Así que determinaciones que pongan en alto riesgo su salud y que le impidan disfrutar de una dorada y despreocupada jubilación, son las últimas que se le tienen que pasar por la cabeza.

Opción B: Vera levanta la alfombra y deja que todo el mundo contemple la suciedad y la basura que hay escondida debajo. Mugre que en buena lógica, hubo de ser generada y escondida en su día por González, Barrionuevo y Corcuera. De ahí, su voluntarioso apremio y sus ansias de amnistía cara al antiguo subordinado. La podredumbre, fácil es hacerse una idea, la componen por un lado los GAL y por el otro, el asalto convenido y acordado de los fondos reservados para enriquecimiento personal de altos cargos de Interior y quién sabe si de muchos otros miembros de aquellos pútridos Gobiernos. Es la más probable de las tres, a la vista de una más que segura responsabilidad política y tal vez penal de la terna peticionaria.

Opción C: La más arriesgada, pues casi es un juicio personal, aunque beba de las informaciones aparecidas en los últimos meses en los medios de comunicación menos afines al Gobierno Rodríguez. Uno de los más estrechos colaboradores de Rafael Vera en su etapa en la Secretaría de Estado para la Seguridad, fue el coronel Félix Hernando, un guardia civil que eludió hábilmente sus responsabilidades en uno de tantos sumarios abiertos por la detracción de fondos reservados durante los gobiernos de González. Y no sólo eso. Hernando consiguió que los ministros de Interior de Aznar -brillantes en tantas ocasiones- cometieran la torpeza de confirmarle al frente de la Unidad Central Operativa de la Benemérita, punta de lanza del Instituto Armado contra el terrorismo abertzale e islamista.

Llegados a este punto, conviene no olvidar un dato vital. La UCO ha estado en el ojo del huracán durante los últimos meses, debido a la chocante indolencia de sus máximos responsables cuando fue advertida por sus confidentes de los trajines entre los islamistas que perpetraron el golpe del 11-M y quienes desde Asturias, les suministraron los explosivos utilizados en la masacre.

Quién sabe. Quizás sea éste, un último cartucho que guarde Vera en la recámara. ¿Acaso tuvo Rafael Vera –junto con otros dirigentes del PSOE- conocimiento a través de Hernando de lo que se preparaba unos días antes de las elecciones y en connivencia todos ellos, decidieron no informar al Gobierno de Aznar? ¿Pudo sopesar que el efecto de aquella matanza podría ser un cambio de Gobierno tendente a favorecer, por afinidad ideológica o por chantaje, un posible indulto?

Es arriesgado, ciencia-ficción, me atrevería a decir. Pero a la vista del corral socialista hispano, en el que con absoluto desparpajo se desenvuelven la manipulación más obscena, la propaganda más retorcida, la mentira, la intoxicación y la confusión premeditadas, así como las maniobras más sórdidas, todo es posible y nada desechable.

La última y como ejemplo vivo y presente de lo que digo, las recientes declaraciones del cada vez más desvergonzado y siniestro Rubalcaba al respecto del caso del indulto de Vera. El sinvergüenza portavoz socialista no ha tenido el menor sonrojo en acusar abiertamente a los jueces en general –en el peor estilo de la vieja técnica del ventilador- de haber sido aquéllos los beneficiarios de la sustracción de fondos reservados y hacer pagar por ello a honestos políticos de izquierdas.

Ahí es nada. Pero a fuerza de repetirla, la mentira terminará siendo cierta para muchos.

Lucio Decumio.

18 octubre 2004

Plurales

Se me acumulan las tareas y los temas sobre los que emitir mis opiniones en mi escritorio. Ello me obliga a transmutar por un día, que servirá seguro de precedente, mi tradicional y dilatado estilo, en pequeñas y concisas porciones encaminadas a analizar y juzgar algunas de las distintas realidades que nos rodean.

Los niños

Me estremece, me aturde y me asombra por igual, la ya prolongada sequía imaginativa de que hacen gala los redactores y comentaristas de todos los medios de comunicación, a la hora de apodar a las jóvenes promesas que nuestros cada vez más robustos frutales deportivos nos procuran. Resulta particularmente desalentador contemplar como nadie es capaz de estrujarse un poco las neuronas para buscarle alias originales y creativos a chavales como Sergio García, Fernando Torres o Dani Pedrosa, conformándose con atribuirles el ramplón, pasajero y no poco chirriante apelativo de "El Niño".

Un poco más de inventiva, insisto, no estaría de más. Estos muchachos, prodigios en cada una de las respectivas disciplinas deportivas en que se desenvuelven, merecen un tratamiento periodísitico más acorde con sus logros, con sus capacidades y con sus triunfos. Además, tal y como apuntaba, el mote de marras es fugaz como pocos, pues a los cuatro o cinco años de su fijación, es estéril de todo punto.

Para invertir en la medida de lo posible esta dinámica acomodaticia, propongo un llano ejercicio de asociación de ideas a partir de las materias deportivas en que cada uno de ellos descolla. Por ejemplo, Dani Pedrosa podría ser apodado como "La centella" o "El relámpago"; o entrando en un campo algo más abrupto para mentes menos preparadas, no estaría nada mal jugar un poco con su apellido y designarle "El meteorito" o "El asteroide". A Fernando Torres, por su velocidad, verticalidad e instinto depredador, "El guepardo" le vendría como anillo al dedo. Y para Sergio García, en vista de su precisión, su elegancia y sus ganancias, presento una moción para que de ahora en adelante, se le conceda el sobrenombre de "El águila de oro".

Cierto que son apelativos largos y que van en contra de las más elementales normas tipográficas, pero conviene darle un poco más de trabajo al sistema neuronal y también a las rotativas, señores.

Los cocineros

Son auténticos portentos. Han alcanzado reputación, celebridad, fama y fortuna gracias a su espectacular saber hacer entre los fogones de una cocina. Pero sus malabarismos con cuchillos, cucharones, salsas, cazuelas y sartenes, no son extrapolables a la vida real. En ésta, hay que dejarse de funambulismos. Saber elegir y hacer saber a los demás de qué lado se está -especialmente cuando hablamos de vida o muerte, de respeto a los derechos humanos o de su conculcación, de justificación o apoyo a las acciones de unos asesinos taberneros o de su resuelta condena- es vital cuando la mitad de tus vecinos, amigos y también potenciales clientes, viven bajo la amenaza permanente.

Ceder a un chantaje que pone en riesgo tu vida, la de tus seres queridos y la de tus propiedades es humano, pues humano es el miedo y humano es el instinto de conservación de lo amado y lo logrado. Hasta ahí comprendo, aunque no justifique. Pero lo que se me aparece indefendible e inexcusable a la par que condenable y repugnante, es hacer abstracción de ello y no denunciarlo a los poderes públicos, aunque sea de modo anónimo. Ellos no han sido los únicos a los que el maloliente "impuesto revolucionario" les ha sido exigido. Una denuncia de procedencia ignota, pero documentada, detallada y dirigida a quien se debe dirigir, puede y debe llevar a la captura de los mafiosos y de los asesinos que perpetran el delito, así como a la recuperación de los fondos entregados a aquéllos.

Si eso no se hace, si no media denuncia e intento por parte del chantajeado de recuperar lo que le pertenece y evitar que con ese dinero se financien los asesinatos de sus convecinos y además se busca negociar con intermediarios una rebaja de las cantidades reclamadas por la serpiente, la colaboración con la banda es meridiana. Y termino. Aunque no sea por convicción -que habrá casos, los peores, en que sí lo sea- dicha cooperación es condenable y objeto de presidio. Así las cosas y salvo que demuestren lo contrario, ya pueden servir cenas a los Príncipes de Asturias, a los Reyes de España y a sus invitados e incluso nutrir de platos exquisitos a la Selección Española de Fútbol, que por mucha nombradía o popularidad, no hay remisión ni tampoco absolución.

Las adopciones

En el marco de la nueva Ley que desde el actual Gobierno presidido por Rodríguez Zapatero, persigue la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo, se inscribe también el reconocimiento de un nuevo derecho para este tipo de parejas, que consiste en la posibilidad de adoptar niños, como si de matrimonios heterosexuales con problemas de fertilidad o con ánimo de incrementar su familia por ese método, se tratara.

Izquierdas, asociaciones de gays y lesbianas, autodenominados colectivos progresistas y demás caterva, inasequibles al desaliento en la búsqueda de un protagonismo mediático que no les corresponde a la vista de su dimensión social y política, incurren en gravísimas y premeditadas alteraciones conceptuales a la hora de delimitar los derechos y los deberes de los demás y especialmente, los propios.

Como de costumbre, cogen un poco de aquí y de allá, evidentemente, lo que más les conviene a sus intereses, mientras que al tiempo, obvian lo que les resulta molesto. A continuación, mezclan, refríen un poquito, recalientan al microondas y lanzan el producto al mercado de opinión. En último término, lo etiquetan con su hipotética superioridad moral por un lado y el victimismo revanchista que busca ejecutar pretendidas deudas del pasado por otro y de este modo, terminan obligando a toda la sociedad a aceptar su chantaje, so pena de incurrir en los graves delitos de nuestro tiempo: la intolerancia, el fanatismo y la intransigencia.

Los derechos intrínsecos a la condición humana son otros diferentes a los deseos, necesidades o caprichos puntuales de colectivos marginales y están muy claramente recogidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Y no digamos los derechos del niño. El Convenio de La Haya de 1993, que regula la adopción internacional, sostiene de un modo cristalino, que la adopción no es un derecho de los padres a tener un hijo, sino un derecho de los niños a tener unos padres.

Lucio Decumio.


16 octubre 2004

Una sociedad enferma

Puentes vacacionales de varios arcos y no pocos pilares, unidos a distintos infortunios de índole técnica y porqué no decirlo, también de destreza personal, me han impedido asomarme durante algunos días a este particular y pequeño ventanuco que no es otra cosa sino mi humilde aportación al universo cibernético.

En fin, superados estos pequeños imponderables y olvidados los días de asueto en mi pequeña villa abulense, acudo de nuevo a mi cita con mis seguidores y mis críticos.

Hace tiempo que no me extiendo sobre uno de los asuntos que más tinta virtual me ha hecho verter en el año y varios meses que llevo asomándome junto a mis reflexiones, a este mi tragaluz. Y es que la inagotable sucesión de patinazos, errores, rectificaciones, desatinos y pifias del actual Gobierno de España, consume tiempo y energías por doquier y sobrepasa con mucho, mi capacidad redaccional y mis ánimos críticos. Si a ello le agregamos el hecho de que en las últimas semanas, he priorizado en algunos de mis comentarios, asuntos de mucha menor trascendencia socio-política, obtenemos como resultado que las materias relacionadas con el terrorismo etarra y sus ramificaciones de toda índole, han sufrido un penoso abandono del que soy deudo y del que pretendo desquitarme en el día de hoy.

Como todo buen lector informado y comprometido con la dinámica y los acontecimientos de nuestro tiempo ya sabe, hace algunos días, las Fuerzas de Seguridad francesas, en estrecha colaboración con la Policía y la Guardia Civil españolas, asestaron un golpe, ojalá que definitivo, a la cúpula de la organización terrorista ETA. Los dos máximos dirigentes de la amalgama de asesinos abertzales, Mikel Albizu "Antza" y Soledad Iparraguirre "Anboto", cayeron en manos de las autoridades francesas cual frutas maduras en una nauseabunda cripta de Urrugne, una localidad del Sur de nuestro ocasionalmente, leal vecino del Norte.

La operación, que llevaba meses preparándose y que ya fue abortada en vísperas de las Elecciones Generales de Marzo del año en curso por motivos de sobra conocidos, se llevó también en sus alforjas a algunos colaboradores de rango menor del clan criminal, pero la esencia del tarro eran la feliz pareja sentimental y criminal que formaban el responsable del aparato político -vaya usted a saber qué demonios significa éso- y su abnegada -y anegada en sangre- compañera, quien también formaba parte del comité ejecutivo de la chusma.

En torno a cuarenta millones de personas de bien que habitan en esta santa tierra española, celebraron, cada uno a su manera, la detención de este dúo sanguinario, así como de sus acólitos. Pero España es muy grande, tanto, que hay rincones en los que la preocupación, el desánimo y el desaliento, suplen a la alegría, al alborozo y a la algarabía, cuando alimañas de la catadura de "Anboto", con quince asesinatos colgados de sus maternales espaldas, son capturadas y puestas a buen recaudo.

Eso es lo que sucedió en Escoriaza -una pequeña localidad guipuzcoana que tuvo el infortunio de dar a luz hace unos cuarenta años a la quintaesencia del vampirismo terrorista- días después del apresamiento de la manada de lobos.

Gentes que se dicen respetuosas de los derechos humanos y de la democracia, representantes comarcales ante el citado consistorio vascongado de los hombres y mujeres de aquélla localidad, no tuvieron empacho en aprobar y digerir una resolución de "apoyo y solidaridad", así como de preocupación por el tratamiento que pudiera recibir de parte de las Fuerzas de Seguridad, hacia su insigne convecina.

Cómo no. Esas gentes, esos concejales, agrupados en torno a muy conocidas y representativas siglas que comulgan sin ambages con la enfermiza patología filoterrorista que no deja de extenderse como una marea negra por todo el territorio vasco, volvieron de nuevo por sus tradicionales fueros para mostrar su altruista inquietud por la suerte del criminal de turno y ofender la memoria y el dolor de las víctimas de los crímenes del objeto de su desasosiego.

Y es un mal, me temo que incurable, éste que afecta a no pocos miles de personas en aquella bendita tierra española. Ante la iniquidad permanente, la infamia constante, la mentira premeditada y el falseamiento deliberado de la realidad y de la Historia, hay pocas cataplasmas que se muestren efectivas, pues los objetivos políticos que persigue la banda con sus delitos y con sus crímenes, son los mismos en los que se estrechan y encastillan los políticos que aprueban este tipo de resoluciones de apoyo a los asesinos y los ciudadanos que les votan para que los representen.

Cada nueva captura, cada nueva desarticulación o descabezamiento del entramado terrorista etarra, es una puñalada en el corazón de quienes desde la barrera política, ven en la lucha armada de sus hermanos de sangre, la excusa perfecta para seguir torturando y chantajeando a más de la mitad de los moradores del País Vasco y por extensión, al resto de la sociedad española.

En definitiva, mientras el fin sea el mismo, mientras la comunión de intereses últimos camine pareja, nos veremos obligados a seguir asistiendo entre atónitos y enojados, a este tipo de episodios que demuestran lo famélico que es el espíritu y la moral humana cuando de defender los más sucios y espurios intereses se trata.

Sólo hay un mecanismo capaz de poner fin a tanta deshonestidad e impudicia y éste no es otro que la colaboración leal y sin fisuras entre PSOE y PP -independientemente del color de los escaños que cada uno ocupe en un momento dado- y la firmeza de éstos en la defensa de las más elementales normas de convivencia y respeto a los derechos humanos. Y ello, aunque el rumbo elegido por algunos sectores del PSOE en este sentido, sea algo más que errático o equívoco. Pero la esperanza es lo último que se pierde.

Lucio Decumio.


05 octubre 2004

José Couso, víctima del terrorismo.... manipulador

Hace aproximadamente un año, redacté un comentario en este mismo espacio virtual, en el que manifestaba mi rabia y mi amargura al respecto de la utilización sectaria y fraudulenta que de las muertes de Julio Anguita Parrado y José Couso en el conflicto de Iraq, hicieron varios partidos políticos, no pocos medios de comunicación y numerosos periodistas.

Me indignaba y aún me indigno al recordar cómo los reporteros que cubrían la información parlamentaria aparecieron ante José María Aznar en el Congreso y le ningunearon portando retratos de José Couso, haciéndole directamente responsable de la muerte del cámara de Tele 5 bajo los impactos de los obuses de un carro de combate americano en Bagdad.

Los informadores, si es que así puede llamárseles, cometieron, como ya dije en su día, una de las mayores vilezas de que se tiene constancia en nuestra breve historia democrática. Un hatajo de plumillas sin el menor sentido de la decencia, acusaban a un presidente elegido por más de diez millones de votantes, de ser el responsable el máximo de la muerte de un periodista en un conflicto bélico.

Sin embargo, lo que me ha traído de nuevo hasta aquí para volver a recordar la figura de José Couso, no son aquellos bochornosos acontecimientos. Si alguien está interesado en leer lo que entonces escribí y en lo que hoy me reafirmo, puede acudir al enlace de Septiembre de 2003 en esta misma página y ser partícipe de mis reflexiones de entonces.

No, la razón por la que vuelvo sobre este triste acontecimiento, entronca con una villanía aún mayor que la perpetrada por muchos políticos y periodistas en aque convulso Abril de 2003, pues el Congreso de los Diputados, que ahora está en las manos emponzoñadas de los políticos que manipularon estos hechos en el pasado, tiene previsto aprobar mañana miércoles una propuesta de IU-ICV para exigir una investigación exhaustiva sobre la muerte de los dos periodistas españoles en Iraq, José Couso y Julio A. Parrado.

Si la proposición llegara exclusivamente hasta ahí, todo entraría dentro del ámbito de la normalidad institucional más absoluta, pues nos encontramos dentro de un sistema respetuoso con las libertades políticas y los derechos individuales y cualquier grupo parlamentario, dentro del círculo de su responsabilidad, puede elevar al Congreso la propuesta que le parezca más oportuna.

Pero desgraciadamente, siempre hay gente dispuesta a llegar más allá, mucho más allá de lo razonable y de lo coherente. Y desafortunadamente, quienes en esta ocasión están a punto de traspasar los límites de la congruencia, son los diputados del PSOE, aquéllos que sostienen en mayor medida, el actual Gobierno de la Nación.

Mientras que el coordinador general de IU, Gaspar Llamazares, sólo esperaba defender esta proposición no de ley ante la Comisión de Asuntos Exteriores de la Cámara Baja, con la intención de que las prestaciones sociales que recibiera la familia de Couso -justas en sí mismas- llegaran a aquélla a través de la declaración de responsabilidad civil subsidiaria de los Gobiernos Español y Norteamericano, la diputada socialista Fátima Aburto -me abstendré de realizar sencillos y rústicos juegos de palabras con su apellido- planteará una enmienda a la proposición por la que abogará Llamazares y que consiste en que las citadas indemnizaciones habrán de encontrar acomodo entre las previstas para las víctimas del terrorismo, consideración esta última, que el Gobierno de Rodríguez desea otorgar a Couso.

Ahí es nada. José Couso, víctima del terrorismo. Aún recuerdo cuánto les costaba a los Gobiernos de Felipe González tratar con honra y con afecto a las víctimas del terrorismo etarra y cuántos años de ostracismo y desapego tuvieron que sufrir los miles de familiares que padecieron las ejecuciones de sus seres queridos a manos de ETA, mientras los socialistas que gobernaron España entre 1982 y 1996, miraban vergonzosamente para otro lado, quien sabe si ruborizados ante sus socios nacionalistas por el triste episodio de los GAL. Y ahora, superándose a sí mismos, embarcados en una alocada carrera que focaliza toda su ira y todo su resentimiento contra los Estados Unidos, utilizan la figura de un pobre reportero abatido en un conflicto bélico para calificar abiertamente a nuestro mayor aliado, al país más poderoso de la Tierra, como Estado Terrorista con mayúsculas.

Son unos insensatos y unos sinvergüenzas. Lo que ni tan siquiera se atreve a proponer IU, ellos lo enarbolan con un disparatado orgullo de izquierda de barricada decimonónica que puede hacernos mucho daño. Afortunadamente, los Estados Unidos, con su actual Presidente a la cabeza, así como el aspirante demócrata a la Casa Blanca, se encuentran inmersos en una dinámica electoral que les aparta, al menos momentáneamente, del mundanal e inconsciente ajetreo demagógico al que juega despreocupadamente el Gobierno de España.

En caso contrario, una llamada a consultas de nuestro embajador en Washington habría sido la lógica respuesta ante tamaño disparate, pues creo que después de la retirada del satélite espía que vigilaba los movimientos etarras entre el País Vasco y Francia y la negativa norteamericana a reparar su poderosa VI Flota en los astilleros de Izar en Cádiz, pocas facturas más podrían pasarnos los Estados Unidos por la irreflexiva política frentista de Rodríguez y sus hordas de iletrados.

Lucio Decumio.