A la espera de que pasen los días y las semanas, todo ello con el fin de obtener mejores perspectivas de los muchos, variados, trágicos y tragicómicos acontecimientos que han sacudido a España en los últimos diez días, hoy me voy a permitir desviarme de las líneas argumentales de mis últimos comentarios para instalarme en prosaicas butacas que me inducirán a disfrutar de un acomodado y merecido reposo neuronal. Descanso que no viene dado tanto en virtud de mis esfuerzos analíticos de los últimas jornadas en mi blog, sino que mas bien está relacionado con otros ámbitos del mundo que me rodea y que no viene al caso exponer pormenorizadamente por aquí.
En fin, que para otros días y noches aplazo y aparco tareas más complejas. Quiero hoy limitarme a dejar constancia y comentario de una noticia que me ha llamado poderosísimamente la atención. En el diario "El Mundo" he podido contemplar cómo una de las imágenes que ha captado recientemente el robot "Spirit" de la NASA, en uno de sus paseos o batidas fotográficas por la superficie marciana, muestra un extraño objeto que ha desencadenado la polémica respecto a su origen entre los científicos y los astrónomos que dirigen la misión.
Unos se atreven a afirmar que podría ser un meteorito, mientras otros aseguran que podría tratarse de algún objeto enviado en el pasado por las agencias espaciales terrestres que aun encontrándose en desuso, a día de hoy continuaría orbitando en torno al Planeta Rojo. Estas dos teorías son las que primero llaman a la puerta del raciocinio y del buen juicio, pero aún así, no faltarán las más descabelladas y aventuradas interpretaciones del fenómeno, sobre todo en el ámbito de foros, chats y páginas de Internet.
Yo por mi parte, me quedo con la ensoñación. Pongámonos en el caso de que realmente la NASA certificara que no se trata de ningún resto de ninguna nave terrestre y que el objeto tampoco responde a los parámetros de un meteorito -algo por otra parte, bastante improbable, a la vista de la imagen captada por nuestro pequeño explorador metálico- y que en definitiva, terminara aceptando que desconoce la naturaleza de ése objeto y que advirtiera serenamente, junto al Gobierno americano, de que podría tratarse de una nave ajena a nosotros.
Imaginaos. ¿No sería ésa la noticia más asombrosa y formidable de la Historia de la Humanidad? ¿qué impacto podría acarrear ése descubrimiento en nuestro mundo y en nuestras conciencias? ¿qué podría impedir a ése hecho convertirse en un punto de inflexión en nuestro devenir como especie y encaminarnos hacia proyectos comunes, menos egoístas y más dirigidos hacia la colaboración y la cooperación?
¿No sería ése un motivo suficiente para aparcar rencillas, conflictos, guerras, rencores y enemistades? Yo creo que sí, que podría serlo, pues nada puede ser más desafiante para el hombre que averiguar y certificar que no está sólo entre tantas estrellas, cometas y planetas y que otras civilizaciones y otros seres inteligentes le acompañan en su tránsito por el Universo.
No cuesta nada soñar y bien que se agradece hacerlo, pues los últimos acontecimientos que hemos vivido, nos han mostrado las caras más crudas y más amargas de la realidad.
Lucio Decumio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario