29 abril 2004

Alegrías sospechosas

Resulta curioso y digno de estudio, al tiempo que estremecedor e inquietante, el hecho de que tras la victoria del PSOE en las Elecciones Generales del 14 de Marzo, únicamente hayan expresado su alborozo por el triunfo de Zapatero, todos aquellos que de una forma u otra, más solapada o más abiertamente, se han declarado enemigos y rivales de España durante los últimos años.

Algunos es posible que arguyan la idea de que esos contrincantes que sostenían duros pulsos con nuestro Gobierno anterior a las Elecciones, lo eran exclusivamente en virtud de la orientación política de aquél, así como de sus actos y decisiones, tanto internas como externas.

Pero yo creo que no y a las pruebas me remito cuando digo que las tensiones originadas y creadas desde los nacionalismos periféricos, han estado siempre ahí, independientemente del signo del Gobierno nacional. La indisimulada satisfacción con que ha sido recibida la llegada de Zapatero a la Moncloa por individuos tan concienzudamente atravesados como Ibarreche, Carod-Rovira y Maragall, así como por las organizaciones políticas que los representan y que ellos mismos encabezan, como el PNV, el PSC, Esquerra Republicana de Catalunya o el Bloque Nacionalista Galego, no creo que sea fruto de la convicción de que un nuevo talante, más abierto y dialogante, se ha instalado en el Gobierno de Madrid.

Al contrario, considero que ese regocijo que se ha apoderado de los nacionalistas procede de la certeza de que con Zapatero y el PSOE en la Moncloa, la idea de España como Nación ha quedado y va a quedar en el futuro, profundamente debilitada, pues de todos es bien sabido que los socialistas aún arrastran graves complejos anti-nacionales que se remontan a la derrota sufrida por la República durante la Guerra Civil y que encuentran su estado embrionario en una decimonónica lucha de clases que aún no han sido capaces de sacudir de su subconsciente ideológico.

Otro de los actores que ha mostrado hasta el vómito su felicidad por el cambio de gobierno en España, ha sido Marruecos. La visita oficial que ha realizado hace escasos días el nuevo Presidente del Gobierno a nuestro vecino del Magreb, sólo ha servido para certificar que la monarquía alauí y todo el submundo de corruptelas que se mueve a su alrededor, se están frotando las manos ante la perspectiva de que un gobernante tan tierno y meloso como Zapatero haga la sonriente vista gorda ante todas las fechorías que desde hace tiempo tienen previsto perpetrar en el Sáhara.

Esquilmar y dominar aquel territorio sobre el que se han aprobado numerosas resoluciones en Naciones Unidas acerca de su autodeterminación y soberanía, es la más vieja y ambiciosa aspiración del expansionismo marroquí, ante la que en durante los últimos años, sólo se ha opuesto la firmeza de José María Aznar. Asimismo, pensar que las tradicionales e infundadas reclamaciones marroquíes sobre Ceuta, Melilla y demás plazas africanas, se verán atenuadas por la seductora presencia de Zapatero en la Moncloa, es pecar de ingenuos hasta límites muy peligrosos y no conocer ni reconocer, el particular, taimado y traicionero temperamento con que nuestros vecinos sureños han afrontado siempre sus relaciones con España.

En último término, regímenes caracterizados por su amplitud de miras, su respeto a las libertades individuales y su compromiso con los derechos humanos como los que gobiernan Cuba o Venezuela, también han mostrado sin ambages su júbilo por la victoria de Zapatero, por no hablar de los terroristas islámicos y de los Estados que les amparan y cobijan, que tras el atentado de Madrid, han visto colmadas e incluso sobrepasadas, todas las expectativas que habían depositado en su barbarie y su crueldad.

Seguro que nos esperan tiempos difíciles.

Lucio Decumio.

25 abril 2004

Fotogramas

Hace unos días me preguntaba y no paraba acerca de las razones por las que el número de visitas a mi página había experimentado unos registros hasta entonces, desconocidos para mí. Un buen amigo fue el encargado de hacerme saber que uno de los más ínclitos e insignes críticos que zascandilean por la "blogosfera", había tenido a bien dedicarme unos nada aduladores párrafos en su particularísima página. Como hombre ecuánime y juicioso que soy, pese a que los de siempre, ángeles custodios de la corrección política y del pensamiento único, vean o quieran ver en mis palabras, pinceladas racistas, lienzos excluyentes o incluso interminables galerías xenófobas, le devuelvo a Borjamari el favor de las visitas de mis tradicionales lectores.

Posiblemente no las reciba o quiera recibir de buena gana, pues vivirá bajo la convicción de que están trufadas por las mismas pústulas socio-políticas que me aquejan a mí, pero insisto, cerca de 500 vistas a mi página en menos de tres días le hacen digno acreedor de que yo le reintegre, aunque sea en mucha menor medida, tamaña merced.

