Como ya he dicho en anteriores ocasiones, yo no entro a valorar el contenido y la validez de una película, un libro o cualquier otra creación artística, si no la he visto, leído o contemplado previamente. En el caso del libro que ha escrito el portavoz en el Parlamento de la Nación del Grupo Parlamentario Vasco, Iñaki Anasagasti, sobre el abuelo del Presidente del Gobierno, José María Aznar, no voy a hacer una excepción.
Desde hace varias semanas se ha hablado largo y tendido en los medios de comunicación sobre la aparición de este volumen que por lo que parece, glosa la vida y milagros del abuelo paterno del Presidente durante unos años en los que, siempre según Anasagasti y su colaborador Erkoreka -el apellido parece sacado de algún refresco de cola vasco, vendido en Eroski, preferentemente- Manuel Aznar simpatizó con la causa nacionalista vasca y hasta con el propio fundador del PNV, el infausto Sabino Arana.
Hace un par de días, estos dos políticos de medio pelo -especialmente el más conocido de los dos- metidos a biógrafos mantuvieron una charla cibernética con los internautas de "El Mundo". Estas chácharas suelen dar mucho de sí y arrojar datos muy reveladores sobre la personalidad y las opiniones de los cuestionados. En el caso que nos ocupa, no ha sido diferente, así que pasaré a señalar alguna de las declaraciones de ambos en el trascurso de la conversación sostenida con los lectores del diario.
-Anasagasti a un lector: "Si leyese usted el libro, observaría cuanto de lo que ahora se dice contra el nacionalismo vasco se decía ya, hace muchas décadas, en España".
Al respecto, yo le preguntaría al señor Anasagasti si no le da que pensar el hecho de que se sigan escuchando contra el nacionalismo muchas de las cosas que se decían en España hace 70 u 80 años.
-Un lector acusa a Anasagasti de que el PNV ha perdido el norte, sobre todo en el seno de una Unión Europea que tiende a la eliminación de fronteras y a la igualdad entre sus ciudadanos, a lo que el nacionalista montaraz responde con la mala fe que caracteriza a un racista furibundo como él: "Que sepamos, el único que ha luchado denodadamente en el seno de la Unión Europea para mantener a ultranza las fronteras actuales, es el presidente del Gobierno. Nosotros y en el libro aparece claramente reflejado, nunca hemos compartido las actuales fronteras europeas. Manuel Aznar, natural de Etxalar, en la frontera, nunca entendió aquella frontera que pretendía desgarrar un territorio en el que la hierba crecía por igual en ambas partes".
-En este párrafo, Anasagasti invierte conscientemente la carga de la culpa y acusa muy poco veladamente a Aznar de ser un aldeano que se refugia en su terruño y que no quiere ver más allá. En cambio, presenta muy solapadamente al PNV, con la amplitud de miras que ha caracterizado siempre a este partido, como un impenitente luchador por la disolución romántica e idílica de unas fronteras establecidas por estados totalitarios, que dividieron malévolamente los campos y las montañas por líneas fronterizas imaginarias con el fin de quebrar la armonía y la concordia del pacífico pueblo vasco. Entran ganas de vomitar.
-Anasagasti: "Aznar no conoce de verdad la historia de su abuelo. Lo que Aznar Zubigaray decía ayer, en nombre del nacionalismo vasco, no difiere excesivamente de lo que nosotros decimos hoy. Si el presidente hubiese hecho un mínimo esfuerzo en comprender aquellas posiciones de su antecesor, hoy a buen seguro, actuaría de otra manera con un movimiento que le precedió y que, a buen seguro, le sobrevivirá".
Nueva muestra de mala fe y de interpretación retorcida de una realidad que ni tan siquiera conoció. Pero, ¿quién le dice a este cretino que si Aznar nieto hubiera conocido mejor al Aznar abuelo, el primero habría entendido mejor el problema vasco? Yo conozco perfectamente a mi padre y le quiero mucho, pero es del Atleti lo que no obsta para que yo sea del Real Madrid, pudiendo ser padre e hijo y diferir en cuestiones de filias y fobias. Cuando le interesa, relaciona consanguinidad con ideología y cuando no -caso palmario es el de Arzallus, cuyo padre fue chófer de Franco durante la Guerra Civil- descarta de plano tal razonamiento.
-Otro lector pregunta a Anasagasti lo siguiente: "Yo no le veo nada malo a que Aznar tuviese un abuelo nacionalista, al contrario a los vascos constitucionalistas nos enorgullece, a mi abuelo le enterraron con una ikurriña y cantando el Agur Jaunak, yo he salido vasco y español. Si acaso esto prueba que Aznar conoce muy bien el problema vasco.
-Y el manipulador contesta lo que sigue: "¿Quien ha dicho que el hecho de que el abuelo de Aznar fuese nacionalista vasco fuese malo? Al contrario, a buen seguro, la mejor parte de su vida, aquella en la que se comprometió más altruistamente y en favor de valores más elevados, es la nacionalista vasca. Después, cuando cerró filas con el franquismo, hizo elogios de Hitler y defendió planteamientos antisemistas. El problema del actual presidente del Gobierno es que ignora la primera fase de su abuelo. De ahí lo poco y lo mal que sabe del tema vasco. Y con asesores como los que tiene...francamente...no creemos que la situación vaya a cambiar".
Anasagasti vuelve a retorcer el contenido de una pregunta para adaptarla a sus necesidades. El lector le dice que no considera malo que Aznar tuviese un abuelo nacionalista, pero el portavoz peneuvista que, o es muy tonto y no entiende lo que le preguntan, o es muy sibilino y trata de intoxicar a la primera que se le presenta, responde diciendo que no tiene nada de malo que el abuelo fuera nacionalista. Claro que no tiene nada de malo, señor Anasagasti, como no hay nada de malo en ser bajito, gordo, feo y calvo. O acaso, ¿es lo mismo que yo no tenga que ser juzgado por los crímenes de mi abuelo, a que no tenga nada de malo que mi abuelo fuera un criminal? ¿Distingue usted el matiz o no, señor Anasagasti?
Y así una tras otra. Haré mención a una de sus últimas perlas de la charla.
-Anasagasti: "Dijo el malogrado Ernest Lluch que el nacionalismo manufacturado en el País Vasco ha sido cuantitativa y cualitativamente más intenso en el lado nacionalista que en el vasquista. El nacionalismo español más acendrado, agresivo e intolerante ha encontrado, siempre, destacados valedores en el País Vasco. Vascos fueron, entre otros, Maeztu, Víctor Pradera, Sanchez Mazas, Valdes Larrañaga, Aizpurúa y Azqueta, Jacinto Miquelarena, y el autor de la música del cara al sol, el maestro Tellería. Por tanto, ¿qué quiere que le digamos?"
Penúltima bajeza de este individuo infecto e infeccioso. En primer lugar, el "malogrado" Ernest Lluch no falleció en un accidente de tráfico o de un ataque al corazón. Le descerrajó dos tiros en la cabeza un escualo etarra, sí señor Anasagasti, un chacal abertzale de esos a los que tanto gusta su partido de defender políticamente, proteger jurídicamente y subvencionar a sus familias para que le visiten cuando esté en prisión. Con ese asesinato, ETA quiso demostrar que ni tan siquiera aquellos que se mostraban más condescendientes con las tesis abertzales, estaban a salvo del plomo y de la dinamita de sus comandos. Y hasta donde yo sé, ni Maeztu, ni Víctor Pradera, ni Sánchez Mazas ni ninguno de los vascos que usted enumera, mató a nadie, ni apoyó sin disimulo a quienes mataban y atemorizaban a sus conciudadanos. Algo que sus amigos etarras y ustedes mismos, vienen haciendo desde hace casi cuarenta años.
Y no me extiendo más, que me pongo enfermo. Sólo una cuestión adicional. He sido lo suficientemente magnánimo como para tratar de corregir las numerosas faltas de ortografía y de puntuación cometidas por estos dos personajes, pero es posible que alguna se me haya pasado, por lo que pido encendidas disculpas a mis lectores.
Lucio Decumio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario