27 octubre 2006

Ausencia obligada

Mi PC funciona realmente mal. Ni siquiera un antivirus como "Bit Defender" parece protegerle contra los bichitos cibernéticos que aletean entre cables, fibra óptica y silicio. Ello me va a obligar a estar ausente durante algunos días, hasta que me reparen el chisme en algún centro especializado o alguien me diga cómo volver a recuperar una operatividad mínimamente normal.

Sólo hay algo seguro en todo esto. Volveré por aquí.

Lucio Decumio.

19 octubre 2006

11-M, linces y extrema derecha

Dado que como he explicado en otras ocasiones, no es mi intención volver a colgar imágenes en mi blog de Zapatero, Rubalcaba, Pepiño, Moratinos, De la Vega, J.A. Alonso, Carod, Maragall, Ibarreche y toda esa interminable lista de vendepatrias, pongo la del bichito campestre que podéis contemplar. Además, si llegáis al final de mi comentario de hoy -enhorabuena de corazón si lo lográis- veréis que la presencia del leopardo carpetovetónico, está justificada.

Por lo que he leído en los últimos días, se disparan los rumores en Internet acerca de la posibilidad de que círculos cercanos al Poder, estén preparando una suerte de atentado de pretendida autoría ultraderechista, con el fin de echar tierra encima de las investigaciones periodísticas independientes que se suceden en torno a los atentados del 11 de Marzo de 2004.

Caso de darse semejante posibilidad -lejana en mi opinión, pues es difícil que se atrevan a tamaña felonía, especialmente cuando mucha gente ya se encuentra sobre aviso en relación al posible delito-, sería la culminación de una estrategia de ocultación, manipulación y tergiversación de la realidad como nunca se ha visto en España.

Pongámonos en lo peor y vayamos por partes. Imaginemos que alguien desde dentro de las cloacas del Estado, organiza semejante crimen y lo ejecuta. Imaginemos, Dios no lo quiera, que el atentado provoca uno o varios muertos e imaginemos asimismo, las reacciones de los protagonistas de la actual escena política y mediática.

Todos hemos asistido en las últimas semanas, a un auténtico aquelarre nacional-socialista que ha tenido como objetivo de sus pestilentes rituales, al Partido Popular. A medida que se incrementan las denuncias del único partido en la Oposición en relación a la claudicación del Estado ante ETA y en torno a las revelaciones periodísticas sobre el 11 de Marzo, las acusaciones de ultraderechismo llegadas desde el Gobierno y sus aliados antisistema, así como las agresiones físicas y verbales contra los dirigentes y militantes del PP, se han multiplicado exponencialmente.

En este escenario, cada día más dantesco, en el que los representantes de diez millones de españoles son insultados, zarandeados y golpeados en cuanto pisan la calle de un número creciente de ciudades y provincias españolas, es fácil imaginar cuál sería la reacción del PSOE, del PSC, del PNV, de ERC, de IU y de los que me faltan.

Esos mismos que han abonado el terreno de la discordia y la insidia, poniendo premeditada y diabólicamente en la diana del hostigamiento físico y verbal al Partido Popular, serían quienes se abalanzarían como hienas contra Rajoy y los suyos, con el fin de darles la estocada final y arrinconarles definitivamente y por la fuerza, de la escena política nacional. Nuevas y más encendidas agresiones de la izquierda radical encontrarían su justificación en ese posible atentado y Gobierno y aliados, conseguirían seguramente lo que vienen persiguiendo con ahínco y denuedo desde que accedieran al poder, a lomos de unos trenes humeantes: la negación política del único partido que se opone a sus designios y que no por casualidad, representa a la mitad de la población de España.

Insisto, me inclino a pensar que algo así no sucederá, pero si el volumen y el nivel de los escándalos en relación al 11 de Marzo continúa elevándose y la población se muestra cada vez más receptiva frente a esas revelaciones y desasosegada ante las cesiones al entramado terrorista etarra, no es descartable que presenciemos una huida hacia adelante de esas características, pues a un Gobierno y a unos socios cada vez más acorralados ante la evidencia cada vez más nítida de su implicación en la trama organizativa, ejecutora y ocultadora de los atentados contra los trenes de cercanías de Madrid, poco les podría importar urdir la muerte violenta de alguien más, con el espurio fin de atribuírsela políticamente a la derecha, hundirla socialmente y de este modo regatear, al menos durante unos meses, su responsabilidad en la masacre de 2004.

