30 diciembre 2005

Veo, veo

BS, Bobo Solemne, a punto de llegar al Congreso de los Diputados con su característico caminar errático, inestable y ridículo, que bien podría interpretarse como alegoría de su trayectoria como gobernante y de la senda en la que nos ha puesto a todos con su inconsciencia, su entreguismo y su rencor.

Hace poco, posiblemente ayer, el flamante Secretario de Estado de Comunicación, el grisáceo y anodino Fernando Moraleda, realizaba un eufórico análisis sobre la realidad actual de España y también acerca de los logros y las metas alcanzadas por el Gobierno de BS. Sin ir más lejos, éste último se ha explayado hoy a su gusto en una comida con militantes socialistas de Sanlúcar. Como estaba en territorio amigo y nadie estaba por la labor de discutirle un ápice en tan entrañables fechas, BS ha afirmado sin ningún empacho que la gestión de su gobierno es impecable y que la situación de España es inmejorable en todos los aspectos.

Para los que estamos acostumbrados a su palabrería hueca, a su litosférico perfil académico e intelectual y a su apego por la propaganda y la mentira altisonante, no nos extraña la huida hacia adelante de este farsante con ínfulas de glorioso estadista. De hecho, lo contrario habría sido lo extraño, pues BS sólo es el fiel reflejo de la clase política que está bajo su mando y que demuestra día a día, que la mentira, el engaño, la trola y el embuste forman dos parejas de cromosomas adicionales que vienen instalados de serie en el código genético de todos ellos. Y de cuya perniciosa influencia y eso es lo peor, no quieren o no pueden escapar.

Yo veo la realidad de otro modo. Y conmigo, creo que muchos miles, seguramente millones de españoles.

Yo veo un barrio barcelonés derruido por la incompetencia y la avaricia de unos gobernantes de cartón-piedra y a muchos de sus vecinos, aún alojados en hoteles o en viviendas de familiares a la espera de que una Generalitat a la que sólo le importan las poltronas de sus líderes, afronte sus responsabilidades y se ocupe de indemnizarles y realojarles convenientemente.

Yo veo un incendio de proporciones bíblicas que arrasó media Guadalajara y que se llevó por delante la vida de 11 operarios que trataban de sofocarlo. Veo indolencia, soberbia y falta de escrúpulos en los gobernantes autonómicos y en los nacionales, que tratan de enterrar informativamente aquella tragedia y evitar con ello, que sus irresponsabilidades salgan a la luz.

Yo veo un helicóptero cargado de militares españoles reventándose contra el ardiente desierto afgano y a unos líderes políticos que se empeñan en soterrar una realidad espantosa con otro manto de ocultación y desinformación. Esta vez, no interesa llevar a los familiares al Congreso para que increpen al ministro responsable del área. Tampoco interesa que se revele la verdadera naturaleza de la misión de nuestras tropas en un territorio tan hostil.

Yo veo un consejo audiovisual creado por la voluntad totalitaria de unos políticos catalanes que no aceptan -lógico por otra parte, si tenemos en cuenta sus manejos- la existencia de medios informativos que se niegan a pacer en las idílicas praderas de exclusión ideológica y de corrupción política que abundan en aquellas latitudes.

Yo veo que la idea ha calado hondo entre la clase política dirigente y que el gobierno de la Nación ya prepara la clonación terapéutica de ese mismo consejo inquisitorial para trasladarlo al resto del país y ejercer así un férreo -pero muy progresista control- de los medios y de los informadores que se empeñan en intoxicar a la población con noticias que ponen en entredicho la placidez del oasis en que vivimos.

Yo veo a uno de los buques insignia de nuestra Armada flanqueando, escoltando y protegiendo a uno de los portaaviones más modernos de la flota norteamericana, mientras que desde sus pistas despegan infinidad de cazabombarderos cuyo principal entretenimiento consiste en arrojar toneladas de bombas sobre un puñado de heroicos insurgentes que luchan por liberar a su país del yugo opresor norteamericano y de su trasnochada, burguesa y decadente democracia.

Yo veo una reunión oscura y subterránea entre el Presidente de la Comisión Europea y BS, al término de la cual, Bruselas decide mirar hacia otro lado en todo lo que se refiere a los trámites que se llevan a cabo en España para que triunfe la OPA de Gas Natural sobre Endesa.

Yo veo a una Caja de Ahorros catalana realizando una generosísima condonación general de deudas al PSC y a ERC con el fin de -soy muy mal pensado, lo sé- obtener el respaldo político de ambos para que Gas Natural, empresa de la que es principal accionista la citada Caja, pueda engullir sin mayores obstáculos a Endesa y convertirse, de facto, en el amo y señor de gran parte de la energía que se consume en España.

Yo veo a tres consejeros de la Comisión Nacional de Energía -casualmente adscritos al PSOE y a ERC- adulterando y amputando el informe de los técnicos acerca de la mencionada OPA. Veo desaparecer párrafos enteros que alertan sobre el peligro de semejante concentración energética y veo que no habrá barrera en la que se detengan todos los interesados hasta alcanzar el objetivo que se han planteado.

Yo veo detenciones ilegales de militantes de un partido político que representa a la mitad de los españoles, sólo por el hecho de encontrarse justo al lado de un ministro que dijo haber sido agredido tras alterar, conscientemente, una pacífica manifestación de ciudadanos indignados con el trato recibido por la AVT por parte del Gobierno y sus comisarios políticos.

Yo veo a un Alto Comisionado nombrado a dedo por el Presidente del Gobierno y cuya única función ha consistido en ser la espada con la que ese mismo Presidente ha tratado de dividir y enfrentar a las víctimas del terrorismo y allanarse el camino para negociar abiertamente y sin la oposición unificada de aquéllas, con los asesinos que truncaron sus vidas y las de sus seres queridos.

Yo veo que en virtud de no se sabe muy bien qué oscuras facturas, nuestro amada Nación deja de percibir el 90% de los fondos europeos que recibía hasta la fecha del presupuesto comunitario y se convierte de la noche a la mañana, en una generosa entidad de crédito que sufragará durante los próximos siete años, la mayor parte de los costes de la reciente ampliación de la unión continental.

Yo veo que Ceuta y Melilla han sido abandonadas a su suerte por un Gobierno y un presidente que están obligados a pagar importantes deudas al inquietante vecino magrebí. En razón de ello, miran hacia otra parte mientras las reclamaciones marroquíes sobre las dos plazas suben de volumen y el monarca sarasa facilita el tránsito por su territorio de hordas de subsaharianos desarrapados que luego asaltarán masivamente las vallas fronterizas de ambas ciudades.

Yo veo que la Comisión de Investigación parlamentaria que intentó arrojar luz sobre la mayor masacre terrorista padecida por España, echó -curiosamente a instancias de todos los partidos beneficiados políticamente por la matanza- un bochornoso cierre a sus trabajos, en medio de un creciente número de dudas y de revelaciones periodísticas que no sólo han hecho tambalearse, sino que han desmontado definitivamente, la burda versión oficial acerca de la autoría del holocausto.

Yo veo a un Partido Socialista de Euskadi muy interesado en llevarse a las mil maravillas con los amigos de los asesinos de no pocos de sus militantes y dirigentes y con los asesinos mismos. Veo que con su apoyo a los presupuestos del traidor Ibarreche, premian a los malos con jugosas subvenciones y castigan a las víctimas haciéndoles pagar buena parte de esas minutas.

Yo veo a un Presidente del Gobierno que no deja de tender la mano a los asesinos y de mordérsela a las víctimas. Veo al primer Presidente del Gobierno de la Historia, que no condena las bombas que los chacales hacen estallar en toda España -salvo Cataluña-, para recordarle que siguen ahí y que debe tenerlos en cuenta como interlocutores políticos válidos.

Yo veo a dos presidentes autonómicos llevando al Congreso de los Diputados sus respectivas expectoraciones ideológicas, fruto de sus delirios y de sus fiebres de grandeza aldeana. Con el apoyo unas veces explícito y otras algo más larvado del Presidente del Gobierno y de su partido, veo en ello claras intenciones de dinamitar la Constitución y la convivencia entre los españoles y separar a esas dos regiones de un cuerpo común que durante siglos, ha crecido llamándose España.

Yo veo a millones de iletrados y reaccionarios ciudadanos que protestan airadamente en las calles de varias ciudades españolas, contra leyes y decisiones tan bondadosas como la profundización en la universalización de la ignorancia estudiantil, la segmentación de un archivo nacional en virtud de un mero chantaje político, la aprobación del matrimonio entre personas que albergan tiernos sentimientos hacia las de su mismo sexo o la negociación de tú a tú con una banda asesina especializada en reventar las nucas y los estómagos de cientos de personas inocentes.

Yo veo un acoso sistemático, vía acción directa, contra una emisora de radio que cumple con su deber democrático de poner a estos actores de opereta frente a las mil contradicciones en las que incurren a diario. Veo que no les importa amenazar, amedrentar o amagar, si con ello estiman que acallarán o atemperarán las voces que critican sus errores, sus actos de mala fe y en último término su sectarismo y su totalitarismo.

En resumen, yo veo una depravación, una miseria y una degeneración moral y ética en nuestros gobernantes como no se había visto nunca en la Historia de España. Veo que la agenda política a nivel nacional está presidida por las necesidades, las necedades y el rencor de unos dirigentes que no merecen llamarse tales y que no ven más allá de sus propios impulsos de supervivencia y de aferramiento a sus prebendas y bicocas.

¿Alguien más ve lo que yo veo?

Feliz Nochevieja a todos y muy feliz y próspero 2006.

Lucio Decumio.

25 diciembre 2005

Alemania 1974-Alemania 2006

Junio de 1974. Franz Beckenbauer levanta la Copa que distingue a Alemania Federal como Campeona del Mundo de Fútbol, tras la disputa de una final histórica ante la selección holandesa capitaneada por Johan Cruyff. A su lado, Sepp Maier y Paul Breitner.

Los más avispados, los más avezados y sobre todo aquellos a quienes les apasione el fútbol tal y como me sucede a mí, ya habrán podido intuir que mis líneas de hoy no estarán dedicadas a la política ni a los políticos, sino a algo relacionado con los Campeonatos del Mundo de Fútbol.

Antes de continuar, Feliz Navidad, a toda la gente de buena voluntad y a todas las personas decentes y de bien. En cuanto a quienes buscan el enfrentamiento, la provocación y el altercado permanente, por mí como si desaparecen de la faz de la Tierra sin dejar rastro.

Concluida la digresión, vuelvo a los terrenos de juego. Me he levantado hoy aún envuelto en esa calidez que nunca abandona a la Navidad, por muchos detalles ilusionantes que aquélla pierda en virtud del paso del tiempo y por mucho que se quiera erosionar a la tradición desde muchos sectores sociales o políticos -sin quererlo, acabo de volver a rozar la crítica política, pero será la última vez en el comentario de hoy, prometido-.

En fin, que he encendido la televisión y entre una misa cantada que TVE retransmitía desde una espectacular abadía benedictina de clausura -creo que era benedictina y de clausura- en Friburgo, algunos dibujos animados e ignotas series de televisión, me he topado con uno de mis espacios favoritos: los resúmenes de los Campeonatos del Mundo de Fútbol que emite Eurosport durante los meses previos a las citas mundialistas. Lo hizo antes del Mundial de Francia en 1998, también llevo a cabo la tarea en las vísperas del Campeonato de Corea y Japón en 2002 y ahora vuelve a la carga con la tradición, cuando sólo faltan seis meses para que dé comienzo el torneo que se celebrará en Alemania.

Curiosamente, los recortes de imágenes de hoy estaban dedicados al Mundial que se disputó en Alemania en 1974. Aunque por aquel entonces yo sólo contara con cuatro años de edad, sé por las crónicas que he leído y las imágenes que he contemplado, que aquél fue un campeonato de especial significado futbolístico, en el que la hasta entonces desconocida -futbolísticamente- Holanda, se encargó de revolucionar todos los conceptos y todas las ideas relacionadas con la estrategia y la puesta en juego de este deporte. Para los buenos aficionados, la contemplación de los resúmenes de aquellos partidos que enfrentaron a los tulipanes contra Brasil, Argentina o Alemania, son una auténtico deleite en todos los sentidos. Juego vertical y al primer toque, perfecta organización y sincronización de los jugadores, velocidad endiablada, técnica depuradísima y definición magistral. Todo eso era Holanda en 1974 e insisto, da gusto ver cuantas veces sean necesarias, las evoluciones de Cruyff, Neeskeens, Resenbrink o Krol mareando a sus rivales.

Pero no era estrictamente mi intención alabar el juego holandés en aquel torneo. Tampoco la seriedad, la fe, la entrega y el pundonor de un equipo alemán que daba miedo, sólo con pronunciar los nombres de quienes vestían su camiseta y que gracias a todas esas cualidades y a la innegable categoría de sus futbolistas, terminó conquistando una corona que por derecho divino, parecía destinada a instalarse en las sienes holandesas.

No. Visionar el juego que desplegaban aquellos equipos en 1974, al lado de otras selecciones que despuntaron en ese Mundial como Polonia o Suecia, resulta gratificante, pero no es desde luego, lo más asombroso o lo más llamativo si lo ponemos en comparación con las circunstancias que envuelven a los partidos de fútbol que actualmente, tenemos la oportunidad de ver.

Evidentemente, lo primero que llama la atención es la indumentaria y el aspecto de los futbolistas en 1974. La evolución de la moda y de la estética han sido enormes desde aquellas fechas. Tanto, que aunque mi edad actual sea muy superior a la de cualquiera de los jugadores que disputó aquel campeonato, sigo teniendo la sensación de que todos ellos aparentaban al menos diez años más de los que tenían en aquel instante. Y entre ellos incluyo a aquellos que no tenían la desfachatez de lucir unas patillas que habrían hecho palidecer al mismísimo Curro Jiménez y que por otra parte, eran los menos.

Otra de las notables diferencias que se puede encontrar entre el Mundial celebrado en Alemania en 1974 y el que se celebrará en 2006 -o los disputados más recientemente-, es que la asfixiante presencia patrocinadora y publicitaria de nuestros días, es en la práctica inexistente a mediados de los setenta. Hyundai, Nike, Coca-Cola, Adidas, Ford o cualquier otra marca que en aquel año pudiera despuntar por encima de las mencionadas, simplemente no aparecen en el campo de visión del espectador o su presencia está tan difuminada que aquél apenas si se percata de que puedan estar ahí. Yo desde luego o muy enfrascado estaba en la contemplación del juego o nada de eso he visto.

Pero lo más asombroso de todo, no es la diferencia entre la imagen y la indumentaria de los futbolistas de entonces y los de ahora, así como tampoco el espectacular incremento de anunciantes que desde entonces, ha hecho presa del deporte rey. No. Lo más relevante es la abismal diferencia que existe entre el comportamiento de los jugadores en 1974 y el que muestran en la actualidad los futbolistas en activo.

Me explicaré. Hoy he visto goles de Müller, Neeskens, Cruyff o Lato, que habrían firmado sin pestañear Zidane, Ronaldihno, Ronaldo, Raúl, Van Nistelrooy y tantas otras estrellas del firmamento futbolístico actual. He podido contemplar entradas que a día de hoy, habrían significado la inmediata expulsión del jugador agresor, pero que entonces, eran penalizadas con una tranquila y sosegada admonición arbitral. He visto paradas que ni Buffon, Casillas o Kahn, han realizado todavía.

Pero sobre todo he visto hidalguía, señorío y respeto por el adversario y por los espectadores. He visto un comportamiento ejemplar durante y después del partido. He visto jugadores de todos los rincones del planeta que se dedicaban a eso, a jugar al fútbol. Y he visto aficionados de todas las nacionalidades que se empleaban únicamente en ver los partidos y animar a sus internacionales.

En 1974, no se ven absurdas y ridículas celebraciones a la hora de marcar un gol. Nadie se quita la camiseta, ni se insulta al buen gusto del aficionado, ni tampoco al jugador rival con demostraciones exageradas de alegría, ni con gestos obscenos o reprobables. El futbolista levanta sus brazos, la satisfacción se dibuja en su rostro y sus compañeros le felicitan. Punto.

Si el árbitro señala penalty, los jugadores del equipo sancionado no se abalanzan como hienas contra el colegiado para recriminarle su decisión. Máximo, es el capitán del equipo castigado el que con toda la caballerosidad y educación del mundo, se dirige al juez de la contienda y le hace un par de observaciones. Nada de encaramientos, ni de empujones, ni de gritos exaltados y ademanes congestionados.

Si hay una entrada fea, los compañeros del jugador que está en el suelo retorciéndose de dolor -no impostado, por otra parte- tampoco atacan en jauría al adversario que ha cometido la infracción. Esperan pacientemente a que llegue el árbitro y a que le sancione en la medida que éste estime oportuna. Mientras, no hay tanganas, ni peleas, ni zancadillas, ni pisotones. Nadie se toma la justicia por su mano.

Y por último, los aficionados de cada equipo enarbolan sus banderas, cantan, animan a sus jugadores y cuando el encuentro concluye, se dirigen pacíficamente a la salida sin ningún ánimo de enfrentarse a los simpatizantes del equipo rival para tomarse desquite o revancha del resultado que se ha producido en el campo.

Esto ha cambiado mucho. Y ha cambiado a peor. El fútbol es sólo un juego, aunque en los últimos tiempos haya quedado atrapado entre multitud de intereses -económicos, periodísticos, publicitarios, políticos- como por otra parte, era inevitable por su capacidad de movilización y por la atención y las pasiones que despierta.

Sin embargo, sigue siendo simplemente eso, un juego, un pasatiempo y una diversión, una proyección lúdica de la guerra -táctica, estrategia, defensa, organización, ataque y sometimiento del adversario- que posiblemente haya evitado multitud de conflictos de mayor envergadura y que en la actualidad y debido a la repercusión mediática y económica que ha alcanzado, muchas veces parece más cerca de desencadenar el desastre que de evitarlo.

A todos los interesados. Que el fútbol vuelva a parecerse lo más posible, a aquel deporte que asombraba y divertía por igual en 1974.

Lucio Decumio.

23 diciembre 2005

Partido Socialista de los Bajos Fondos

El Bobo Solemne saluda cordialmente, en uno de los pocos encuentros públicos mantenidos entre ambos, al capitán de los corsarios y cabecilla de los saqueadores. Ojalá sea sólo dinero, lo que nos cueste a los españoles estas sonrisas y estas confidencias.

Ha pasado prácticamente desapercibido en los medios -como no podía ser de otra forma-, pero lo que acaba de suceder en el Parlamento de España es grave, muy grave.

Que los diputados del PSOE hayan votado contra una proposición del PP que solicitaba la condena parlamentaria de la provocación, asalto o ataque perpetrado hace unas semanas contra la Cadena COPE por cinco cachorros de ERC capitaneados por dos diputados de esa misma formación, que desempeñan su labor en el mismo Congreso y que utilizaron las oficinas del Hemiciclo para dar cobijo a los alevines del totalitarismo esquerrista, es ilustrativo de cuáles son las intenciones del partido dirigido por Zapatero, así como de sus aliados.

El mensaje es claro y nítido. Vale todo si de amedrentar al adversario se trata; cualquier método coactivo es justificable, siempre que se utilice con el fin de acallar las voces críticas que contra el Gobierno y sus socios, llegan desde medios informativos que representan la voz y el sentir de millones de españoles que no comulgan con los delirios rupturistas de la caterva gobernante; la amenaza contra el rival ideológico sirve y se disculpa; la coacción es una herramienta válida en el juego político.

A aquéllo, a la votación parlamentaria que no condenó –con el apoyo del PSOE- el ataque contra la COPE, se unen señales cada vez más sombrías. El Parlamento Catalán –con los votos a favor del PSC- alumbra una bestia antidemocrática y coercitiva con el fin de blindar a su corrupta clase política contra las denuncias de los medios de comunicación no afectos y por su parte, el Parlamento vasco aprueba –con el soporte de los diputados del PSE- unos presupuestos regionales que recogen ayudas a los familiares de los presos etarras, incentivos pagados y financiados en buena parte por las víctimas de esos mismos criminales.

Esta suicida deriva del PSOE y de sus arterias periféricas, de la que es exclusivo culpable el Presidente del Gobierno en virtud de su retorcimiento moral, su debilidad política y su analfabetismo democrático, sólo puede tener una consecuencia de cara al futuro: que las prácticas dictatoriales y camorristas empleadas por sus aliados, deriven en problemas y en conflictos de mucha mayor envergadura.

Quisiera equivocarme, pero desde que el Partido Socialista accedió al Poder el 14 de Marzo de 2004, es dramáticamente sencillo dar con las claves de los acontecimientos venideros; basta con hacer una previsión de futuro lo más negativa posible y lo más alejada del sentido común y habremos acertado. O tal vez no. Quizás nos hayamos quedado cortos.

Si todo un Congreso de los Diputados es incapaz de condenar un ataque tan descarado y abierto contra la libertad de expresión, si un Parlamento regional acoraza a su clase política contra los medios que no se pliegan a sus designios y si otro premia a los malos y castiga a los buenos –todo ello con la excepción del PP- es que algo muy grave falla en España. Y ese algo que falla y que no sólo no deja avanzar a los españoles en el desarrollo y el afianzamiento de sus libertades, sino que además las recorta cada vez más, es un partido de teórico ámbito nacional entre cuyas funciones deberían encontrarse la vertebración del país en todas sus áreas y la salvaguarda de los principios constitucionales fundamentales, pero que por su desmedida ambición de poder, se ha situado –tal vez debería decir que se ha vuelto a situar- en las antípodas de aquello que debería defender.

Es el PSOE. Una formación cada vez más contemplativa con los mamporreros liberticidas y anticonstitucionales y cuyo único objetivo a medio y largo plazo, no es el bienestar de los españoles y una mejor calidad de vida para éstos, no. Su meta es mucho más espuria y sucia: perpetuarse en el poder mediante la fragmentación representativa de sus adversarios políticos y la eliminación técnica de los medios críticos.

¿Exagero? No, desde luego que no. No quisiera volver a repetir aquello de que lo peor aún está por venir, pero debo. No poner coto a la insensatez política y a las salvajadas callejeras perpetradas por formaciones altercadoras y antinacionales, pone muy gravemente en peligro la convivencia, la paz ciudadana y la integridad física de quienes critican y revelan las miserias de la clase política. Eso seguro que lo tienen claro en el PSOE y en sus mandos, pero lejos de importarles y preocuparles, parece complacerles.

Lucio Decumio.

22 diciembre 2005

Esencia de doble rasero

Moratinos convoca al nuncio del Vaticano en España por la "broma" de la Cope a Evo Morales, presidente electo de Bolivia, Zapatero llama personalmente al líder "cocalero" -ése sí que le descuelga el teléfono- para felicitarle y disculparse por la "inaceptable" chanza de la cadena de radio y el Gobierno boliviano llama al embajador español en La Paz para expresarle sus protestas por esa misma cuestión.

Y digo yo. Si las víctimas de la guasa hubieran sido José María Aznar, George Bush o Angela Merkel -difícil, porque aunque la propaganda progresista los perfile como imbéciles, son bastante más despiertos que Chávez, Castro o el propio Morales, que sí que han caído en la trampita- y la emisora que hubiera hecho pasar a uno de sus colaboradores por algún otro dirigente político que quisiera hablar con aquéllos, hubiera sido, digamos, la Cadena Ser ¿habría sido tan furibunda la reacción de este tropel de incompetentes y sepulcros blanqueados?

¿Verdad que no?

Pues eso.

Lucio Decumio.

17 diciembre 2005

Se cree el ladrón...

El ex Ministro de Justicia e Interior afirmó ayer que la COPE, El Mundo, La Razón, Rajoy, Aznar y Zaplana "están intentando dar un golpe civil". Veremos qué es lo próximo que rebuznan para tratar de desacreditar a quienes les critican y sobre todo, habrá que estar alerta ante los pasos que indudablemente darán para cerrar la boca a aquellos que se aproximen a la verdad y el origen de sus manejos.


Quienes alcanzan determinadas cotas de responsabilidad en sus respectivos ámbitos de actuación mediante técnicas cimentadas en la falacia, el engaño, la infidelidad o la deslealtad, mantienen eternamente activado en su intelecto, un despreciable mecanismo de alerta y defensa contra todo aquel al que puedan contemplar como una amenaza para su estabilidad ganada con malas artes.

Particularmente y pese a que a lo largo de mi trayectoria profesional me he encontrado con no pocos individuos -básicamente individuas- que destacaban por sus malos modos, su pésima educación y su estomagante falta de escrúpulos y que a su vez ocupaban cargos de superior responsabilidad a la mía, sigo pensando que el mejor método para lograr nuestras metas son el trabajo, el sacrificio y la honradez aplicada a toda aquella tarea que llevemos a cabo. Primero con uno mismo y en segundo lugar, con los demás.

El resorte defensivo del que hablaba previamente se activa de inmediato en las mentes de este género de personas, en el preciso instante en el que a su alrededor aparece alguien capaz de disputarle decentemente, el protagonismo en su ámbito de trabajo, los parabienes y las palmaditas de sus jefes o simplemente y este es el caso que me ocupa hoy, varios miles de votos.

Son numerosos los casos de sujetos mendaces e indignos llegados a cargos de responsabilidad, aunque más abundantes son sus mezquindades y sus zancadillas para lograrlo. Dado este comportamiento previo, es de todo punto imposible esperar que los cretinos no aborrezcan y no intenten descabalgar o desprestigiar a quienes a su alrededor, entienden la prosperidad personal o las metas profesionales a partir de conceptos como la cultura del esfuerzo o la noble dedicación en cuerpo y alma, a un proyecto vital de crecimiento personal.

En cuanto a sus relaciones con los demás, no dudan tampoco. Naturalmente, se sienten mucho más cómodos junto a quienes se muestran abiertamente como irredentos discípulos de la ambición, la soberbia o la pura y simple adulación y al lado de quienes hacen uso indiscriminado de la mentira, el rumor, la manipulación o la lisonja de saldo como herramientas de lo cotidiano.

Y es así por la sencilla razón de que el necio sabe que alguien brillante e inteligente a su lado, hará si cabe más patente y más notoria su necedad y su incapacidad. Por eso tienden a rodearse de gente parecida a ellos, gente que no sólo no ponga en entredicho sus lagunas profesionales, sino que no sea capaz o no tenga los suficientes arrestos como para ponerles frente a sus propias contradicciones morales y éticas.

El necio no es otra cosa sino una suerte de esquizofrénico, alguien que ve enemigos, conspiraciones y maquinaciones en su contra por doquier, alguien para el que la palabra más inocua siempre tiene un doble o un triple sentido, alguien que se empeña en ver fantasmas donde no los hay y sobre todo, alguien que tiene tanta capacidad para crear problemas, como talento marrullero para salir airoso de los contratiempos que él mismo ha generado mediante la rastrera técnica de invertir la carga de la prueba y endosarle la responsabilidad de sus errores a cualquiera menos a él mismo.

Alguien como Juan Alberto Belloch. De un tipo que hace unos meses calificaba de "basura hitleriana" a la AVT por las presuntas agresiones a José Bono durante la manifestación convocada por esta asociación en Enero de 2005, poco se podía esperar salvo nuevas muestras de ruindad. De un señor que conjugó a la perfección vileza, sectarismo y falta de rectitud moral durante su etapa como Ministro de Justicia e Interior con Felipe González, no podíamos aguardar otra cosa que nuevos salivazos contra la razón y el decoro. De un esperpento intelectual que dejó escapar a Roldán con los bolsillos llenos y que se encargó de la redacción de un Código Penal que más parece una perpetua invitación al delito que una barrera contra el mismo, ¿se podía esperar otra cosa que no fueran nuevas dosis de retorcimiento y resentimiento hacia quienes no piensan como él?

De un dirigente socialista que es plenamente consciente de que su partido alcanzó el Poder mediante un golpe de estado sostenido por la presión manipuladora de sus adláteres mediáticos y la tensión callejera provocada por masas furibundas convenientemente entrenadas en el odio y el rencor, no nos puede extrañar que compare las repetidas y documentadas denuncias que la Oposición y los medios no adictos al poder llevan a cabo para revelar los excesos y los abusos de un Gobierno a la deriva, con un intento de golpe civil contra ese mismo Ejecutivo.

Lo dicho, se cree el ladrón que todos son de su condición.

Lucio Decumio.

13 diciembre 2005

Son toscos y burdos

Instante en el que el petrolero monocasco "Prestige" se hunde a pocas millas de la costa gallega tras ser consciente y aviesamente torpedeado por orden de Aznar, Cascos, Trillo y Rajoy.

Las enmohecidas banderas que envolvieron las concentraciones callejeras -ésas sí- de la izquierda radical y antisistema encabezada por la marioneta política que siempre ha sido el actual Presidente del Gobierno, han vuelto a salir de sus chirriantes baúles para agitar su hedionda putrefacción delante de una opinión pública cada vez más escamada con un Ejecutivo infectado por los virus del analfabetismo y la traición.

Si no fuera por lo repugnante de la maniobra, socialistas, comunistas y apéndices informativos, darían hasta lástima. Incluso un niño de 8 años amamantado por las ubres de la LOGSE sería capaz de percatarse de que las revelaciones publicadas el pasado domingo por la hoja parroquial de Prisa -gracias a las filtraciones de los amigos presidenciales- en torno al Prestige y la Guerra de Iraq, carecen no sólo de la mínima relevancia informativa exigible a cualquier primicia o exclusiva que se tenga por tal, sino que además y esa es su principal misión, están encaminadas a levantar una neblina de confusión lo suficientemente espesa, que sea capaz de alejar por unos días los focos de la actualidad informativa de la negligente actitud de un Gobierno herrumbroso.

Gracias a estas vacuos pero oportunos artículos, Rubalcaba y compañía se cargarán durante algunas jornadas con los habituales y artificiosos argumentos a los que nos tienen acostumbrados y pedirán -que nadie lo dude- la comparecencia en sede parlamentaria de Rajoy, Cascos, Trillo y todo dirigente del PP al que consideren mínimamente relacionado con sendos acontecimientos.

Está más visto que Chanquete agonizando en "Verano Azul", pero muchos caerán en la trampa por ignorancia o por conchabeo y así, cámaras, plumas, teclados y linotipias centrarán su atención en el nuevo cometa que surcará los cielos informativos y se desviarán de la verdadera y acuciante realidad.

La caterva de iletrados capitaneada por Pepiño Blanco, López Garrido y demás "think tank" socialistas saldrán momentáneamente victoriosos, pues jugarán con la ventaja de saber que su apabullante dominio de los medios de comunicación, proporcionará a Moncloa y a sus aliados unas impagables semanas de tregua al abrigo de la penumbra que le concederá la cara oculta de la Luna mediática, tiempo en el que podrán abordar con más tranquilidad y menos testigos, el maquillaje del Estatut y el definitivo sepelio informativo -al menos ellos lo creerán así- de asuntos tan espinosos, comprometedores y brumosos como las nuevas revelaciones sobre el 11-M y ETA, las negociaciones del PSE con la banda criminal durante los últimos cinco años, la esperpéntica incapacidad negociadora respecto al futuro presupuesto de la UE, el derrumbamiento del Carmelo, el incendio de Guadalajara, el "accidente" del Cougar en Afganistán, las corruptelas de Montilla, el contumaz dadaísmo de Moratinos, los patinazos verbales de Cruella de la Vega y sobre todo y ante todo, la actitud desafiante, chulesca y tabernaria de ERC, un partido político que por la décima parte de las tropelías y las intimidaciones cometidas en España, ya estaría proscrito en cualquier país democrático que como tal se considerara.

Los jerarcas del PP se prestarán al juego, pues otro remedio no les quedará. ¿O sí? Propongo que en el caso de que algunos dirigentes del Partido Popular sean llamados a declarar en el Parlamento en relación a las informaciones de "EL PAÍS", acudan, desde luego, pero siempre recordando al gran público, en todas y cada una de sus comparecencias, que mientras ellos no tienen reparos en dar cuantas explicaciones sean necesarias al respecto de cualquier asunto, la relación de cadáveres políticos previamente citada permanece almacenada en los armarios socialistas y sigue pudriéndose entre sus estanterías y sus baldas sin que nadie haya encontrado o quiera encontrar a los culpables de esas defunciones.

Lucio Decumio.

11 diciembre 2005

65

Pilar Elías, ejemplo de entereza, dignidad y firmeza ante los terroristas y quienes les apoyan. Algunas tocayas deberían tomar nota acerca del verdadero significado del sacrificio y del compromiso con unas ideas y unos valores.

Llega un momento en nuestras vidas en el que nos encontramos a caballo entre los últimos pasos de la madurez y los primeros de la vejez. Edad en la que, si la vida ha sido propicia y generosa, el ser humano disfruta de un merecido y estable reposo forjado en los altos hornos del duro trabajo, mientras se regocija con la vitalidad y la energía de los primeros nietos. Son instantes en los que el pasado y el futuro, se contemplan desde el sosiego que confiere la experiencia obtenida a través de los obstáculos sorteados y de los avatares transitados.

Llegados a los 65 años, hombres y mujeres únicamente deberían preocuparse por disfrutar en plenitud de esos pequeños detalles, de esas diminutas pinceladas de felicidad que jalonan su trayectoria en el ocaso de sus vidas y que hacen más llevadero el declive final al que todos estamos abocados.

Sin embargo, en España, en la España del Siglo XXI, hay pueblos, ciudades, provincias y regiones en las que muchas personas de esa edad no sólo no pueden descansar tras largos decenios de ardua entrega laboral, disfrutar de sus cónyuges, de sus hijos o de sus nietos una vez que han asegurado su propio futuro o pasear tranquilamente por las calles de su población sin temor a que nada, salvo algún inoportuno resbalón o tropezón, les suceda.

Son cientos los españoles que viven en esa situación de angustia permanente, miles los que han de temer por sí mismos, por los suyos y por sus propiedades, pues el gobierno de la región en la que habitan no sólo no les protege contra las mafias asesinas que se envuelven en trasnochadas, excluyentes y sangrientas banderas ideológicas, sino que no ocultan sus simpatías por éstos últimos, por sus objetivos, por sus ideas y por sus métodos de acción.

Sin embargo, hay veces que la crueldad del destino por una parte y la sevicia de unos gobernantes empeñados en auxiliar a los verdugos y en aplastar a las víctimas por otra, se alían en tan desgraciada comunión, que terminan dando vida y forma a una historia personal dantesca e infausta, pero a un tiempo, ilustrativa de la fortaleza que demuestra un espíritu humano cuando éste viene blindado por férreos principios éticos y pétreos cimientos morales.

Es la encrucijada en la que se encuentra Pilar Elías, mujer de 65 años, madre de dos hijos, abuela de varios nietos, vascoparlante y guipuzcoana hasta el tuétano, concejala del Partido Popular por el Ayuntamiento de Azcoitia y viuda de Ramón Baglietto, simpatizante de UCD que en 1980 fue abatido a tiros por Cándido Azpiazu, el más retorcido y cruel de todos los hijos que Satanás haya vomitado en este mundo para hacerlo menos habitable, menos seguro y mucho, infinitamente más peligroso.

La historia es estremecedora y aterradora. En 1962, Ramón Baglietto puso en riesgo su propia vida para arrojarse a salvar la de un balbuceante Cándido Azpiazu cuando éste, en brazos de su madre, a punto estuvo de correr la misma suerte que su progenitora y su hermano que en esos instantes, morían aplastados bajo las ruedas de un camión en las calles de Azcoitia.

En agradecimiento por tan noble y heroica acción, Cándido, quien con el paso de los años se entregó a la abnegada labor de liberar al pueblo vasco de la opresión española a base de balazos, bombas, extorsiones y secuestros, le descerrajó un tiro en la nuca a Ramón cuando éste volvía de su trabajo, un 13 de Mayo de 1980.

El criminal no pestañeó, no dudó, no vaciló. Mató al hombre que le salvó la vida porque sí, porque su filiación política estaba en las antípodas del enfebrecido credo ideológico del asesino. Lo sé. El sentido común, el de la decencia y el del respeto por la vida y por la libertad de las personas, se rebela y se remueve contra tamaña felonía, pero aunque no nos quepa en la cabeza mayor vileza ni peor villanía, así se las gastan algunos, muchos, en el País Vasco.

Azpiazu ingresó en prisión y al cabo de 15 años, volvió envuelto en los tradicionales homenajes y abrazos batasunos, como bien corresponde a la diabólica dinámica que emponzoña la noble tierra vasca, pero aún tenía que darle una última vuelta de tuerca a la familia cuya vida había dinamitado de un modo tan salvajemente feroz.

El escualo, no contento con su sangrienta cacería de 1980, tenía que aliñar la salsa de odio y rencor que corre por sus venas con la compra -con el dinero que nunca pagó a sus víctimas en compensación por su mortal pecado- de un local comercial justo debajo de la vivienda de Pilar.

Ante semejante desafío contra la dignidad y la decencia, cualquier humano habría de venirse abajo, pero no alguien como Pilar. Lo cómodo hubiera sido bajar los brazos frente a la catarata de infamias, provocaciones y salivazos y nadie en este mundo podría habérselo reprochado. Sin embargo, Pilar ha optado por sostenerse firme, resuelta y empeñada en un objetivo tan sensato como arriesgado en aquellas latitudes; que en su pueblo, en su provincia y en su región, los criminales paguen por sus canalladas y nadie vuelva a matar a nadie por sus ideas. Que nadie le quite la vida a quien previamente se la salvó.

Mi ánimo y mi admiración para Pilar y toda su familia.

Lucio Decumio.

05 diciembre 2005

Radio Burgado

Una de las instantáneas más tristes de la Historia de España. Los trenes de cercanías de Madrid, abiertos en canal ante la mirada atónita y aterrorizada de millones de españoles que no sabían lo que sucedía. Sin embargo, los rumores empiezan a apuntar a que algunos sí que estaban al tanto de lo que pasaba.

Es ésta una pequeña, casi diría minúscula estación de radio local que emite en FM para la isla de Tenerife. Desconozco su alcance real, a cuántos oyentes llega su emisión y si su frecuencia cubre toda la extensión de la paradisíaca ínsula canaria.

Su director es un periodista llamado Andrés Chaves, alguien que según los datos de que dispongo, se ha distinguido en otros medios de comunicación, especialmente escritos, por la utilización de un lenguaje poco apropiado para el soporte utilizado; en este caso, algún diario o revista que ha dirigido el buen hombre con anterioridad.

Hecha esta pequeña aproximación hacia la emisora y su director, simplemente con la intención de ubicarla espacialmente cara al lector y también con la idea de que éste sepa algún detalle sobre el perfil profesional del periodista en cuestión, entro en harina.

Hace unos días, navegaba tranquilamente por el gran Océano Internet, cuando de pronto, me topo con un interesante arrecife en forma de “blog” personal de un reconocido periodista. Le echo un vistazo, leo algunas cosillas, compruebo alguno de sus enlaces y como soy curioso por naturaleza, me entretengo en leer los comentarios que los visitantes han ido dejando en la ventana abierta a tal efecto en el citado “blog”.

Uno de ellos llama mi atención. Un lector canario, a la sazón oyente de la citada Radio Burgado, afirma que esa misma mañana ha escuchado al mencionado Andrés Chaves y que en su intervención, éste ha asegurado que en pocas semanas, una noticia bomba sacudirá los cimientos informativos y políticos de España. La información en cuestión a la que se refiere el locutor, siempre según el oyente que escribe en el blog, está relacionada con el 11-M y apunta a la posibilidad de que en breve plazo, pocas semanas tal vez, se publique en algún medio –descártense la SER, El Periódico de Cataluña, TVE, Cuatro o Telecinco- que el 11-M fue preparado por ETA, los servicios secretos marroquíes y determinados agentes del CNI.

Intento darle no demasiado crédito al apunte del oyente pues al fin y al cabo, se trata de una radio local que emite en mitad del Océano Atlántico y seguir adelante con mi lectura, pero algo vuelve a interrumpirla bruscamente. En las siguientes líneas, el oyente-lector constata que Chaves se ha hecho eco del rumor citando a fuentes propias en el marco del CNI y además –y este es el detalle capital- lo hace en el transcurso de una entrevista que mantiene con Fernando Fernández, actual eurodiputado del Partido Popular y Presidente de la Comunidad Autónoma de Canarias entre 1987 y 1990.

Amigo. Un reporterillo cualquiera, un comentarista de todo a cien, puede hacer las afirmaciones que quiera y maquillarlas como le dé la real gana para ajustarlas a su propia idea de la realidad. Pero cuando alguien se atreve a emitir semejante aserto delante de las mismísimas narices de un eurodiputado que es a su vez ex presidente de una Comunidad Autónoma, la cosa adquiere tonalidades mucho más relevantes.

A la vista de la importancia política de la persona ante quien se efectúa esta aseveración, no puedo por menos que tener por cierto que nadie en su sano juicio, es capaz de detonar una carga de profundidad de estas características si no es desde la absoluta certeza de que la información que maneja es fidedigna y creíble.

Si de verdad esto que dice Andrés Chaves termina publicándose y rubricándose como cierto, si en definitiva el 11-M fue preparado y posiblemente perpetrado por algunos de los actores cuya implicación nunca ha sido descartada por quienes menos nos creemos la versión oficial, las líneas generales del desgobierno en el que nos han sumido ZP, el PSOE y la Esquerra, quedarían meridianamente retratadas y explicadas.

Así, quedaría en primer lugar perfectamente explicado el totalitario acoso que durante estos últimos 20 meses, han padecido en España la oposición política y los informadores y medios críticos con el poder. El objetivo, que la oposición, antes gobierno, quedara perfilada como un hatajo de incompetentes incapaz de evitar un atentado cuyas evidencias estaban delante de sus narices y dibujada ante la opinión pública como un rebaño de embusteros que pese a las pruebas que inculpaban al integrismo islámico, no dejaba de insistir en la autoría etarra, pues de ella podría extraer jugosos réditos electorales de cara a las inminentes elecciones.

A estas dos tareas, se han entregado con particular denuedo, interés y no poco éxito, los representantes del PSOE y sus aliados en la Comisión Parlamentaria que investigó el atentado y que curiosamente, se constituyó a propuesta del PP, así como emisoras, diarios y televisiones afines al nuevo gobierno.

Por su parte, medios como El Mundo, la COPE, La Razón o Libertad Digital, que nunca tragaron con la versión oficial de los hechos y siempre buscaron más allá de las pruebas prefabricadas que se ofrecieron a la opinión pública para crear una verdad a medida de los más directamente beneficiados por los atentados, han sufrido un acoso constante, redoblado en las últimas fechas con especial fiereza por la guardia pretoriana del PSOE, la Esquerra, temerosos ambos de que alguno de esos medios dé con la tecla y se convierta en la catapulta desde la que se lance la gran roca informativa que derribe los muros de la farsa.

Quedaría, cómo no, explicada la vergonzosa postración ante Marruecos y las sibilinas y amenazantes declaraciones del rey moro tras la toma de la Isla Perejil por parte de tropas españolas. Ante esta evidencia, lo inmediato, lo que la más simple decencia diplomática exigiría en caso de confirmarse su participación, sería una inmediata ruptura de relaciones diplomáticas, la retirada de todas nuestras inversiones de aquel país, el cierre instantáneo de fronteras y la petición formal de exclusión de este país, de los organismos internacionales en los que está representado. Eso, como poco.

Quedaría asimismo explicada la nauseabunda política pro-terrorista del gobierno de ZP, consistente en dar alas, aire y cancha a la banda asesina. Una cuestión de mera reciprocidad. Yo he preparado el terreno y las condiciones para que tú llegues al poder para que cuando estés allí, me saques de la UVI policial en la que me ha metido la presión judicial y política de los gobiernos de Aznar. En contraprestación, dejo unos meses de matar pero no de atentar y cuando más me convenga, es decir, cuando me hayas acercado a los presos, me hayas legalizado a mi brazo político y me hayas dado garantías de que me concederás todo aquello que pido, declararé una tregua para que la presentes ante tu electorado como el logro de la paz definitiva en el País Vasco.

Quedarían explicados los cientos de agujeros negros –en este caso, recomiendo la lectura de Fernando Múgica o a Luis del Pino- acerca del 11-M, como el desconocimiento del tipo de explosivo utilizado, los erróneos informes que se transmitieron al Gobierno de Aznar en los primeros instantes, la ausencia de detenidos y de encausados en relación a la masacre, la negativa del PSOE y grupos afines a que comparecieran testigos clave solicitados por el PP en la Comisión de Investigación, el carpetazo definitivo de ésta y el presunto suicidio en Leganés de los principales sospechosos de haber perpetrado la carnicería.

Pero sobre todo, quedaría explicada y clarificada la tenebrosa estrategia acordada entre Carod y ETA en Perpiñán para ayudarse mutuamente en la tarea de desestabilizar al Estado y obtener con ello, sus delirantes objetivos políticos.

De Perpiñán, como tantas veces he afirmado, de ese acuerdo entre Carod y ETA, me temo que vienen los lodos que anegan la vida política y social de España en estos instantes. Cada vez se me aparece más claro el siniestro plan trazado en aquella localidad francesa. Golpe de Estado contra el gobierno del PP disfrazado de atentado islamista convenientemente manipulado y azuzado contra Aznar y los suyos, encaramamiento al poder de un tipo gris, pusilánime y maleable como Zapatero y chantaje permanente a éste hasta la consecución de todos los enfebrecidos objetivos secesionistas de etarras y esquerristas.

La única cuestión que me queda por resolver, pues las otras se contestan por sí solas como acabamos de ver, es el grado de implicación del PSOE y de sus líderes en la masacre. Si las noticias que apuntaba Chaves son ciertas y se publica lo que el periodista canario afirma que se va a publicar, Marruecos, parte del CNI, ETA y con ella ERC, quedarían nítidamente al descubierto.

Pero la gran duda, el gran nudo gordiano de todo este asunto es el PSOE. ¿Sabían algo Blanco, Rubalcaba, Zapatero y demás dirigentes socialistas, acerca del golpe que se preparaba? ¿Estaban ellos al tanto? ¿Fueron parte del plan o simplemente se aprovecharon de las circunstancias y se subieron al caballo ganador cuando la carrera ya había empezado?

Quiero pensar que fue sólo oportunismo, desmedida ambición de poder y ganas de aprovechar la oportunidad de encontrarse ante un gobierno noqueado y superado por la situación, la que impulsó al PSOE y a sus medios a comportarse del modo en que lo hicieron. Por nada del mundo quiero imaginarme a ningún dirigente socialista perfilando tan maléfico plan en un oscuro cuartucho de Perpiñán o de otro lugar, al lado de unos etarras sedientos de sangre, unos moros revanchistas y unos esquerristas rencorosos.

Ni quiero, ni puedo imaginármelo.

Lucio Decumio.

01 diciembre 2005

En caída libre

José Luis Carod Rovira, un tipo que bien podría estar en la cárcel pero que gracias a las necesidades zapateriles, sigue en la calle, al igual que sus compañeros de partido, alborotando, intimidando y amenazando.

Los peores augurios se cumplen con estremecedora puntualidad. Las peores perspectivas buscan y encuentran un hueco en la realidad cotidiana de cada día. Las peores profecías sobre el destino de España tras la llegada de Zapatero al poder y sus acuerdos con socios antisistema para sostenerse en él, toman cuerpo a velocidad de vértigo y sitúan a nuestra querida Nación al borde del colapso político y social.

No hay exageración en mis palabras, sino advertencia, alerta y llamada de atención en torno a los futuros acontecimientos que nos depararán las repetidas acciones vandálicas, provocadoras e impunes de la ponzoñosa carcoma que se ha instalado en los estratos dirigentes de nuestro país.

La situación es, desde mi punto de vista, la siguiente: como en los meses y en las jornadas previas al inicio de la Guerra Civil, una minoría exaltada, radical, sectaria y violenta, eleva a cada día que pasa, un grado más la temperatura de sus provocaciones contra una mayoría trabajadora y resueltamente pacífica, sin que el Gobierno de la Nación, teórico guardián del orden y de la libertad, pero preso -quién sabe si por obligación o convicción- de los actos y los designios del grupúsculo mencionado-, haga nada por impedirlo.

Minoría conformada por un hatajo de prosélitos del odio y del rencor, envalentonados por su condición de soporte indispensable para la continuidad de dos gabinetes -uno regional y otro nacional-, que se pasea con insultante alevosía por todo el territorio nacional cometiendo un sinfín de fechorías físicas y verbales que buscan -y que afortunadamente aún no han encontrado- una respuesta violenta y desabrida por parte de los inocentes ciudadanos que son víctimas de su piratería política.

Y ante todo ello, ante tal cúmulo de punzadas contra la decencia, la seguridad, la hacienda y puedo apostar que en el futuro, contra la integridad física de quienes se oponen a sus abusos y a sus oscuros manejos, un Gobierno que se dice nacional, encargado de mantener la seguridad, el orden y las propiedades de sus gobernados a salvo, mira con displicencia hacia otro lado y ríe o pasa de largo sobre las cada vez más peligrosas iniciativas del grupo político que les ayuda a continuar manteniéndose en unos cargos que maldita sea la hora que ocuparon.

Todo esto para referirme a ERC, a ése estercolero intelectual, a ése vertedero de inmundicias personales, a ése depósito de porquería verbal, a ésa pestilente congregación de pirómanos de la convivencia, búnker de salteadores, caverna de pandilleros pendencieros, ágora de camorristas tabernarios. Todos ellos -Benach, Carod, Puig, Tardá, Bargalló, Puigcercós y demás-, individuos que en otras latitudes físicas y democráticas, ya estarían inhabilitados, apartados de sus cargos o incluso entre rejas en razón de sus públicos acuerdos con organizaciones terroristas para desestabilizar y hacer saltar por los aires al país que les vio nacer.

Tipos que deberían haber sido descabalgados de sus preeminentes puestos políticos por su reiterado vandalismo verbal y por sus repetidas y desvergonzadas intimidaciones contra los medios informativos que denuncian sus métodos mafiosos, pero que siguen en primera línea política, amenazando cada día con más fuerza a quienes osan decir la verdad, sintiéndose a cada día que pasa, más respaldados por aquellos a los que ellos a su vez respaldan.

No hay coto a sus métodos de acción directa por parte de las autoridades que debieran impedirles tal demostración de chulería agitadora y por ello, sus saltos cualitativos en este terreno son cada vez de mayor calado. Empezaron reuniéndose a escondidas con ETA para acordar la desmembración de España y una tregua de los sicarios en Cataluña. En lugar de ir a la cárcel por ello, Zapatero les premió con reuniones secretas en Moncloa y con su confianza en ellos a la hora de buscar apoyos con los que apuntalar su sillón monclovita. Ahí no se detuvieron, pues continuaron lanzando dardos envenenados contra la solidaridad nacional, la convivencia, el respeto y la franqueza entre los españoles y en esa dinámica, cabría inscribir las declaraciones contra Madrid 2012, las insinuaciones de Puig contra Aznar durante la Comisión de Investigación del 11-M, las innumerables advertencias teñidas de pura extorsión política contra el PSOE, o la aprobación de ese monstruo antidemocrático y anticonstitucional que es el Nuevo Estatuto Catalán. Y las docenas de desmanes que ahora no recuerdo o no quiero recordar.

No contentos con todo ello, conocedores de su capacidad de amedrentamiento y de las nulas consecuencias penales que se derivarán de sus pendencias, invaden propiedades privadas de ciudadanos que ejercen libremente su derecho a opinar y a informar, imponen sus condiciones aquí y allá, enarbolan banderas expansionistas que generan tensiones territoriales de difícil apaciguamiento y por último -sólo de momento- se encadenan a la sede de la única emisora de radio que denuncia sin resuello, la tenebrosa realidad política, financiera y social que vive Cataluña y que amenaza con extenderse como una incontrolable metástasis, por el resto de la Nación.

Estos son los hechos, incontrovertibles, incontestables y tercos. Otra cosa es la ofensiva que en todos los ámbitos, tanto ERC como PSOE han lanzado para tratar de ocultar tanta vergüenza, tanto oprobio y tanta deshonestidad.

La pregunta es porqué, ¿Cuáles son las razones que les mueven a semejante campaña de acoso físico y verbal contra quienes les llevan la contraria o contra quienes denuncian sus atropellos y sus felonías?

Desde mi humilde punto de vista, el origen de tanta ferocidad desatada contra medios e instituciones críticos, no puede deberse únicamente a la sucesión de condonaciones, agresiones, asaltos, altercados o alborotos perpetrados por unos y por otros en fechas recientes y a las subsiguientes denuncias por parte de la prensa no apesebrada. Como tampoco creo que se deba al enojo que les pueden haber producido las innumerables muestras de civismo y urbanidad ofrecidas por la derecha sociológica en las multitudinarias manifestaciones que ha llevado a cabo en los últimos meses.

En todo esto hay algo más. Corruptelas e intentos de ocultarlas, las ha habido siempre, especialmente cuando la izquierda ha gobernado. Enconamiento contra los medios críticos, también. Pero esta contumacia furibunda en la laminación del adversario político y en la aniquilación -por el momento sólo técnica- de las voces y de los medios no afectos, tiene que esconder forzosamente algo más oscuro, más sombrío y más siniestro.

Lucio Decumio.

24 noviembre 2005

Real Madrid 3 - Barcelona 0

Ronaldo y Ronaldinhno se abrazan en el transcurso del partido disputado entre el Real Madrid y el Barcelona el pasado sábado.

1-0. Minuto 16 de partido. Samuel Eto'o, ex-jugador del Real Madrid al que Florentino Pérez vendió al Barcelona hace cerca de un año tras varias temporadas unido a la disciplina madridista, marca el primer gol de un centelleante equipo culé, cuando apenas han transcurrido 15 minutos desde el inicio del partido entre los dos colosos del fútbol español. El delantero camerunés, exultante, se dirige a la banda y celebra su gol justo al borde de la línea de banda, a escasos ocho metros de las primeras filas del graderío del Santiago Bernabéu.

Lo que en el terreno de juego catalán hubiera sido considerado como una afrenta capaz de desatar la más extrema visceralidad de numerosos simpatizantes azulgranas -que un ex jugador del Barcelona marcara un gol en el Camp Nou vistiendo la camiseta del Real Madrid- en el campo del equipo más glorioso de la Historia, se acepta con la rabia y la pesadumbre contenida de un momento tan adverso, pero con la entereza, la caballerosidad y la deportividad que se le exige y se le presume a una afición digna de llamarse así.

Hubo gente que se sorprendió por el hecho de que los seguidores del Real Madrid no reaccionaran con virulencia ante el tanto marcado por el jugador africano, especialmente tras los alaridos selváticos que bajo la forma de titubeantes y ridículos pareados, aquél profirió, ebrio de despique, durante las celebraciones que subsiguieron a la consecución del pasado título de Liga por parte del equipo barcelonista. Esa sorpresa por la intachable actitud de la afición merengue sólo puede deberse a las ansias por encontrar en el eterno rival, un reflejo idéntico a los gravísimos defectos que salpican la propia trayectoria vital, siempre envuelta en modales, maneras y formas chulescas recubiertas por el provechoso barniz del victimismo político. Allá cada cual.

2-0. Minuto 70. Ronaldinho inicia su enésima cabalgada por la banda con el balón unido a su bota por un invisible cordón umbilical. Ningún defensor blanco es capaz de poner coto a la genialidad del brasileño y en un abrir y cerrar de ojos, el marcador señala un desesperante 0-3 para todos los que sentimos con cariño los colores de un equipo legendario.

Tras la soberbia jugada protagonizada por el punta sudamericano, el público del Bernabéu no sólo no se deja llevar por el forofismo más rancio y palurdo y se emplea con denuedo en la tarea de arrojar teléfonos móviles, monedas, mecheros o cabezas de cochinillo a los jugadores rivales, sino que en un alarde de hidalguía del que sólo existen precedentes en España en este mismo estadio y con el mismo contrincante como protagonista, se levanta de sus asientos y aplaude sinceramente admirado, el último tanto conseguido por un jugador que realmente sí que parece llegado de otra galaxia.

3-0. Primeras horas de la madrugada del domingo 20 de Noviembre de 2005. El Barcelona acaba de aterrizar en el aeropuerto del Prat. Los jugadores, emocionados por el gran partido que acaban de protagonizar en el campo del eterno rival, abandonan eufóricos el avión y se dirigen a la terminal para tomar rumbo a sus respectivos domicilios. En las salas y pasillos del aeropuerto barcelonés, docenas, tal vez cientos de aficionados culés esperan a sus ídolos para homenajearles y expresarles su agradecimiento por el espectáculo ofrecido. Estampa habitual en estos casos, hasta que un numeroso grupo de energúmenos y analfabetos, decide que no estará de más brindar a sus jugadores una maravillosa coral en la que mezclarán el odio, la aversión y el victimismo con el que se les ha emponzoñado durante sus largos años de obligatorio adoctrinamiento nacionalista, con los delicados versos recitados por el trovador camerunés meses antes.

El retrato completo del partido -su antes, su durante y su depués- no puede ser más revelador del temple de unos y otros. Mientras que el madridismo es capaz de mantener intacta la compostura, la decencia, la gallardía y el comedimiento incluso bajo circunstancias extremas de desazón y disgusto, llegando a reconocer abiertamente la superioridad del adversario, la otra afición, la victoriosa, no duda ni por un momento en rebozarse autocomplaciente en sus miserias y mezquindades, en su atávica inquina y en su particularismo aldeano. Lo curioso del caso-en realidad no lo es tanto, si uno se para a pensar y a analizar las actitudes históricas de unos y otros- es que llegados a una situación de inversión de los papeles, aquélla donde el Real Madrid hubiera salido triunfante y el Barcelona humillado, el comportamiento de unos y otros habría sido exactamente el mismo.

Episodios y situaciones como las que pudimos contemplar durante el pasado fin de semana, son las que realmente diferencian a uno y otro club en el sentido sociológico e histórico. En el deporte como en la vida, hay que pasearse con la educación y la cortesía como banderas. Ser generoso, magnánimo y cordial en la victoria y humilde y digno en la derrota. Esa es la clave.

Lucio Decumio.

20 noviembre 2005

Vuelta al pasado

José Montilla, Ministro de Industria y Energía y Secretario General del PSC, partido que ha sido el principal beneficiario de las cancelaciones crediticias de una caja de ahorros a la que posteriormente, él, Zapatero y el Tripartito han prestado todo su apoyo en sus manejos monopolísticos dentro del terreno energético. Qué majos.

Quienes más prevenidos estamos contra el carácter taimado y embustero del socialismo, del comunismo y del nacionalismo patrios, tenemos cierta tendencia a pensar que cualquier acto o decisión tomada por gobernantes o dirigentes de estos signos, está empañada por alguna trampa que oculta la verdadera intención de su ejecutor.

Esto que digo podría interpretarse por algunos como una paranoica caza de brujas, en la que por mucho que se nos muestren las bondades del adversario, es tal nuestra desconfianza hacia él, que siempre nos empeñaremos en rebuscar en sus defectos y nos negaremos en redondo a ver sus virtudes. Sin embargo, considero que tal dictamen es de obligatoria desestimación a la vista de las innumerables pruebas de juego sucio y subterráneo que no han parado de ofrecernos socialistas, comunistas, esquerristas o nacionalistas en los últimos tiempos. Actos que a mi juicio, han de colocar bajo permanentemente sospecha, las decisiones y las intenciones de los representantes políticos de las ideologías citadas.

Estimo pues que el permanente recelo ante estas gentes, es un sano ejercicio de salud democrática y de profundo sentido crítico, más aún en los tiempos que corren, dado su abrumador dominio cuantitativo y sociológico en los medios de comunicación de masas. Imperio que no sólo les hace prácticamente invulnerables contra toda crítica, sino que les convierte en durísimos adversarios que no parpadean a la hora de intentar aplastar a quienes se les oponen.

Desgraciadamente, esa saludable actividad que consiste en desconfiar acerca de todo aquello que dicen o hacen, toca a su fin. Las conjeturas sobre los propósitos de nuestros actuales gobernantes y de sus opacos socios cuando dan un paso en una determinada dirección, han dejado de ser tales. Como decía, es de tal magnitud su control sobre los medios financieros o informativos, que en un insolente avance cualitativo del que no existen precedentes, han determinado que no resulta necesario tomarse la molestia de guardar las apariencias. Han decidido que es accesorio ocultarse o disfrazarse a la hora de atropellar los derechos de los ciudadanos y han dispuesto que ya no es preciso tratar de despistar a la opinión pública cuando de alcanzar sus más espurios fines se trata.

Ahora si quieren o pretenden algo, van a por ello a cara descubierta, sin tapujos y sin bagatelas pues la maquinaria de intoxicación que les secunda, ya no sólo se encarga de maquillar la realidad, sino que llega incluso a negarla a golpe de descalificaciones, de insultos o de amenazas contra quienes denuncian sus desafueros. Se sienten perfectamente protegidos por sus particulares matones y escudados en la atalaya de su invulnerabilidad, ya no demuestran ningún reparo ni pudor a la hora de pavonearse como los más fuertes y los más pendencieros del lugar.

Digo yo, ¿qué más datos se necesitan para demostrar la culpabilidad dolosa de Carod, Montilla y Zapatero en el nauseabundo asunto de la condonación general de deudas al PSC y ERC por parte de La Caixa? ¿Es preciso alguna prueba más que constate que la generosidad de Fornesa sólo es la contrapartida que obtiene la entidad financiera bajo su mando, por el apoyo prestado desde el Gobierno y el Tripartito a la OPA lanzada por Gas Natural -cuyo principal accionista es precisamente La Caixa- para hacerse con el control de Endesa? ¿Cuántos indicios más hay que poner sobre la mesa para que quede nítidamente reflejado que Zapatero canjeó con Durao Barroso quién sabe qué cromos, a cambio de la inhibición de Bruselas en el escandaloso asunto de la OPA de Gas Natural?

El mayordomo era el principal heredero de las propiedades y de la fortuna de la venerable anciana que acababa de morir asesinada; las huellas del mayordomo recorrían de arriba a abajo el mango del arma del crimen, mientras que el filo de aquel cuchillo aún lanzaba húmedos destellos bermellones; el chaleco, el pantalón, la camisa y los zapatos del mayordomo habían sido alcanzados por infinidad de pequeñas gotas de sangre de la infortunada víctima; docenas de oscuros cabellos rizados, como los del mayordomo, reposaban sobre el cadáver aún caliente de la propietaria de la mansión; bajo las uñas del cuerpo sin vida que yacía en mitad del salón, había restos de piel que correspondían precisamente a la del mayordomo; y el mayordomo lucía unos espectaculares arañazos en su rostro que aún rezumaban sangre cuando el inspector llegó a aquella mansión de la campiña británica.

El mayordomo era sin duda, el asesino. Pero para asombro del resto del servicio, el mayordomo no sólo no iba a pagar por su delito sino que saldría beneficiado del mismo, tal y como había estipulado en criminal compadraje, con el inspector recién llegado.

Así es España en la actualidad. Como lo era antes de 1996. Un país en el que los corruptos y los corruptores se pasean a sus anchas, burlan las leyes y se mofan de los ciudadanos sin el menor empacho. Y como he dicho tantas y tantas veces, pese a que desde Marzo de 2004 hemos asistido a acontecimientos realmente asombrosos en virtud de su naturaleza desventurada, ridícula o resueltamente antidemocrática, sólo hemos visto la punta del iceberg. Lo peor está seguramente aún por venir.

Lo que a las personas leales, honradas y trabajadoras les cuesta décadas -siglos si se me apura-, poner en pie, a los miserables, a los necios y a los avaros sólo les ocupa unos cuantos meses la tarea de desmoronarlo.

Lucio Decumio.

10 noviembre 2005

Oportuna inestabilidad coronaria

Juan Carlos Rodríguez Ibarra, Presidente de la Junta de Extremadura y uno de los más encarnizados críticos con el texto del Estatuto alumbrado por Maragall, Carod y Zapatero. ¿De verdad que a nadie le resultó extraño que sufriera un infarto el mismo día del debate autonómico en el Senado?

Directo al grano y sin rodeos. Mi intención era la de asomarme por hoy por aquí y dejar constancia de algo que creo que no ha despertado las sospechas de ningún comentarista, analista o periodista, pero sí las mías, pues en esta España de pandereta, rechifla, impostura y premeditada ocultación de la verdad, coincidirán mis lectores en que cualquier cosa es posible. Y más.

Hoy es mi deseo centrar mi intervención en un acontecimiento relacionado con el pretenciosamente denominado "Debate sobre el Estado de las Autonomías", celebrado hace escasas jornadas en esa cámara de ignotas atribuciones que para muchos, es el Senado. Sé que voy a rizar mucho el rizo -habría querido decir "tirabuzonear" el tirabuzón, pero me he cortado- al manifestar lo siguiente y que seguramente, esté viendo fantasmas donde no los hay, pero ¿y si los hubiera?

El mencionado debate senatorial tenía todas las papeletas para convertirse en una excelente piedra de toque político para el recién admitido a trámite Estatuto de Cataluña y cómo no, para su principal mentor, el sin par Rodríguez Zapatero. Y en éstas, con la que está cayendo no sólo fuera de la jaula de grillos socialista sino incluso dentro, donde se multiplican las voces que ponen en duda, cuando no directamente fuera del juego constitucional al citado Estatuto, va y mira tú por dónde, el más incisivo y acerado estilete que desde la cuerda socialista se manifiesta en contra de ese engendro anti-español y filo-totalitario, el más encendido defensor de la esencia patria desde las butacas jerárquicas del PSOE, ergo Juan Carlos Rodríguez Ibarra, sufre un repentino y oportunísimo infarto de miocardio que se lo lleva al Hospital de San Carlos y le impide intervenir en la tribuna de oradores senatorial durante los tres días de debate.

Fíjate qué casualidad. El único entre todos los barones socialistas que iban a acudir al debate en la Cámara Alta que podía ponerle las peras al cuarto a un par de metros de distancia a Zapatero y a Maragall, con millones de espectadores disfrutando de tan gozoso espectáculo, va y se pone malito a última hora.

Dirán algunos, hombre, quedaba Manuel Chaves para aguarle y afearle la fiesta al papá y al Papá del Estatuto catalán y sacarles a ambos un poquito -aunque sólo fuera un poquito-, los colores desde su propia orilla. Pero de alguien que hace gala de una alfabetización y una dicción tan deplorables, sólo se pueden esperar pintorescos episodios como la acuñación de gentilicios interplanetarios con los que referirse a su homólogo en la Presidencia de la Comunidad Murciana, para convocarle al debate como el "Presidente de la Comunidad Marciana". Eso se llama esencia intelectual y fortaleza argumental bajo cero.

Concluida la digresión en torno a Manuel Chaves, diré que no es mi intención dar forma a una suerte de truculento complot interno que desde las filas socialistas, haya intentado acabar con la vida de Rodríguez Ibarra para evitar su presencia en el Senado. Si se quiere, el debate tenía su importancia -relativa y circunstancial eso sí-, pero no tanto como para tratar de acabar con la vida del tornado extremeño. No, no era para tanto y además, hasta ahí no han llegado todavía los socialistas o eso creo, aunque los nubarrones que se avecinan deberían invitarnos a considerar la posibilidad de aprender a dormir con una oreja levantada, como los perros. Nunca se sabe.

No, en realidad, lo que estoy sugiriendo es que posiblemente todo esto haya sido una cortina de humo más, la penúltima maniobra de distracción y manipulación preparada en los fogones más potentes del "aparachtik" socialista para ganar tiempo y engañar a la opinión pública por enésima vez.

Reconozcámoslo. El escenario que se le presentaba al Presidente del Gobierno en los momentos previos al debate en el Senado, distaba notablemente de ser halagüeño; a su cada vez más bajo nivel de popularidad, debido especialmente al "affaire" Estatut y a su falta de empaque argumental, se unía en el horizonte el amenazante perfil de algunos de los carros - M1 Aguirre, M50 Matas y Leopard Camps- mejor artillados del enemigo, esperándole con las ánimas niqueladas para batirle sin piedad en cuanto abandonara la cómoda trinchera de la bancada socialista. Con este panorama, debió pensar Rubalcaba, sólo le faltaba al pobre ZP tener que preocuparse de esquivar el fuego amigo proveniente de la retaguardia.

El fuerte carácter orgánico y sectario del PSOE, así como alguna pequeña manita polanquera, tuvo que hacer el resto. Con lustros de mayorías absolutas a sus espaldas en Extremadura y a buen seguro con más de un pufo colgando de sus plateadas barbas, es perfectamente posible que alguna velada insinuación sobre futuros escándalos aireados por la prensa, llegara hasta los oídos de Ibarra. Ello, con el fin de convencerle de que lo mejor para todos -y sobre todo para él- era poner en marcha un "Plan B" que impidiera su presencia en la Cámara Alta.

Es por ese estilo político oportunista y ventajista y que en mayor o menor medida, unos y otros practican en el PSOE, que no me caben esperanzas de que por muchas voces que se alcen contra los descabellados proyectos de ZP, alguien dé verdaderamente un puñetazo sobre la mesa y tome partido por la razón y el sentido común. Rodríguez-Ibarra es un caso paradigmático de lo que digo. Lleva meses ladrando -como Bono, Vázquez y otros- pero no se atreve a morder la mano que le da de comer.

En fin, esto sólo son conjeturas y evidentemente, no hay pruebas de que la película que acabo de contar, tenga siquiera visos de ser real. Pero insisto en lo afirmado previamente. Hipótesis a descartar en la España de ZP, Maragall, Llamazares, Carod o Ibarreche, pocas o ninguna a la vista de los precedentes.

Lucio Decumio.

07 noviembre 2005

¿Para cuándo un nuevo Infante de España?

La Infanta Leonor de Borbón a su salida de la Clínica Rúber Internacional de Madrid. Fuentes bien informadas afirman que la pequeña ya ha solicitado a sus padres que a no mucho tardar, encarguen un hermanito.

O está a por uvas o se ha dado un golpe en la cabeza, habrán pensado muchos de la figura de este humilde comentarista cuando hayan leído el título que preside su reflexión de hoy. O eso o está más desubicado que un labriego vietnamita en medio de la sala de pantallas de un centro de seguimiento de satélites.

Pero no, ni lo uno ni lo otro. En contra de los aventurados y alarmistas dictámenes médicos acerca de mi salud mental primero y frente a quienes me creen dramáticamente desinformado respecto a las crónicas de sociedad y a los nacimientos más insignes que las ocupan después, paso a desmentir categóricamente cualquier tipo de cortocircuito psíquico y por supuesto y con más vehemencia si cabe, descarto de plano que haya estado tan desconectado de la realidad informativa como para no haberme enterado aún del alumbramiento de la Infanta Leonor.

Y ojo, también me pongo la venda antes de que me hagan la herida. Que nadie piense que he sufrido un ataque de tardía misoginia o de rancio machismo decimonónico. Qué va. Reconozco que como monárquico, la reciente llegada al mundo del primer vástago de los Príncipes de Asturias me satisface profundamente, pues garantiza –una vez modificada la Constitución al efecto- la sucesión a la Corona y la pervivencia de una de las pocas instituciones verdaderamente aglutinadoras y esencialmente españolas que van quedando en nuestra Nación.
Y que no crean mis lectores que no me he planteado lo que con toda seguridad, ellos mismos se han cuestionado. A la luz de los actuales acontecimientos y de los que nos deparará el futuro inmediato ¿es seguro que algún día pueda reinar sobre lo que hoy conocemos como España, a la vuelta de 40 ó 50 años, la recién nacida Leonor?

Lo cierto es que pese a la tristeza que me embarga a la hora de reconocerlo, no puedo dejar de hacer constar que tras un pausado análisis de nuestra realidad política actual, se me presenta en extremo complicado que la hija de Don Felipe y Doña Letizia –doy por segura la modificación constitucional que asegure su subida al trono-, pueda reinar exactamente en los mismos territorios que a día de hoy, se reúnen bajo la corona de su abuelo.

Que nuestra Constitución y por extensión, nuestra estabilidad como Nación y nuestra prosperidad como pueblo están amenazadas gravemente por la insensatez suicida de un Presidente del Gobierno que pone su gaznate y el nuestro entre los colmillos nacionalistas periféricos, resulta ya más que evidente y hoy no incidiré de nuevo sobre ello. Tan grave es la coacción a la que estamos sometidos y tan grande el peligro que puede derivarse de ella que por fin, los más insignes representantes de la Monarquía Española, esto es, el Rey y el Príncipe de Asturias, han aprovechado –con bastante retraso, añadiré- algunos de los últimos actos de su agenda para brindar su inequívoco sostén a las virtudes de nuestra Constitución y de nuestro modelo de Estado.

Y aunque no lo manifiesten expresamente, con este apoyo sin fisuras a nuestra Carta Magna y a nuestro sistema de libertades, el Monarca y su Heredero reconocen implícitamente –o al menos así lo entiendo yo- su preocupación en torno a los riesgos que nos acechan a todos, Monarquía incluida, si el equilibrio constitucional y el consenso que sobre el que se apoya se alteran sustancialmente sin el consentimiento de una gran mayoría nacional y se terminan vendiendo alegremente en el mostrador del oportunismo sonriente y de la eventual supervivencia política.

Pero como conocemos perfectamente la errática e inconsciente necedad de Zapatero, así como el carácter rapiñador, levantisco y retorcido de las alimañas en que se apoya para continuar asido a La Moncloa, aun a costa de que España se borre del mapa en cuestión de meses, Don Juan Carlos y Don Felipe han de ser conscientes de que sus advertencias y sus admoniciones, como las de tantos notables personajes de la vida política, social y económica de España, caen irremediablemente en saco roto.

En épocas pretéritas y durante no pocos siglos, fue práctica común entre las monarquías del Viejo Continente establecer lazos de consanguinidad que garantizaran -o al menos tuvieran tal intención-, la estabilidad y la paz entre las naciones que unían a través del matrimonio, a los representantes más ilustres de sus casas reales. Así, princesas e infantas de España eran desposadas por reyes y herederos de Inglaterra, Francia, Flandes o Portugal y en sentido contrario, también las hijas y los hijos, los nietos y las nietas de los monarcas de aquellos países, eran la tinta con la que se matasellaba la lealtad y la cooperación entre España y los estados de su entorno.

¿Adónde quiero llegar? ¿Sugiero que el Príncipe se divorcie de Letizia y que se case con una hija de Carod, Maragall o Ibarreche, caso de que estos últimos hubieran abandonado por unos momentos los delirios esencialistas que nublan su jíbara masa gris, con el fin de dar paso y tiempo al solaz de la consumación matrimonial? No, ni hablar, no me malinterpretéis.

Aunque lo que voy a decir pueda sonarle a alguien a chifla o disparate, considero que no lo es tanto. Además, seguro que no soy al primero que se le pasa por la cabeza la idea que a continuación delineo.

Desde mi punto de vista, tras el nacimiento de Leonor de Borbón, a la Monarquía española se le presenta una oportunidad inmejorable, histórica me atrevería a afirmar, de modificar o al menos intentarlo, el errante curso que han tomado los acontecimientos políticos de nuestra Nación por obra y gracia de una clase dirigente intelectualmente paupérrima y deficiente. Y sobre todo, el Príncipe está ante una ocasión única de velar por la propia continuidad de la dinastía borbónica al frente de España, así como de la supervivencia misma de ésta última.

Es el momento de que los Príncipes de Asturias aprovechen el compromiso adquirido por Rodríguez Zapatero de modificar la Constitución para promover la igualdad de hombre y mujer en la sucesión al Trono y hacerle caer en su propio enredo.

Todos sabemos cuál es el proceso que se debe seguir para tramitar una reforma de la Carta Magna. Si hay alguien que no lo conozca en profundidad, le remito al siguiente enlace para que se empape del artículo 168, notificándole previamente que el Título II que se menciona en dicho artículo, es el que está relacionado con las atribuciones, labores y deberes del Monarca, así como con las líneas de sucesión dinástica.

Me habéis entendido perfectamente. Un nuevo embarazo de la Princesa Letizia ocasionaría un auténtico terremoto político e invertiría obligatoriamente, en un giro de 180º, la agenda política y las prioridades del Gobierno, encaminándolas hacia una reforma constitucional de máxima urgencia.

Película de los hechos. Si la Princesa de Asturias queda encinta en un plazo de dos o tres meses y el nonato resulta varón, una de dos; o Zapatero cumple su promesa de reformar la Constitución para garantizar la igualdad de hombre y mujer en el acceso al Trono, desencadenándose así el proceso de aprobación de la reforma por 2/3 del Congreso, la disolución de las Cortes, la convocatoria de Elecciones Generales y la composición de un nuevo Parlamento que ratificara los cambios introducidos en el texto constitucional sometiéndolos a referéndum o el Presidente del Gobierno quedaría indeleblemente retratado, incluso ante sus más acérrimos, como el gobernante más mezquino, oportunista y sin escrúpulos que hubiera visto España.

¿Que mi proposición podría verse, desde la perspectiva de la izquierda y de los nacionalistas, como una intromisión interesada de la Corona en los proyectos de enmienda larvada y oscurantista de la Constitución que pretenden llevar a cabo unos y otros mediante reformas estatutarias que no son tales? Perfecto, esa es la idea. Y además, tendrían que tragar y callar. O eso o dar un golpe de estado republicano y destronar al Rey. Antes de todo eso, es preciso pararles los pies y hacerlo desde el escrupuloso respeto a las reglas del juego. Es lo que más escocería a esta pandilla de bucaneros.

¿Que a alguien puede resultarle innoble forzar un embarazo en el seno del matrimonio de los Príncipes de Asturias y utilizar la figura de un niño que aún no ha nacido para remover los cimientos constitucionales del Título II y provocar un adelanto electoral con más de año y medio de anticipo? Puede ser, pero hecha la ley, hecha la trampa. Más villanía cobijan las propuestas de Zapatero y sus socios y a su plasmación en cuestión de meses nos quieren abocar. Y por otra parte, abandonando el territorio político por un instante y adentrándonos en el estrictamente familiar, ¿cuántos casos no se han visto de niños concebidos con la intención ser ellos mismos por una parte, pero también con la idea de que pudieran salvar la vida de sus hermanos enfermos de leucemia mediante un transplante de médula? Este sería un caso similar, pero extrapolado a nivel nacional.

Y una última pega que podría hacerse contra este planteamiento. Alguien podría pensar que pese a que ese embarazo tuviera lugar, se corre el riesgo de que el segundo hijo de los Príncipes no sea varón y todo el tinglado se venga abajo. Sí, cierto, pero al igual que en el pasado se elegían los compromisos matrimoniales de los hijos de los reyes en función de los más altos intereses de Estado y así vincular en mayor o menor medida a unas monarquías con otras, ¿por qué no elegir previamente el sexo del bebé –proceso extremadamente sencillo en la actualidad- con el fin de que sea del máximo provecho y utilidad para todo el país? Téngase en cuenta lo siguiente. Si con los enlaces principescos amañados de antemano, se buscaba en el pasado soslayar guerras y conflictos ¿no podría un simple bebé varón apagar la mecha de la crisis que se avecina? Yo creo que sí.

Si a alguien con la suficiente influencia jerárquica como para trasladar esta propuesta a las personas adecuadas no se le ha ocurrido todavía la idea, puede tomarla de este comentario, que encantado se la presto.

Lucio Decumio.

04 noviembre 2005

Bendito aislamiento


A la vista de estos tres individuos, sobra cualquier tipo de comentario. Miento, hay uno que no sobra: ¡¡Sinvergüenzas!!

La vida política de nuestra Nación se ha centrifugado peligrosamente en las últimas fechas. Los acontecimientos se han precipitado en el Parlamento Nacional y tras el debate del pasado miércoles y la subsiguiente admisión a trámite en el Congreso del proyecto de reforma del Estatuto de Cataluña, nos encontramos ante un breve paréntesis que bien podría concluir, allá por la primavera de 2006, en una tormenta de imprevisibles consecuencias.

He seguido con la máxima atención todo el proceso, especialmente en las últimas semanas y no hago sino pensar y llevarme las manos a la cabeza al comprobar que todo este burdo artificio pergeñado por unos iluminados dispuestos a realizar cualquier pirueta política con tal de mantenerse en el poder -local o nacional, lo mismo da-, sólo ha servido para provocar una disparatada y costosísima sangría de tiempo y energías, pero especialmente, para abrir una profundísima herida y ocasionar una gravísima erosión en el espíritu de convivencia que hasta la fecha, presidía nuestras vidas. De hecho, estoy seguro de que si pudiéramos meternos en la retorcida mente de los padres de la criatura, alcanzaríamos a darnos cuenta de que ese desgaste era sólo el primero, pero no el último de los objetivos que se plantearon alcanzar los redactores de la infamia cuando en alguna oscura mazmorra del Palacio de Sant Jordi, se devanaban los sesos para que el siguiente artículo a plasmar, fuera aún más ultrajante que el anterior.

El esputo que para el resto de los españoles y para su soberanía supone la admisión a trámite del Estatuto y su más que segura aprobación futura -independientemente de las modificaciones con las que nos quieran vender su fraudulento encaje dentro de los límites constitucionales-, ha sido una provocación premeditada, consciente y estudiada por parte del nacionalismo catalán para hacer saltar por los aires nuestra convivencia nacional.

Apoyados en la debilidad política y patriótica de un Gobierno Central exclusivamente interesado en mantenerse en el poder y en laminar a su principal adversario político, PSC, ERC, IU y CiU han aprovechado la ocasión y han arrimado una barra de hierro incandescente a la piel de la Nación con el fin de desatar su ira y de ese modo, aprovechar su lógica y esperada reacción defensiva para cargarse de más argumentos con los que alimentar su fabulado desencuentro con el resto de España, presentarse como víctimas de la intransigencia de un Estado opresor y justificar futuros y más estruendosos desmanes dialécticos y de cualquier otro tipo.

Voy concluyendo. Este tenebroso episodio del que todavía está por escribirse el final, no habría tenido lugar si el PSOE, el Gobierno y el principal líder de ambos, hubieran hecho frente, desde la lealtad institucional y el respeto a la soberanía nacional a un articulado abyecto, insolidario, aldeano, segregador y sobre todo, anticonstitucional. El sombrío futuro que se vislumbra en el horizonte no sería tal si esos mismos actores se sacudieran de una vez por todas su negativa visión de la idea de España y su atávica inclinación por transformarla en un improductivo y receloso reino de taifas.

Pero no es así. El PSOE y el Gobierno se han convertido en cómplices necesarios de una vileza que puede acabar con España en muy poco tiempo. Nos encontramos frente a una mentira, un engaño y una traición con mayúsculas y que desde todos los puntos del arco parlamentario -salvo el ocupado por el PP- se trata de revestir con los ropajes de una forzada normalidad democrática y maquillar con un despliegue propagandístico opresivo y acrítico, para consumo exclusivo y despreocupado de las cabezas más ociosas del rebaño.

Frente a todo ello, un solo grupo parlamentario que representa a la mitad de los españoles, es el único que ha apostado por la sensatez política, la lucidez intelectual y la claridad de ideas, conceptos y recursos democráticos. Postura que curiosamente los demás partidos se han apresurado a calificar de reaccionaria, antidemocrática y aislacionista.

Incierto y lóbrego, pero a un tiempo satisfactorio y enorgullecedor, resulta aquel aislamiento que es consecuencia de nuestro repudio y rechazo hacia los lobos que triunfantes, han entrado en el redil gracias a la colaboración, el apoyo y el impulso del mismísimo pastor. Bienvenido sea el acorralamiento al que nos quieren someter a tantos y tantos millones de españoles, si esa soledad es el peaje que debemos abonar por la defensa que hagamos de la paz, la igualdad, la libertad y la armónica convivencia de todos y entre todos.

Lucio Decumio.

27 octubre 2005

Los ministros cortina entran al quite

María Antonia Trujillo, "ministra -zen", "ministra-cuota" y posiblemente, ministra saliente en pocas semanas.

Quien siga con cierta asiduidad la cadena de comentarios y reflexiones que vengo emplazando en esta página desde hace -vaya, ahora que lo pienso, sí que hace- casi treinta meses y sobre todo, que se haya empapado con mis últimas intervenciones, habrá podido percatarse de que el título que encabeza mi comentario de hoy, seguramente no le resulta del todo extraño.

Efectivamente así es. Hace algunas semanas, hice mención por primera vez al concepto de "ministro cortina" y creo sinceramente, que no anduve descaminado a la hora de enjuiciar las verdaderas labores que desde Presidencia de Gobierno y desde los órganos directivos del PSOE -léanse Blanco y Rubalcaba- se les habían asignado a varios miembros del gabinete Zapatero. Esos cometidos, insistía un servidor, consistían -y consisten- básicamente en la tarea de poner en marcha propuestas chapuceras y realizar declaraciones ridículas y vergonzantes que desviaran bruscamente los focos de las cámaras y el interés de la calle, de los asuntos de verdadero calado que entre bastidores y entre tinieblas, maneja el Gobierno.

Concretamente, señalaba yo como paradigmáticos representantes de esta clase de ministros, a María Antonia Trujillo y a Miguel Ángel Moratinos. Sería fácil añadir alguno más, como es el caso de Carmen Calvo, la indocta y nesciente Ministra de Cultura, personaje éste que gracias a media docena de memorables intervenciones rayanas en el analfabetismo funcional, bien podría ocupar un puesto descollante en el Olimpo de los iletrados.

Sin embargo, con ser destacados los deméritos de ésta última, el cómputo global de las Grandes Ligas que disputan los integrantes del Gobierno socialista en pos de los trofeos que distinguen al miembro administrativamente más incompetente y políticamente más chabacano del Consejo de Ministros, arroja un saldo netamente favorable a la titular de Vivienda y al encargado de Exteriores.

Ambos se alternan en el liderazgo y mantienen una reñida y cautivadora pugna para dilucidar quién de los dos tomará la grotesca delantera informativa que por unas horas o unos días, empañará las vergüenzas de Zapatero, Rubalcaba y Pepiño Blanco y permitirá a éstos tomar el resuello necesario. Hoy le ha tocado el turno a María Antonia Trujillo, pero mañana, pasado mañana o a la vuelta de una semana o diez días a más tardar, Moratinos apretará los dientes y nos regalará épicos y encarnizados asaltos contra el recién estrenado liderazgo de la "ministra cuota" y que consistirán, sin duda, en nuevas y balbucientes bufonadas acerca de los progresos de la Alianza de Civilizaciones o de los innegables avances democráticos que experimentan a diario, idílicos regímenes alauitas, caribeños o cisjordanos.

A la noticia que publicaba hoy el diario "El Mundo" y que indicaba que en el borrador del anteproyecto de Ley del Suelo, se recoge la posible expropiación de viviendas a propietarios que las mantengan vacías, sólo hay que concederle el verdadero valor que merece, que desde mi particular óptica es ninguno.

El Ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos -de quien aunque parezca mentira, se dice que estudió la Carrera Diplomática- es sorprendido en animada charla y en actitud cercana y confidencial, con la Secretaria de Estado Norteamericana, Condoleeza Rice.

Que no haya equívocos. Me estoy refiriendo a la valía intrínseca de la noticia y a la viabilidad futura del pintoresco artículo, pues hasta el más desubicado sabe que semejante deposición totalitaria es imposible llevarla a la práctica. Que nadie se llame pues, a engaño. El verdadero propósito de esta filtración tiene como objetivo final distraer la atención informativa, opositora y pública, de los asuntos que realmente importan a los españoles y que desde hace demasiado tiempo, liman y erosionan con dureza la imagen de unos gobernantes que se han visto sobrepasados por su propia ineptitud.

Concluyo. Otra idea que me ronda la cabeza y que no excluye a la anterior, sino que posiblemente la complemente, es la de que la filtración haya sido interesadamente transmitida por miembros del Gobierno al diario "El Mundo" y que aquélla tenga como fin terminar de dinamitar el excéntrico perfil político y público de Trujillo.

Dos pájaros, caerían así del árbol a un tiempo; uno, en forma de ministra quemada por sus desconcertantes pero muy oportunas extravagancias y que abandonaría el Gabinete metamorfoseada en inmejorable cabeza de turco con la que ZP podría redimir durante algunas jornadas su maltrecha imagen; y dos, el descenso a los infiernos de la "ministra-zen", bien podría convertirse en un aparatoso espectáculo de fuegos articificiales que permitiera alejar por unas horas de esa indignidad que es el Estatut -o de cualquier otra que estuviera perpetrando Zapatero en ese preciso instante-, rayos catódicos, ondas herzianas, linotipias y páginas web.

Don Mariano, que sé que me lee. La munición del calibre "Calvo Parabellum", "Trujillo 9mm" o "Moratinos 7,62" que el PP dispara contra el Gobierno, no es si no cartuchería de fogueo que les proporcionan conscientemente desde los polvorines de Ferraz. Artificios que les hacen perder tiempo precioso y unas fuerzas que no les sobran para continuar dando guerra en el frente clave de esta legislatura: nuestra pervivencia como Nación.

Lucio Decumio.

21 octubre 2005

Gibson, Wolford, de Camp...

Soldados americanos combaten en las afueras de Faluyah a las fuerzas de Sadam Hussein. Abril de 2003.

¿Son acaso estos apellidos, los integrantes de algún nuevo reparto cinematográfico que amenizará la inminente Navidad? ¿Tal vez se trata de los tres primeros universitarios que serán elegidos en el “draft” de la NBA en 2006? ¿Hablo quizás, de los últimos premios Nobel de Física, Medicina o Química?

No, nada de eso. Me estoy refiriendo, siempre según la estimación del último pedrusco de oro desgajado de las inagotables vetas progresistas que se refugian en la Audiencia Nacional -el ilustre Santiago Pedraz- a tres peligrosos criminales a los que hay que perseguir sin descanso por los cinco continentes, los siete mares y todos los cielos planetarios, pues son autores de gravísimos delitos contra la comunidad internacional.

¿Y quiénes son tan desalmados malhechores y cuáles han sido los espantosos delitos perpetrados, para merecer el lejano y justiciero acoso del auto de un juez español?

Respuesta muy sencilla. Son el sargento Thomas Gibson, el capitán Philip Wolford y el teniente coronel Philip de Camp, tres militares del Ejército de Tierra de los Estados Unidos. Su falta, tener el infortunio de verse envueltos durante la batalla de Bagdad, allá por la primavera de 2003, en el triste episodio de la muerte del cámara de Tele 5 José Couso y del periodista ucraniano Taras Protsyuk, tras impactar el obús de un M1 Abrams en la fachada del Hotel Palestina, lugar desde el que ambos cubrían en ese instante los combates.

O lo que es lo mismo, tres tipos corrientes a los que mandaron a luchar a un lejano país y cuyo pecado fue disparar equivocadamente al lugar inadecuado en el momento más inoportuno en mitad del fragor de una batalla, se encuentran en el punto de mira de los delirios de grandeza y del espíritu políticamente sumiso de un juez grotesco.


El juez de la Audiencia Nacional, Santiago Pedraz. No hace falta que añada nada más. Está todo dicho en estas líneas.

Ilustraciones anti-americanas para deslumbrar a la secta, que no falten. Como tampoco han de echar de menos déspotas y asesinos de todo pelaje –siempre que sean de la cuerda ideológica correcta- un último homenaje, una nueva lisonja o un postrer reconocimiento a sus atropellos y crímenes.

Santiago Pedraz. Antes de continuar, es preciso enumerar los méritos recientemente contraídos por este togado para tener una fotografía precisa del porqué de su decisión de perseguir a los militares estadounidenses.

En primer lugar, hay que recordar que Santiago Pedraz formó parte del siniestro triunvirato de jueces -completado por Ollero y Guevara- que puso en libertad el pasado verano a una veintena de cachorros batasunos al considerar sus actos de violencia callejera, simples gamberradas de inocuas consecuencias. Y poco después, ya a solas consigo mismo, estuvo a punto de poner de patitas en la calle a Josu Ternera al estimar que las cartas que escribía desde prisión el caudillo criminal a familiares y amigos, no constituían prueba suficiente para mantenerle entre rejas, aunque en ellas manifestara abiertamente el regocijo que le producía ver a los españoles saltar en mil pedazos por efecto de las bombas etarras.

Con estos precedentes, es fácil entender que la razón que ha impulsado a Pedraz a pergeñar un auto de estas características, sólo puede tener su origen en el ansia por coronar una fecunda trayectoria de vasallaje al poder político socialista con la postrer demostración de quién es en realidad; un fiel instrumento judicial en manos de un Gobierno mezquino que pretende valerse de este magistrado en particular, para subcontratar y ejecutar sus políticas de apaciguamiento con los terroristas y de persecución revanchista de los herejes.

Vuelvo sobre Couso. Desde el preciso instante de su muerte, la progresía nacional vio en aquel acontecimiento un provechoso ariete con el que continuar su tarea de desgaste contra el Gobierno de Aznar. De este modo y haciendo uso de su tradicional empuje propagandístico y ánimo intoxicador, no paró de echar carbón a sus calderas mediáticas, políticas e incluso llegado el caso que nos ocupa, judiciales, para tratar de fundir los rótulos de la muerte de José Couso con los relieves de la premeditación y de la intencionalidad alevosa. Todo ello, cómo no, en un intento de retorcer y modificar una realidad que no convenía a sus intereses y en la que las cruentas carambolas y la sangrienta aleatoriedad que acompaña a todo combate, tuvieron seguramente mucho más que ver en el fallecimiento de los reporteros, que la presunta borrachera de sangre a la que nos pretenden hacer creer que se entregaron con denuedo, los tres mandos norteamericanos.

Pensaba que en torno a la muerte de José Couso, ya lo había visto todo. Pero no. El culebrón de rencor y desquite que se inició hace unos años con la muerte del periodista, desgraciadamente no llegó a su fin con los mezquinos desplantes informativos a José María Aznar en el Congreso, con la bajada de las pancartas y la subida al poder de quienes las sostenían o con el inaudito reconocimiento de Couso en el Parlamento, a iniciativa de IU, como víctima del terrorismo.

El nauseabundo serial post-mortem prosigue, muy al contrario, escenificado ahora en las figuras de los tres soldados norteamericanos y dirigido por un juez que no merece llamarse tal. Y en la producción, el empeño vengativo y rencoroso de un Gobierno de cartón-piedra, cuyo único método para mantener las apariencias ante sus más irredentos seguidores y obviar sus graves carencias, es emplearse en un sinfín de laicas cruzadas contra todo aquel que dentro de su febril imaginario, no se ajuste a los parámetros de la utopía.