Mi enorme querencia por los acontecimientos y las noticias que nos rodean a diario, combinada con mi larvado espíritu periodístico, mi férrea voluntad analítica, mi enfermiza incredulidad y sobre todo, mi granítica obsesión por una intachable presentación formal y de contenido, me obligan a mostrar en esta ventana abierta al ciberespacio, una faz algo adusta, tal vez demasiado seria, en ocasiones desabrida y severa, que no se corresponde estrictamente con mi personalidad.
Porque, aunque bien es cierto es que no dejo de introducir alguna nota con determinados tintes sarcásticos, me temo que estas breverías humorísticas, estas pequeñas perlas de ironía, apenas si despiertan alguna sonrisa entre mi concurrido auditorio. Difícilmente alguna carcajada y mucho menos, esos continuados y espasmódicos ataques de risa que circunstancialmente nos asaltan ante la lectura o la contemplación de hechos graciosos, insólitos, ocurrentes o salerosos.
No es mi intención hacer un viraje de 180º en los contenidos de mis reflexiones, ni mucho menos. Que a nadie se le ocurra pensar que de ahora en adelante, se va a librar de comentarios en torno al conflicto iraquí; o de las diatribas contra Bush, Sharón y el conflicto de Oriente Próximo; o de mis opiniones al respecto de las decisiones de nuestros gobernantes y de la oposición; o de mis ametrallamientos literarios contra los terroristas de ETA, el nacionalismo vasco y sus prebostes. No; os podéis ir haciendo a la idea de que no va a ser así, de que voy a continuar por la misma senda, aunque algunos cambios tengo previsto introducir.
Ojo. De igual modo me veo en la obligación de advertir que a partir de estos instantes, esto tampoco se va a convertir, por arte de birli-birloque, en la casa de la guasa, en el festival del humor, o en la cofradía del chascarrillo. Pero eso sí, intentaré introducir elementos, comentarios o secciones que despierten, en la medida que mi ingenio y mi humilde intelecto sean capaces, la hilaridad el regocijo y el jolgorio entre mis lectores.
En este sentido, espero poder ofrecer muy pronto una jugosa entrevista con el autor de esta página, que llevará a cabo, con toda seguridad, alguna sensual y desprevenida becaria. Asimismo, este weblog contará en breve con nuevas y atractivas secciones que confío serán del agrado del lector. De momento, no desvelaré nada más, pues el desafío es colosal, ciclópeo diría yo.
Y ahora, enlazando y maridando con el título de mi comentario haré constar las dos notas siguientes:
-Primera, que en el día de hoy, y siempre según el contador que instalé hace aproximadamente un mes, esta página ha batido su propio récord de visitantes, alcanzando las electrizantes cifras de 20 visitas totales y 26 páginas vistas. Ni yo mismo me lo podía creer cuando me he conectado esta noche y he visto que el contador había disparado sus registros hasta tan estratosféricos guarismos. Mil gracias a las dos decurias que han dado forma a mi concurrencia de hoy. Pronto seremos centuria, cohorte y legión, por este orden.
-Y en segundo término, que hoy por fin y tras muchos e infructuosos intentos, mis opiniones en torno al trabajo que desempeño, a cómo debería llevarse a cabo y a cuáles deberían ser los pasos a seguir con los clientes de los que me encargo, han encontrado, tras varias horas de acalorado debate, el debido eco y el merecido respaldo entre mis jefes y superiores. El premio a tan crucial apoyo y a tan rendida atención por su parte, ha sido una nueva sobrecarga de tareas que llevaré a cabo con cristiana resignación y con la secreta convicción de que para la próxima, calladito estaré más guapo.
Lucio Decumio.
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