Sin embargo y aunque no me cansaré de insistir en que la posibilidad me parece remota, por nauseabunda y chabacana, no hay que desecharla, a la vista de los extraordinarios réditos que obtienen la izquierda y el nacionalismos, de esta infernal liturgia que consiste en preparar el terreno informativo, así como las conciencias y el sentido crítico de la opinión pública, con bulos, noticias, rumores, chismes, manifestaciones y curiosas casualidades, antes de que se produzca un hecho traumático y efectista que sea el colofón a todo ese concienzudo trabajo preparatorio y que desencadene la cólera de un populacho ignorante que lleva años enganchado al pensamiento débil y a la propaganda de todo a cien.

Cambio de tercio, pero no de coso. Decía lo del lince en el título de este farragoso comentario de hoy, debido a que en Madrid, para quienes no vivan aquí, también se ha puesto en marcha un mecanismo de calentamiento de la opinión pública, muy similar al que precedió a los atentados del 11 de Marzo y también muy parecido al que ha ocupado casi todas las líneas que he redactado hoy. Ecologistas y Partido Socialista se oponen furibundamente desde hace tiempo, al desdoblamiento de una carretera que es una auténtica autopista hacia el Hades y el Averno, pues ha costado la vida a cientos de personas en las últimas décadas. Consideran los angelitos guardianes del medio ambiente y de la fauna, que el número de árboles talados y los nidos de algún buitre desubicado, son más importantes que la integridad física de los miles de conductores que transitan al año por esa vía.

Pues bien, como nadie les hacía demasiado caso, algo normal por otra parte, hace tres o cuatro meses, zonas cercanas a la carretera aparecieron sospechosamente sembradas de excrementos felinos, que los apóstoles del ecologismo altisonante e integrista, inmediatamente atribuyeron a las entrañas de algunos ejemplares de lince ibérico que teóricamente, habitaban por aquellos lares.

Vaya por delante que no existe constancia de que nadie haya visto lince alguno en esa zona en los últimos cincuenta o setenta años, pero una posible presencia de la bestezuela en la inmediaciones de la carretera, es un fruto informativo y político al que el PSOE podría y sabría sacar mucho zumo si, casualmente y unas semanas antes de las elecciones autonómicas y municipales de Mayo de 2007, un gatito de éstos apareciera muerto por estos parajes.

Mucho cuidado Esperanza. Las balas del urbanismo que dispara ahora Simancas, parecerían de fogueo comparadas con las que percutiría el pequeño zascandil socialista llegado el caso que cito.

Si no se paran en barras con las personas, mucho menos con los animales.

Lucio Decumio.

10 octubre 2006

Medias docenas

Mantengo mi promesa, realizada hace unos meses, de no volver a pringar esta página con instantáneas de traidores, titiriteros y criminales. Un simple número bastará como ilustración del comentario de hoy.

Hace sólo unos meses, las noticias que motivaban la justa irritación y el debido escándalo entre las personas decentes, solían sucederse a diario, razón por la cual, era prácticamente imposible seguir el rastro de la infinidad de noticias de naturaleza política, económica o social que en otras circunstancias, habrían sido objeto de espanto e incredulidad durante largas semanas, incluso meses.

A día de hoy, las cosas han cambiado y como no podía ser de otro modo, a peor. Desde que concluyó el período estival, la sucesión de hechos que nos han sobresaltado y nos han llenado de inquietud y de zozobra, se cuentan por medias docenas diarias. Y si mis lectores no me creen, haré glosa de toda una serie de acontecimientos ignominiosos de los que hoy hemos tenido conocimiento, hasta llegar a la mencionada cifra. Posiblemente me quede corto, pero ya es tarde y la llamada del cansancio es cada vez más insistente.

Caso 1. Penúltima agresión en Cataluña a los representantes del Partido Popular, como resultado de la siniestra campaña de satanización que ha llevado a cabo el Partido Socialista, en colaboración con el resto de fuerzas políticas antisistema, para arrinconar, apartar y eliminar a la formación que preside Mariano Rajoy, de la vida pública y política de la Nación. Si con ésta, Piqué no cae del guindo, no sé a qué nuevos y más graves acontecimientos tendrá que aguardar.

Caso 2. No recuerdo las veces que Bono ha negado la mayor y ha evitado postularse como candidato a la Alcaldía de Madrid. Pues bien, el ínclito trilero se muestra ahora la mar de feliz por el interés, el apoyo y los arrumacos que le brindan desde su partido, para que opte a tan egregio sillón.

Caso 3. En el marco de las abyectas e ilegales negociaciones que lleva a cabo el Gobierno con la banda asesina ETA, uno de sus más sanguinarios depredadores consigue que se reduzca a la mínima expresión, la petición de pena realizada por el fiscal hace unos meses. La idea inicial era que, tras las amenazas terroristas vertidas por el animal -no olvidemos su alias- el cuadrúpedo no saliera de su jaula hasta que no estuviera convenientemente forrado de madera de pino. Sin embargo, el sicario, en huelga de hambre por la nada halagüeña situación carcelaria que se le avecinaba, logra sus objetivos entre el asombro y la pesadumbre de quienes fueron sus víctimas.

Caso 4. La prodigalidad socialista con el dinero ajeno y su particular sentido de la justicia distributiva, vuelven a escribir en el día de hoy, uno de sus más paradigmáticos episodios. Moratinos se da una vuelta por el África subsahariana con un maletín lleno de millones de euros extraídos del sudor de los contribuyentes españoles, para entregárselo en mano a los caciques de varios países de la zona. El objetivo, ayudarles a que, una vez hayan desviado los fondos a sus cuentas blindadas en frondosos paraísos fiscales, sus súbditos sigan abandonando en masa sus naciones, a bordo de frágiles esquifes que llenen las costas canarias y los fondos marinos del Atlántico, de miles de negritos engañados por la promesa de un futuro áureo y próspero.

Caso 5. Un partido de fútbol entre dos equipos regionales, se convierte en el retrato realista, al más puro estilo Antonio López, de la España de Zapatero. Miles de fanáticos independentistas reunidos en un estadio, loan las proezas de los desalmados gudaris de la tribu, mientras los gobernantes de ambas comunidades se miran complacientes al ombligo, a sabiendas de que las autoridades competentes, no sólo no actuarán contra tan desvergonzada demostración de chulería, sino que mirarán tranquilamente hacia otro lado hasta que escampe, que no tardará.

Caso 6. Penúltima constatación de la ruina del Estado de Derecho en España, tras la suspensión de la cumbre de ministros de vivienda que se iba a celebrar en Barcelona los próximos días 16 y 17 de Octubre. La razón: evitar la más que segura batalla campal que desatarían los grupúsculos de la izquierda antisistema que pululan a sus anchas por la Ciudad Condal, con motivo de tan relevante acontecimiento. A estas horas, los valientes vástagos políticos de Carod y demás caterva, estarán celebrando su victoria sobre la decencia y la Ley, con una de sus tradicionales orgías de rebuznos y eructos, que a buen seguro se habrán encargado de regar con los aromáticos orines y los apetitosos excrementos que desprenden sus entrañas.

Podría seguir, pero prometí sólo seis.

Lucio Decumio.

03 octubre 2006

Guerra de trincheras

Soldados australianos se protegen con mascarillas anti-gas en una trinchera durante la I Guerra Mundial.

El término se acuñó durante la I Guerra Mundial y hacía referencia a la estabilización o estancamiento de los avances de los contendientes en el Frente Occidental a partir de 1915. Tal y como se ha visto en infinidad de películas, básicamente franceses e ingleses de un lado -con el apoyo norteamericano a partir de 1917- y alemanes por otro, se enzarzaron en un conflicto espeluznante, con trincheras inundadas de barro y superpobladas de ratas, como escenario principal del conflicto.

Ninguno de los dos bandos era capaz de romper o traspasar las líneas enemigas y durante casi tres años, miles, tal vez millones de jóvenes ingleses, alemanes, italianos, franceses, americanos y de un sinfín de nacionalidades más, murieron mirando de frente a los nidos de ametralladoras de sus enemigos, mientras intentaban con desgarradora futilidad, alcanzar las trincheras de un adversario que en ocasiones, se encontraba a sólo unos metros de distancia de las propias líneas.

Técnicos consumados en lanzar a batallones completos a un más que seguro sacrificio, fueron los franceses, especialmente en batallas como la del Marne o la de Verdún, lugares en los que miles de soldados galos perecían cada hora sin que su suerte pareciera importar lo más mínimo a sus mariscales o generales. Las pírricas victorias del Ejército dirigido por Pètain en ambos episodios, se debieron básicamente a la valentía, la audacia y el arrojo de sus soldados y en no pocas ocasiones, al miedo a sufrir un consejo de guerra o a morir fusilados por sus propios compañeros, si desobedecían las demenciales órdenes de ataque en masa de unos oficiales atorados y encastillados en periclitados conceptos de estrategia bélica.

Sin embargo, aquella riada de muerte que zahirió con espantosa crueldad a las tropas francesas, terminó surtiendo el efecto deseado por el alto mando francés y mantuvo a raya a los alemanes, mientras esperaban ansiosos los refuerzos que llegarían desde América para cambiar el curso de la Historia.

Todo esto viene al caso, porque tras los postreros episodios que hemos podido leer y contemplar de esa siniestra novela que es el antes, el durante y el después del 11 de Marzo, las últimas decisiones del alto mando del ejército gubernamental, me recuerdan a los desesperados y suicidas ataques de la infantería francesa encaminados a detener el avance alemán.

Con la afortunada salvedad de que, al contrario de lo que sucedió hace noventa años en las riberas del Marne o en los aledaños de Verdún, no parece que el ejército que se empeña en atajar la lenta pero decidida marcha de los que pugnan por averiguar la verdad de lo ocurrido aquel infausto jueves, tenga demasiado éxito, pese al terrible desgaste que están sufriendo sus cuerpos de infantería.

Pensaron, como tantos otros estrategas del tres al cuarto, que su infinita superioridad de medios y personal, garantizaría una victoria aplastante frente a un enemigo desmoralizado y desubicado por el golpe mortal del 11 de Marzo.

Sin embargo, pese a esa supremacía numérica, el ejército que defiende el estandarte de la versión oficial, emplea cada vez más energías en recomponer de forma improvisada sus líneas defensivas, así como en obstaculizar el progreso de sus enemigos, que en pasar a organizarse convenientemente para tomar una iniciativa que cada vez contempla más alejada de sus posibilidades.

Su enemigo, un ejército que empezó siendo pequeño, destartalado e insignificante, ha ido cobrando efectivos y energías y gracias a su pujanza, su audacia y sobre todo, a la fe y a la convicción que muestran en torno a la nobleza y la dignidad de su empeño, está arrinconando al poderoso Leviatán, mientras éste no para de sacrificar a algunas de sus mejores unidades -léase ABC, El País, el juez Garzón- tratando de detener un avance cada vez más firme.

P.D. Olvidémonos por un momento de símiles y comparaciones con sangrientos episodios del pasado y centrémonos en el hecho de que el PSOE y el Gobierno han ordenado la inmolación sin condiciones de dos de sus mejores siervos -ABC y Garzón- ante un caso tan poco ilustrativo de la relación de ETA con el 11-M, como el del informe que hacía referencia al ácido bórico.

Si han sacrificado esas dos piezas para tratar de echar cemento sobre este caso que para mí, insisto, resulta muy poco significativo de la relación etarra con los atentados, yo me pregunto qué no harán en el futuro para tratar de ocultar o eludir sus responsabilidades por acción, omisión u ocultación, cuando las revelaciones acerca de esa conexión y de otras aún más nauseabundas, ya sean incontestables.

De hecho, algo tienen que estar preparando y no sólo son las amenazas que ha proferido hoy Antonio Camacho contra quienes osen poner en duda la profesionalidad policial, tanto dentro y fuera del cuerpo. Andémonos con mucho cuidado.

Lucio Decumio.