04 julio 2003

Cachuli y Sadam

Ayer me estrellé por primera vez utilizando este servicio. Una de dos, no está mal. Por alguna razón que desconozco, sufrí­ un corte en mi lí­nea ADSL y no pude subir el texto que acababa de redactar.

Se me ocurrió hablar de Julián Muñoz y de la Pantoja, pues los habí­a visto fugazmente en televisión tratando de escapar de los asalariados de la prensa que informa sobre el estado de las ví­sceras de quienes se dejan, una vez que han hurgado convenientemente en ellas. Venía a decir algo así­ como que el pollo en cuestión, que es oriundo del pueblo de mi madre (El Arenal, Ávila) y a quien toda la vida se le ha conocido allÍ­ por el apodo de "Cachuli", tiene que tener un gusto muy retorcido a la hora de estar con una mujer, porque para aguantar la sonrisa invertida de la Pantoja, hay que estar hecho de una pasta especial. No quiero extenderme en este tipo de asuntos, pues mi hí­gado y mi estómago, que últimamente atraviesan algunos altibajos, no lo soportarí­an con toda la entereza que pudiera esperarse y desearse.


Un dato curioso. He leí­do que el gobierno de Estados Unidos ha ofrecido, en el más puro estilo del Viejo Far West, una recompensa de 25 millones de dólares por la captura, vivo o muerto, de Sadam Hussein. Curiosa casualidad, pues la cifra se ajusta casi con total exactitud a la abonada por el Real Madrid por el fichaje de David Beckham. En fin, aunque seguro que en dí­as venideros tendremos la oportunidad de escuchar o leer algún chiste al respecto de esta insignificante coincidencia, iré a lo que iba. Resulta chocante que los Estados Unidos hayan sido incapaces de dar caza a sus dos mayores enemigos de estos últimos años. Bin Laden se esfumó, y las teorí­as sobre su paradero son a veces tan dispares como disparatadas. Y otro tanto de lo mismo podría decirse acerca de las elucubraciones que se han realizado en torno a la suerte del sátrapa mesopotámico. En mi opinión ambos deben estar muertos, porque los bombardeos que llevaron a cabo la Navy, la USAF y la US Army, tanto en Afganistán como en Irak, fueron como para que no se escaparan ni las cucarachas. Ambos criminales sólo han podido tener una alternativa previa a ambos conflictos, nunca durante. Tanto avisaron los americanos y los británicos de la inminencia de los ataques, que únicamente un retrasado mental se habría quedado esperando a ver cuántas bombas le caían en el patio de su casa.

Por cierto, a la coalición anglo-americana se le está enconando la post-guerra iraquí­ de un modo furibundo. Creo que son 75 los soldados norteamericanos que han perdido la vida desde que Bush Junior decretó el final de las hostilidades.

En vista de esta compleja tesitura, bien haría José Marí­a Aznar en preparase ante una nueva embestida de la demagogia izquierdista española, porque en el momento en que despeguen o embarquen nuestros bravos soldados en misión de pacificación con destino al Golfo Pérsico, Llamazares y Zapatero se irán a la carrera y de la mano al garage de alguno de los dos. Y allí,­ redactarán, frenética y febrilmente el contenido de la pancarta que enarbolarán en el preciso instante en el que el primer soldado español pierda la vida en la misión. Si no desaprovecharon del modo más abyecto y nauseabundo la catástrofe del Prestige, el apoyo del Gobierno a la intervención armada contra el régimen de Sadam, el accidente de Tupolev en Turquí­a o la última catástrofe ferroviaria de Chinchilla, ¿alguien piensa que tendrán algún reparo o escrúpulo en arrojar encima de la mesa de Aznar las bajas españolas que puedan producirse en aquel territorio? Respondo a la pregunta. No, no se lo cree nadie.

Lucio Decumio.

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