Se quiera o no, la vida es así; mixtura de ideas, cruce de pensamientos e intercambio de pareceres, todos ellos respetables y matizables, siempre y cuando no busquen premeditadamente fundar estados de opinión violentos o retorcidos. Y hablando de intercambio de pareceres, ya que alguien en el ejercicio de su libertad de expresión, se permite exponer su dictamen sobre mi página y sus contenidos, espero que se me permita hacer lo propio, pero en sentido contrario.

Hace bastantes meses que sabía de la existencia de la página de este buen hombre y ocasionalmente en ella había entrado. El muchacho, que vive relamido y encantado de haberse conocido, se defiende a la hora de escribir, pese a los notables, aunque escasos, errores ortográficos, sintácticos y de puntuación que suelen acompañar a sus comentarios. Pero en resumen, no es mal redactor el mozalbete, desde luego que no, aunque para mi gusto, beba excesivamente de las fuentes formales y contextuales de las críticas cinematográficas que cualquier aficionado al Séptimo Arte pueda leer semanalmente en la revista Fotogramas. Y en último término, aunque venga envuelta en un pesado fardo de recarga adjetival y efectismo de salón, los tintes sarcásticos e irónicos que le aplica a sus comentarios, son de agradecer.

Y ya lo dejo, que se me hace tarde y tengo que entregarme a cuestiones de calado, como por ejemplo, la contemplación del gran clásico del fútbol español, eso sí, no sin antes cumplir con mis deberes dominicales de racista enfebrecido y linchar a algunos seres inferiores que se crucen en mi camino, que últimamente, me estoy volviendo blando.

Lucio Decumio.

20 abril 2004

El primer embuste de Zapatero

Eso sí que es batir plusmarcas. Investido el sábado como Presidente del Gobierno, toma posesión el domingo por la mañana con el resto de su Gabinete y a las 18.30h de ese mismo domingo, cuando los españolitos de a pie intentábamos sacar partido, entre el estruendo provocado por mil vecinos andinos incivilizados, de ese estupendo largometraje que es "Contact", Zapatero logra colarse en la pequeña pantalla de nuestros hogares para anunciar que ha tomado la decisión de retirar inmediatamente las tropas españolas estacionadas en Irak.

Si mal no recuerdo y y si mal no recordamos todos, Zapatero se había venido comprometiendo con la opinión pública desde hacía más de un año en el sentido de que si era elegido Presidente del Gobierno, retiraría a los soldados españoles destacados en Irak si antes del 30 de Junio de 2004, Naciones Unidas no se había hecho cargo de la situación en aquel desolado país.

Es más, el nuevo Presidente de nuestra Nación se había obligado ante los españoles y ante sí mismo a pelear ante el Consejo de Seguridad de la ONU para conseguir que se aprobara una nueva resolución que intercambiara el mandato de las tropas internacionales allí destinadas en favor de este organismo internacional y en perjuicio de los norteamericanos.

Pero no. Zapatero, tras más de un año insistiendo en esa idea y después de hacerla valer durante el debate de investidura del pasado sábado, ha tirado por la calle de en medio sin encomendarse ni a Dios ni al diablo y haciendo gala de una falta de solidaridad estremecedora, ha dado la esperada orden con setenta días de antelación.

Yo quiero detenerme en las consecuencias de este acto y en las motivaciones que pueden haberle impulsado a actuar con tan insolente precipitación.

En primer lugar, si tal y como sostiene la investigación oficial, los atentados de Madrid fueron cometidos por células integristas islámicas -algo que, a la vista de los perfiles delictivos de los delincuentes detenidos parece cada día más improbable- los terroristas árabes y los dirigentes de los países musulmanes que los apoyan y los financian, ya saben cuál es el camino a seguir para derrumbar a más gobiernos democráticos occidentales y para obtener de éstos las concesiones que deseen. Por ejemplo, si al melífluo y amanerado monarca marroquí se le mete un día en su esfínter otra cosa que no sea el inhiesto falo de algún adónico sirviente de palacio -como bien podría ser la idea de recuperar a toda costa Ceuta y Melilla- sólo tiene que tensar la cuerda, apoyarse en sus resortes anti-occidentales en suelo español -muy conocidos y activos, por otra parte- y entrar en contacto con quienes ya sabe, para que hagan lo que mejor saben hacer. Si a ello añadimos que el Presidente del Gobierno en esos momentos puede ser Rodríguez Zapatero, las probabilidades de éxito del soberano sodomita, se elevarán cual acciones de Prisa tras victoria electoral socialista.

