08 julio 2003

Leblanc y algunas cosas más

Empiezo a cansarme de tener que hablar repetidamente de este sujeto. Pero hoy lo haré en términos notablemente más positivos que en el dí­a de ayer. Afortunadamente, ha declarado nulo el pacto o acuerdo al que había llegado con Batasuna o algunos de sus siniestros tentáculos socio-educativos, que tanto da, para promocionar el vascuence en 16ª etapa del Tour de Francia. Hasta el menos avezado sabe positivamente que esa "promoción" se iba a convertir en una hiriente liturgia de reclamaciones independentistas descabelladas, ignominiosas humillaciones de las víctimas del terrorismo, mofa de los amenazados, enarbolación de hachas y serpientes por doquier, quema de banderas españolas, exhibición de fotografías de los sicarios encarcelados....

Debo felicitar desde aquí al Gobierno español y sobre todo, a los Ministerios de Interior y Asuntos Exteriores, que han reaccionado con celeridad y decisión ante la afrenta de Batasuna, canalizada a través del apocado director del Tour. Las presiones y protestas españolas dirigidas al Ejecutivo francés han surtido el efecto deseado, y éste, como no podí­a ser de otro modo, las ha trasladado a la organización de la carrera, que gracias a Dios, se ha dado por enterada. Además, el Parlamento Europeo ha estado en su sitio y también ha exigido a los organizadores que cancelaran el pacto del oprobio al punto.

Me da la reconfortante sensación, desde hace algún tiempo, de que nuestros gobernantes empiezan a sacudirse atávicos complejos de inferioridad (que también se encuentran enraizados profundamente en muchas capas de la sociedad española, ojo) a la par que dan pasos decididos hacia la defensa de nuestros intereses, cuando estos se ven amenazados, violentados o vilipendiados. La ilegalización de Batasuna, la intervención en Perejil, las iniciativas legislativas emprendidas en Europa para aislar a ETA y su pestilente inframundo, o los últimos acuerdos agrí­colas y pesqueros firmados en el seno de la UE, considero que me dan, al menos en parte, la razón.

Capí­tulo aparte merece la intervención del Foro de Ermua (unos valientes que los tienen como el caballo de Espartero) que se ha ofrecido a la organización del Tour de Francia con el fin de promocionar el vacuence en la misma etapa, pero desde una óptica obviamente más respetuosa, coherente, democrática y tolerante que la que habrían empleado los forajidos abertzales. Bien hecho, porque ya va siendo hora de que alguien se encargue de arrojar dignidad y honra a una lengua que ha sido sodomizada por quienes todos sabemos, y utilizada como semilla de odio, instrumento disgregador y fuente de conflictos, con el vil objetivo de obtener cuantos más réditos polí­ticos, mejor.

Durante años, y aún perdura en mi subconsciente, el alemán me ha resultado una lengua agresiva y amenazadora, pues he visto infinidad de documentales y películas sobre la Segunda Guerra Mundial y he leído los suficientes libros y artí­culos como para saber quién fue el instigador de aquel holocausto que arruinó a Europa y buena parte del mundo. Hoy por hoy, me sucede algo similar con sólo escuchar unas palabras en vascuence y eso me desagrada muchísimo. No quiero que me siga sucediendo en el futuro con una lengua que además, pertenece al acervo cultural español, pues la hablan los vascos. Los idiomas son patrimonios humanos de valor inmensurable y no tendrían que ser vehículos que movieran al miedo, la inquina, la aversión o el encono entre las personas.

Algo más prosaico, pero también serio. Cuando voy en el coche, de camino al trabajo o volviendo a mi casa, enciendo el receptor de radio de mi automóvil y conecto con diversas emisoras. Kiss FM, Dance FM, Europa FM, y también por qué no, los 40 Principales. Todas me distraen y todas tienen algo aprovechable, al menos a mi juicio. Pues bien, en esta última emisora, tengo entendido que se ha encaramado al número uno de su lista, un tema de un grupo presumiblemente desenfadado, inofensivo y pizpireto llamado "El Canto del Loco".

Ahora no recuerdo con exactitud cuál es el título de la canción que les ha catapultado hasta tan eminente posición, pero la letra no tiene desperdicio, de cargada de inmundicia que va. Al parecer, un mocoso adolescente se acerca hasta la casa de su mejor amigo para buscarle y dar una vuelta, pero como no está, aprovecha y se beneficia a la madre. De acuerdo, eso puede suceder, y de hecho, sucede con toda seguridad, porque hay madres entre 40 y 50 años que están para homenajearlas repetidamente. Lo que no me parece de recibo, al margen de lo disparatado de la letra en su conjunto, es que se dé el nombre de José, como el del hijo de la madurita de marras.

Seguro que ninguno de los descerebrados que conforman el grupito en cuestión se ha parado a pensar en el daño social y psicológico que le pueden infligir a cientos de adolescentes llamados "José" y que tienen unas madres de rechupete. No me gustaría estar en la piel de un chaval de 16 años que se llamara así­ y cuya progenitora, una rubia estupenda de 42 años, viniera a buscarle a las puertas del instituto con el coche para acercarle a sus clases de judo. Particularmente, yo no sabría donde meterme y pediría encarecidamente a mis padres hacer COU, o como demonios se llame ahora, en Estados Unidos.

Los intérpretes, productores y directores de radio-fórmulas deberían tener en cuenta que, a esas edades, este tipo de cosas pueden resultar enormemente lesivas para mucha gente. Hablo muy en serio.

Lucio Decumio.

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