23 julio 2003

Y el mayor desafío de España

La prensa ha tenido acceso en el día de hoy, al borrador de documento constituyente elaborado por el lehendakari Ibarretxe y sobre el que deberá asentarse su propuesta de Estado Libre Asociado, a presentar al Parlamento Vasco para su aprobación en el próximo mes de Septiembre. Esta infamia política, jurídica y social ya redactada y estructurada por este lastimoso sujeto y el resto de congregantes de la pestilente hermandad peneuvista, ha recibido la campanuda y ostentosa denominación de "Propuesta de pacto político por el que se establece el marco de relaciones entre Euskadi y el Estado español basado en la libre asociación".

El documento sólo es la plasmación en negro sobre blanco del programa de máximos al que los nacionalistas jamás han renunciado, ni tan siquiera cuando el Estatuto de Guernica ha permitido alcanzar un nivel de autogobierno a la Comunidad Autónoma Vasca, que hace palidecer de envidia a los länder alemanes, los cantones suizos, el Ulster, o la mismísima provincia canadiense de Quebec.

Lo cierto es que, tras su lectura, la primera reacción de un ser humano bien documentado y cultivado, es la de la hilaridad, la carcajada, la risa, la rechifla, la burla, la mofa y la befa hacia el redactor del mismo y hacia quienes estuvieran en disposición de apoyarle.

Pero no puede ser así. Media la permanente y sanguinolienta amenaza del terrorismo etarra -que durante los últimos 35 años ha sometido a toda la sociedad vasca y española a una criminal tortura y a un salvaje chantaje socio-político, con la connivencia y justificación permanente del muy mal denominado nacionalismo democrático-, para que este estrafalario panfleto tenga que ser tomado como la seria provocación que es. Y como demostrado queda que no podemos carcajearnos de este pasquín, me veo en la obligación de advertir a todas las personas de bien que la sola lectura de sus primeros párrafos, en forma de preámbulo, induce al vómito espontáneo y compulsivo.

Espero que a los ciegos se les hayan abierto definitivamente los ojos. Los políticos invidentes que se han pasado la vida flirteando con el PNV y EA y que nunca pensaron que éstos últimos llegarían a subir este escalón, han quedado con las posaderas al aire. Los nacionalistas vascos nunca han tenido suficiente. Ni lo tendrán. El núcleo de su acción política y de su subsistencia como partido -al margen de la consabida coacción racista, xenófoba, totalitaria y excluyente consumada contra sus rivales-, ha sido siempre la reclamación permanente, la eterna victimización, la queja inagotable, el chantaje infatigable, la insatisfacción inextinguible, la demagogia, y la persecución, demonización y eliminación de sus adversarios. Y si algún día consiguen sus objetivos -que no lo lograrán- continuarán enfrentados contra todo y contra todos, pues sólo con uno o varios enemigos a los que combatir, ya sean imaginarios o reales, tiene sentido su existencia política.

Así que a nadie puede extrañar que tras años de componendas y de paños calientes con los dirigentes del PNV y de EA, en los que éstos han ido poniendo una vela a Dios y tres al diablo en cada ocasión en la que tenían que dar su parecer, Arzallus y sus secuaces políticos hayan decidido dar el paso definitivo, salir del armario y caminar de la mano del escorpión hacia el abismo de la secesión.

Ante tamaño desafío, sólo cabe mantenerse firme. Asir con fuerza la Constitución y las leyes que de ella emanan y atajar sin dilación esta mamarrachada.

A los españoles nos ha costado mucha sangre derramada durante siglos en incontables guerras civiles, enfrentamientos, dictaduras, fusilamientos y ejecuciones, alcanzar una estabilidad política, social y económica que era inimaginable hace sólo 25 años. Convivimos civilizadamente y en armonía respetando a nuestros rivales políticos, disfrutamos de unos niveles de bienestar y de libertades públicas y privadas que despiertan verdadera envidia y admiración en el resto del mundo, y nos hemos incorporado plenamente y sin complejos a los primeros vagones del tren donde viajan los países más prósperos de la Tierra. Hemos trazado y atravesado, en definitiva, un largo, proceloso y doloroso camino hasta vernos donde estamos. Y todo ese esfuerzo, para que ahora lleguen estos resentidos que se han aprovechado del zarandeo del nogal perpetrado por la destilación sangrienta de su ideario y escupan sobre los sufrimientos de nuestros antepasados, afirmando que el destino de la tierra sobre la que gobiernan, gracias a la legitimidad que fluye de aquello que quieren destruir, les pertenece a ellos.

¡¡Cómo han sido nuestros gobernantes tan necios, tan obtusos y tan mentecatos con este gremio de sepulcros blanqueados!! ¡¡Y durante cuántos años!! Hicieron creer a los sucesivos gobiernos de la Nación, con sus seductores cantos de sirena, que sin ellos, la violencia enquistada que se vivía en el País Vasco era irresoluble, cuando a ojos vista, ellos eran el origen. Y hoy se han desenmascarado definitivamente.

Ahora sólo cabe esperar de Aznar y los suyos la firmeza, presencia de ánimo, entereza, constancia, tenacidad y fortaleza de la que carecieron en el pasado sus predecesores y hasta ellos mismos.

Nos esperan tiempos difíciles, señores.

Lucio Decumio.

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