Trasladándonos a escenarios más probables, por su cercanía en el tiempo más que por otra cosa, los fundamentalistas islámicos podrían atentar en las vísperas de las elecciones norteamericanas, polacas, australianas, italianas o británicas, perpetrando masacres como las padecidas en Madrid, con el fin último de volver a invertir las intenciones de voto de los electores y que éstos actúen condicionados por el miedo y el pánico. Si Zapatero ha retirado las tropas españolas de Irak por temor a tener que afrontar durante los primeros días alguna baja en aquella convulsa zona, tal vez en el futuro tenga que vivir con la carga de que cientos de italianos murieron reventados en el metro de Roma, docenas de londinenses perecieron acribillados en los pasillos del aeropuerto de Heathrow o quizás miles de americanos cayeron víctimas de la explosión de alguna bomba sucia en Denver, Houston o Boston, simplemente porque este sucedáneo de dirigente, este aprendiz de gobernante, mostró su cara más cobarde y pusilánime nada más tomar posesión de su cargo.

En último término, muchos comentaristas se preguntan el porqué de tanta precipitación y las razones que han movido a Zapatero a traspasar con peligrosa inconsciencia, los límites de su propia promesa. Unos creen que se trata de un golpe de efecto, destinado a mostrar una cara a la vez dura y comprometida con su palabra. Pueden estar en lo cierto. Otros piensan que con su irreflexiva premura, trata de oscurecer el brillo de algunas informaciones que arrojan muchas dudas sobre la autoría del 11-M y sobre las conclusiones de los investigadores. Y en este segundo caso, creo que aún están más en lo cierto.

Por mi parte, añadiré una última consideración y es que el abofeteo al que ha sometido con esta decisión a uno de sus mayores rivales dentro del PSOE, José Bono, ha sido realmente estereofónico. Le hace cruzar el Tajo y abandonar la Presidencia de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha para entregarle la cartera de Defensa y antes de que el nuevo y flamante ministro haya podido tomar posesión del cargo, se lo lleva del brazo ante las cámaras de televisión y le desautoriza delante de 40 millones de españoles, lanzándole una autoritaria carga de profundidad para hacerle saber quién manda realmente en el partido.

El inocente Bambi se ha transformado en el taimado Scar. Mucho cuidado. Esto sólo es el principio del talante dialogante y de la voluntad negociadora de ZP.

Lucio Decumio.

19 abril 2004

Conflictos con vecinos indeseables

Tiempo ha que no hablo de los vecinos ecuatorianos que desde hace cuatro años aproximadamente, nos vemos mi familia y yo en la obligación de soportar. Viven en el piso inmediatamente superior y en este período de tiempo, pierdo la cuenta de las veces que les hemos llamado la atención, haciéndoles saber que los modales y los comportamientos "chabolescos" de las barriadas de Quito o Guayaquil, de las que con toda seguridad proceden, no son en ningún modo exportables a las ciudades y los países que en España les acogen.

Pues bien, una y otra vez ha llovido sobre mojado. En la medida de lo posible, se ha tratado educadamente de evitar que sus masivas fiestas andinas se prorrogaran más de doce o catorce horas, se les ha invitado reiteradamente a que se quitaran los tacones para andar sobre el suelo de su piso, se les ha conminado a que reprendieran a sus hijos cuando pisotean alegremente el terrazo y corren por la casa como si estuvieran en plena Casa de Campo; en fin, se ha tratado por todos los medios de que entendieran que se encuentran en una comunidad de vecinos y que se deben guardar unas mínimas normas de convivencia, respeto y urbanidad. Pero no sólo no nos han hecho caso, sino que lejos de modular su comportamiento y empaparse de las costumbres de la Nación y la ciudad que les ha dado una segunda oportunidad, se han reído de nosotros en nuestra cara en multitud de ocasiones -aquí, las paredes y los techos también oyen- nos han cerrado su puerta en las narices y nos han amenazado y tratado despectivamente cuando les hemos reconvenido.

Y hoy he estallado. Hablar con esta gentuza es como tratar de convencer a una estatua para que baile "break-dance", así que tras seis horas ininterrumpidas de arrastre de muebles por el techo de mi casa, que me ha impedido disfrutar de una gran película como es "Contact", que ha evitado asimismo que pudiera disfrutar de una reparadora y merecida siesta y que me ha imposibilitado para poder leer tranquilamente alguno de los cientos de libros cuya lectura mantengo pendiente, he subido a su casa, he llamado a su timbre y he aporreado su puerta.

Me han abierto, sin siquiera preguntar quién llamaba, dos críos de unos ocho y cuatro años respectivamente, a los que he reprendido con dureza por el escándalo sin precedentes que se había desatado en ese piso en la tarde de hoy domingo. Me han pedido perdón, pero a mí me ha dado igual; les he indicado que llamaran a su madre o a quien fuera y ha venido una ecuatoriana oronda, con la que en más de una ocasión ya he tenido algún enfrentamiento verbal y la he advertido de que ésa era la última vez que subía a amonestarles, que a la próxima, llamaría a la policía y presentaría una denuncia.

Un aparte para decir que la idea de elevar nuestras protestas contra la propietaria del inmueble, están descartadas, pues se trata de una persona desequilibrada y paranoica como pocas he conocido. Baste decir que antes de nuestra llegada al bloque en el que actualmente vivimos, ya era conocida entre los más de cuarenta vecinos del mismo con el sobrenombre de "la loca del cuarto".

En fin, a lo que iba. Como la humildad o la modestia son facultades o conceptos que estas gentes llegadas de lejanas tierras se niegan a integrar en su vocabulario y en sus modos de comportamiento, la gordinflona se ha encarado conmigo, como era de esperar, mientras que sus atemorizados retoños contemplaban la escena.

Al cabo de un par de horas, cuando ha llegado el cabeza de familia, ha bajado con la madre a pedir explicaciones sobre mi comportamiento. Lo nunca visto. ¡¡¡Ése sinvergüenza, máximo responsable de que durante los últimos cuatro años hayamos vivido con un zoológico encima de nuestras cabezas y no con unos vecinos decentes, se atrevía a bajar a mi casa a ajustar cuentas conmigo por mi último y encendido toque de atención!!!

Afortunadamente, mis padres ya habían llegado a casa y han servido como colchón entre ése indeseable malencarado y yo, que en caso contrario, se lía, seguro. Yo soy una persona enormemente pacífica. Tan es así, que jamás me he peleado con nadie, nunca he golpeado a nadie y en la vida me he visto envuelto en reyertas, trifulcas o altercados. La moderación en mis ademanes, mis gestos y mis palabras es mi tarjeta de visita y cualquiera que me conozca, sabe positivamente que es así. Pero es que hoy me han sacado definitivamente de mis casillas. No soporto su mala educación, sus aspavientos, su falta de respeto al prójimo y sus modales despectivos, insolidarios, chulescos, agresivos y tirantes, tapizados de inocente victimismo inmigratorio.

Y en último término, ha concluido amenazándome con encontrarnos en la calle y bla, bla, bla. Sobra decir que no creo que haga nada y que en caso de atreverse, no será con menos de seis u ocho, primos, familiares o compatriotas.

Estoy harto de que los matones y los pendencieron, independientemente de su origen o condición, campen a sus anchas por España, abusando de la buena fe y de la buena disposición de la gente que se encuentran a su paso y que cuando éstos últimos plantan cara y dicen basta, aquéllos amaguen y amenacen con más virulencia si cabe, al comprobar que se trata de poner cortapisas a su comportamiento selvático y avasallador.

Mucho me temo que los próximos capítulos de esta historia se tendrán que escribir en clave de juzgados, querellas y denuncias.

Lucio Decumio.

16 abril 2004

Reflexiones automovilísticas

Mis más fieles lectores saben -y aquéllos que no lo sean podrán percatarse haciendo un poquito de "scroll" en esta página- que en fechas recientes, he tenido la oportunidad de desplazarme hasta la noble capital de Andalucía, con la intención de disfrutar de unas merecidas jornadas de desconexión laboral. Sevilla y AVE son dos conceptos prácticamente indisolubles, bien es cierto, pero ávido como estaba de regocijarme en la conducción de mi nuevo automóvil, decidí engullir los 545 kilómetros que separan a Madrid de Sevilla, transitando por el asfalto de la Nacional IV -ahora, autopista A4- y no cómodamente arrellanado en la butaca de algún vagón del Tren de Alta Velocidad.

No son pocas las veces que últimamente, he tenido la oportunidad de trasladarme por esta carretera, que va dejando a Este y Oeste, paisajes realmente excepcionales, como las inmensas y luminosas llanuras manchegas, los infinitos olivares jiennenses o los plomizos riscos de Despeñaperros. Para percatarse y llenarse de estas fantásticas estampas sureñas, conviene viajar sentado plácidamente en el asiento del acompañante, pero cuando el acompañante y el conductor son la misma persona, los campos, los frutales y las montañas pasan a un segundo plano. Al menos para un automovilista madrileño como Lucio Decumio, acostumbrado a que en las últimas semanas, el precio de la gasolina sin plomo de 95 octanos vaya recortando pequeños peldaños en una imparable escalada alcista que busca desesperadamente alcanzar el techo del euro por litro. Un atraco sin precedentes, a la luz de mis averiguaciones durante el mencionado viaje a Sevilla.

Sé que el cambio de dirección que acabo de imprimir a mi comentario ha sido tal vez demasiado escarpado, pero como decía, un solitario conductor en ruta desde Madrid hacia Andalucía, ha de pasar de puntillas sobre la contemplación arrobada del paisaje que le rodea y prestar mucha más atención a variables más relacionadas con el seguro e imperturbable discurrir de su travesía. Y una de esas variables no es otra que la de las gasolineras que se va encontrando a su paso.

Estés donde estés -Madrid capital, Sevilla, León o Guarromán- y siempre dentro del conjunto "gasolineras o estaciones de servicio", encontramos invariablemente varios subconjuntos, como por ejemplo el subconjunto "surtidores", el subconjunto "lineales rebosantes de Pringles, Mars, Ruffles, Coca-Cola, Lanjarón o Trident", el subconjunto "excusados" o el subconjunto "cafetería-restaurante anexo". En fin, que el conjunto "gasolineras o estaciones de servicio" engloba decenas de subconjuntos que terminan por dar forma a un microcosmos de pequeñas ofertas de esparcimiento, recreo o descanso, sobre las que el atribulado conductor, haga o no haga uso de ellas, pasa por encima sin prestar excesivo interés, al menos en mi caso particular.

Sin embargo, esa aparente homogeneidad de los subconjuntos del conjunto "gasolineras y estaciones de servicio", se altera dramáticamente cuando abandonas el extrarradio de la capital de la Nación, ya que uno de los subconjuntos del conjunto "gasolineras y estaciones de servicio" empieza a decrecer en una relación que es inversamente proporcional a la distancia recorrida desde Madrid. Es decir, cuanto más grande es la distancia que te aleja de la gran ciudad, más decrece ése subconjunto, que no es otro que el de "precios de los carburantes".

No exagero nada cuando afirmo que en más de una ocasión, durante mi recorrido de ida y de vuelta, llegué a golpear con ira incontenible el inocente volante de mi vehículo, en un acto reflejo y primario con el que descargaba la furia que me invadía al contemplar como estaciones de servicio -provinciales y capitalinas- de Jaén, Córdoba, Sevilla o Ciudad Real, vendían el litro de carburante a precios que oscilaban entre 4 y 7 céntimos menos respecto a los que abonamos normalmente en la capital de España. Y eso no es todo. En dos gasolineras, el precio llegaba a abaratarse hasta en 15 pesetas.

Conclusión. En Madrid capital, los conductores somos sistemáticamente atracados, robados, asaltados, rapiñados, saqueados y desplumados cada vez que acudimos a cualquier gasolinera a llenar amablemente el depósito de nuestro vehículo. Y vivo en el convencimiento de que es así, porque difícilmente puedo hacerme a la idea de que las petroleras que refinan el crudo en España, vendan sus carburantes a distintos precios dependiendo de la provincia en la que lleven a cabo el negocio. Si los propietarios de las estaciones de servicio de otras regiones ganan dinero vendiendo gasolina a 15 pesetas menos que lo hace el mismo gremio que opera en Madrid capital, podéis imaginaros los beneficios de estos últimos cobrando el carburante al precio que nos lo venden.

A partir de ahora, cada vez que me detenga en una gasolinera de Madrid capital o alrededores, no podré evitar que me venga a la cabeza la imagen de un bandolero de Sierra Morena, echando gasolina en el depósito de mi coche.

Lucio Decumio.

13 abril 2004

Sevilla

Sevilla envuelve y embriaga con aroma de azahar y mujeres deslumbrantes. Sevilla es frenesí de detalles imposibles de memorizar, sucesión de estampas pigmentadas por infinidad de colores y catarata de imágenes que rebosan a los sentidos y al espíritu. Sevilla es caos de delicias, confusión de encantos y desgobierno de placeres. Sevilla es una y un millón de almas a la vez. Sevilla es una fértil huerta que abruma hasta no poder escoger entre sus miles de jugosos frutos. Sevilla no te permite elegir entre sus partes; te obliga a llevártela toda.

Sevilla es veneración y respeto ante las infinitas escoltas de nazarenos que desfilan delante de sus santos. Sevilla son las calles asfaltadas por la cera de sus cirios. Sevilla es hipnosis colectiva frente al vaivén de sus Vírgenes y sus Cristos. Sevilla es el balanceo del palio, el giro milimetrado de los costaleros entre angostas y retorcidas callejuelas y el sonido seco de los ciriales al golpear sobre los adoquines.

Sevilla es devoción y recogimiento en el ocaso del Jueves Santo. Sevilla son millones de miradas teñidas de desazón y angustia por las nubes que le hurtan el celeste de sus cielos. Sevilla es una delante de un transistor mientras aguarda con impaciencia, noticias esperanzadoras. Sevilla es el desconsuelo de la Hermandad de la Macarena y la congoja de los cofrades del Gran Poder ante el castigo que les arroja el firmamento. Sevilla es la algarabía de Triana al conocer la tregua celestial. Sevilla son los clarines y los timbales de las bandas que arriban a la Calle Pureza en busca de su patrona. Sevilla es la saeta que recibe a La Esperanza de Triana al salir imponente de su templo. Sevilla es pasión, griterío y lágrimas de júbilo de miles de vecinos que flanquean a La Trianera y al Cristo de las Tres Caídas. Sevilla son los miles de pétalos de rosa que llueven desde las azoteas de Triana para reverenciar a su Virgen.

Sevilla es luz insólita cuando la lluvia deja de anegar ilusiones y da paso a un sol arrollador. Y entonces, sólo entonces, Sevilla se convierte en una Catedral sobrenatural y sobrecogedora, en una minúscula Giralda contemplada desde Mateo Gago, en un aromático Patio de los Naranjos y en unos esplendorosos Reales Alcázares. Entonces y sólo entonces, cuando abruma el turquesa de los cielos y el Magno Entierro discurre por la Carrera Oficial, la Judería seduce, la Torre del Oro reluce y un visitante confundido no acierta a averiguar si acaba de topar con un coso inmaculado que se incrusta entre límpidos edificios o si por el contrario, son esas casas las que decidieron fundirse para dar forma a un ruedo legendario.

Sevilla es tanta y tan poco el tiempo.

Lucio Decumio.

06 abril 2004

Nuevas amenazas integristas islámicas

A continuación y dado su interés informativo y sociológico, reproduzco el comunicado enviado por el Grupo Ansar Al Qaeda en Europa al diario ABC, en el que advierte a España y a su Gobierno de que convertirá nuestro país en un infierno de atentados, sangre y muerte, si no retiramos las tropas de pacificación que tenemos estacionadas en Irak. Al parecer, el Ministerio del Interior y los Cuerpos de Seguridad del Estado, no le restan credibilidad a las amenazas, sino que por el contrario, las toman muy en serio, algo de lo que me alegro, en vista de los últimos acontecimientos que nos ha tocado vivir.

En fin, ahí va el texto, con mis pertinentes anotaciones, claro está.

-"En el nombre de Dios, el Clemente, el Misericordioso. ¿Cómo no váis a combatir contra gente que ha violado su juramento, que hubiera preferido expulsar al Enviado y os atacó primero? ¿Les tenéis miedo, siendo así que Alá tiene más derecho a que le tengáis miedo? Si es que sois creyentes...

Veamos; o el traductor del texto es un analfabeto sintáctico o las frases, las preguntas y las afirmaciones recogidas en este primer párrafo no tienen ni pies ni cabeza. Por más que leo y releo el texto, no le encuentro más sentido que el de una concatenación de locuciones absurdas, pergeñadas por algún cerebro recalentado y asfixiado por la presión de un turbante demasiado ajustado. Y sediento de sangre, que es lo peor.

-¡Combatid contra ellos! Alá les castigará a manos vuestras y les llenará de vergüenza, mientras que a vosotros os auxiliará contra ellos, curando así los pechos de gente creyente. Y desvaneciendo la ira de sus corazones, Alá se vuelve hacia quien él quiere. Alá es omnisciente, sabio. (Sura At Tauba 13-15).

Bueno, esta es la típica soflama de un integrista que, o está muy convencido de lo que dice o está muy convencido de que convencerá a quien quiere convencer con semejante arenga. Al margen del contrasentido entre la adjetivación que recibe su Dios en el primer párrafo y los calificativos justicieros con que se adorna en el segundo, la llamada a la Guerra Santa en este pasaje es meridiana. Tanto si es la exégesis libre de algún pasaje coránico o de algún libro sagrado musulmán, como si se trata de versículos reales, la realidad es que hay una búsqueda indisimulada del conflicto y del enfrentamiento con quienes no piensan como ellos. Algo por otra parte, muy real y muy presente en la Historia del Islam.

-Después de que el Estado español haya continuado con sus injusticias y agresiones sobre los musulmanes, con su envío de nuevas tropas a Irak y su intención de enviar más efectivos a Afganistán.

Las injusticias y las agresiones son las que vosotros perpetráis, hijos de mil rameras, con especial énfasis y dedicación sobre vuestros propios pueblos y conciudadanos, a los que sojuzgáis y sometéis sin piedad a través de unas leyes injustas y demoníacas que emanan de la interpretación torticera de vuestro libro sagrado y cuyo perfil feudal cercena de raíz cualquier atisbo de libertad, democracia y libre pensamiento. Entre esas agresiones e injusticias, cabrones de mierda, destacan sobremanera las que cometéis contra vuestras mujeres, madres, hijas y hermanas, a las que maniatáis, esclavizáis, vendéis, maltratáis y mutiláis como si de animales se tratara. No hay mayor vileza que la que se consuma contra los vientres que nos dan la vida y vosotros no sólo cometéis esa atrocidad, sino que la justificáis social y jurídicamente. Ratas.

-Y después de que hemos demostrado nuestro poder para golpearos de nuevo y ensañarnos con vosotros tras los benditos ataques del 11 de marzo.

Vuestro poder es el del miedo y el del fanatismo que inculcáis a los descerebrados que os prestan atención y que se creen vuestras mentiras y vuestras necedades. Pero sois unos incautos y unos inútiles. Habéis golpeado una vez, cuando estábamos desprevenidos y desavisados, pero vais cayendo en cascada y dentro de poco estaréis todos donde debéis; entre rejas o remando en una patera de vuelta a vuestros yermos desiertos. De donde nunca debisteis salir.

-Puesto que hemos colocado unas bombas en la vía del tren de alta velocidad cerca de Toledo y tuvimos la posibilidad de hacer explotar los trenes que pasaron por allí la tarde del jueves pasado y la mañana del viernes, y no lo hemos hecho, ya que nuestro objetivo era solamente advertiros y anunciaros que tenemos la fuerza y la capacidad, con permiso de Alá el Altísimo, de atacaros cuando queramos y como queramos.

Os pillaron con las manos en la masa y todavía queréis hacernos creer que nos perdonasteis la vida. Por muy alto que esté, yo me cago en ese Alá que no os quitáis de la boca y que sólo os sirve como excusa y pretexto para matar a quien no piensa como vosotros y no cree en la porquería de religión adulterada que profesáis.

-Nosotros, el «Batallón de la Muerte», anunciamos la anulación de la anterior tregua y damos de plazo al pueblo y al Gobierno de España hasta el mediodía del próximo domingo 14 de Safar de 1425 [correspondiente en el calendario occidental a ayer, 4 de abril], para que se satisfagan nuestras siguientes reivindicaciones legítimas:

¿Tregua? ¿Cuándo habíais dado una tregua? ¿Y cuáles son las reivindicaciones legítimas? Ah, claro, de eso se trata; de que los pueblos musulmanes no den el salto cualitativo y cuantitativo a su propio siglo XXI y sigan anclados en vuestro propio siglo XV, en defintiva, vuestra propia Edad Media.

-La inmediata y completa retirada de vuestras tropas de Afganistán e Irak, y el compromiso de no volver a dichos países.

Muy bien, retírense todas las tropas españolas de Irak y Afganistán. Pero en justa reciprocidad, retírense también todos los musulmanes de España. ¿Que la mayoría de los musulmanes que hay en nuestro país son buena gente? Indudablemente, como también lo son los soldados que están ayudando a los pueblos de Irak y Afganistán a salir de su miseria y de su postración milenaria. Así que si a los buenos cristianos se les obliga a abandonar los países musulmanes, que los buenos musulmanes también se vayan de los países cristianos. Pero esa idea no gusta y más si hablamos de Al-Andalus, suerte de tierra prometida que los millones de radicales seguidores de Alá aún consideran suya.

-El cese en el apoyo a los enemigos de la Umma Islámica (EEUU y sus aliados) contra el Islam y los musulmanes.

Más de lo mismo. El odio a Occidente desde todos sus aspectos, manifestaciones y ángulos. Occidente, el monstruoso Leviatán que con sus colmillos de libertad, democracia, prosperidad e igualdad, amenaza en el horizonte con devorar a la candorosa, integradora e inofensiva cultura islámica de la opresión, el despotismo, la tiranía y la muerte.

-Si no se satisfacen estas reivindicaciones, os declaramos la guerra, y juramos por Alá el Altísimo y Sublime que convertiremos vuestro país en un infierno y que haremos fluir vuestra sangre como ríos.

El chantaje terrorista en su máxima expresión. O me das lo que pido o te mato. Y pobres de nosotros como les entreguemos lo que solicitan. El alimento de las bestias terroristas y de otras menos sangrientas pero mucho más arteras, es el miedo de sus potenciales víctimas. Cuanto más se retraen éstas, más se crece la alimaña y más terreno les come a sus amedrentados rivales. No se puede ceder ante ellos y sus pretensiones, por más que en un principio, nuestro instinto de conservación nos empuje a transigir. Neville Chamberlain y Edouard Daladier, primeros ministros de Gran Bretaña y Francia en las vísperas de la Segunda Guerra Mundial, no dejaron durante meses de plegarse a las exigencias de Adolf Hitler y así les fue a ellos y al resto del mundo al cabo de poco tiempo.

-Esta se considera nuestra última advertencia al pueblo español y a su Gobierno. «Alá ayuda a quien le ayuda. Alá es Fuerte y Poderoso». La Paz sea sobre quien siga la Buena Dirección.

Eso, id con el diablo a parar al infierno.

-Abu Dujana Al Afgani.

Lucio Decumio.





04 abril 2004

El tunecino

Visión distorsionada y fanática de la religión; acusaba de infieles a todos los que no pensaban como él, incluidos musulmanes moderados; se metía mucho con los cristianos; sus creencias se habían radicalizado; desde hacía tiempo, se había convertido en un instigador de la "Guerra Santa"; llevaba largos meses buscando adeptos para su causa entre las mezquitas de Madrid; mantenía a su joven esposa sojuzgada bajo los más estrictos preceptos de las leyes islámicas; escuchaba extasiado los comunicados de Al Qaeda emitido por las televisiones árabes...

Una caudalosa catarata de adjetivos y actitudes semi- demoníacas, proveniente del entorno y las personas que habían tratado con él en los últimos meses y años, es la que ahora se desploma sobre la cabeza chamuscada de Sarhane Ben Abdelmajid, alias "el tunecino", presunto cerebro de los atentados terroristas que conmovieron a Madrid, a España y al mundo el día 11 de Marzo.

Precisamente ahora. La misma congregación islámica que se rasga las vestiduras por los actos criminales del 11-M, que se solidariza con los españoles, que comparte nuestro dolor y nuestra rabia y que afirma categóricamente que "alguien que conoce el Islam sabe que no se puede hacer daño a nadie", es la misma o buena parte de la misma que durante meses, ha tratado con este ser inmundo, perturbado y enajenado y que no ha sido capaz de denunciar con toda la energía posible ante las Fuerzas de Seguridad, las andanzas, las declaraciones y las manifestaciones del mesías de la muerte. No han sido capaces o simplemente puede que no hayan querido hacerlo.

Al hilo de mis más que razonables dudas sobre la noble actitud de ciertos sectores de la comunidad musulmana de Madrid, está la actitud del Ministerio del Interior y de los Cuerpos de Seguridad del Estado, que no parece que se hayan aplicado con excesiva agilidad a la hora de hacer sus deberes arábigos, pues todo apunta a que desde mediados de 2003, los agentes del orden ya tenían constancia de que este enviado del Hades había hecho "expresas manifestaciones" sobre la preparación de un atentado de grandes dimensiones en Madrid.

Falta de agilidad, falta de medios o simplemente, subetimación de una amenaza que jamás había tomado cuerpo real. Además, enfracados como estaban en la contención de las numerosas "caravanas de la muerte" que ETA enviaba con macabra regularidad hasta la capital de España con el ánimo de perpetrar una masacre de proporciones bíblicas, los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado podrían no haber prestado la suficiente atención a las sucesivas huellas que dejaban los elementos más dinámicos del integrismo islámico en su camino hacia el atentado contra los trenes madrileños.

De cualquier manera el daño ya está hecho, aunque parece que las células integristas islámicas más activas han quedado prácticamente desactivadas con esta última intervención policial en Leganés. Asimismo, quiero expresar desde aquí mi agradecimiento al comportamiento de los agentes especiales que ayer intervinieron en esta ciudad madrileña y en especial al policía fallecido. Lo que me resulta muy extraño, es que a estas horas y dados los tiempos de inversión moral que vivimos, algún izquierdista nauseabundo y resentido no haya salido todavía a la palestra para defender los derechos de los musulmanes auto-inmolados y poner en duda la gesta heroica de unos agentes del orden que dejaron sangre y vida en el cumplimiento del deber de protegernos.

Izquierdistas nauseabundos y resentidos que todavía estarán retozando en el lodo de sus propias miserias y de sus propias simplificaciones políticas y geo-estratégicas, sin querer darse cuenta de que los actos terroristas del 11-M no fueron la respuesta y la consecuencia aislada de nuestro apoyo a la intervención anglo-americana en Irak y al derrocamiento de su sanguinario dictador. El integrismo islámico va mucho más allá, como ya ha quedado perfectamente demostrado con la bomba localizada en las vías del AVE hace un par de días y con la desarticulación de este comando que ya tenía más explosivos preparados para cometer una nueva carnicería.

No van a parar y siguiendo la misma lógica de cualquier grupo terrorista -y nosotros de esa madera tenemos una cuantas astillas- seguirán golpeando discrecionalmente aquí y allá, con el fin de tratar de alcanzar su programa de máximos, que no es otro sino el consistente en la destrucción de nuestro modo de vida, basado en la libertad, el respeto a los derechos humanos y la democracia representativa.

Lucio Decumio.