01 diciembre 2005

En caída libre

José Luis Carod Rovira, un tipo que bien podría estar en la cárcel pero que gracias a las necesidades zapateriles, sigue en la calle, al igual que sus compañeros de partido, alborotando, intimidando y amenazando.

Los peores augurios se cumplen con estremecedora puntualidad. Las peores perspectivas buscan y encuentran un hueco en la realidad cotidiana de cada día. Las peores profecías sobre el destino de España tras la llegada de Zapatero al poder y sus acuerdos con socios antisistema para sostenerse en él, toman cuerpo a velocidad de vértigo y sitúan a nuestra querida Nación al borde del colapso político y social.

No hay exageración en mis palabras, sino advertencia, alerta y llamada de atención en torno a los futuros acontecimientos que nos depararán las repetidas acciones vandálicas, provocadoras e impunes de la ponzoñosa carcoma que se ha instalado en los estratos dirigentes de nuestro país.

La situación es, desde mi punto de vista, la siguiente: como en los meses y en las jornadas previas al inicio de la Guerra Civil, una minoría exaltada, radical, sectaria y violenta, eleva a cada día que pasa, un grado más la temperatura de sus provocaciones contra una mayoría trabajadora y resueltamente pacífica, sin que el Gobierno de la Nación, teórico guardián del orden y de la libertad, pero preso -quién sabe si por obligación o convicción- de los actos y los designios del grupúsculo mencionado-, haga nada por impedirlo.

Minoría conformada por un hatajo de prosélitos del odio y del rencor, envalentonados por su condición de soporte indispensable para la continuidad de dos gabinetes -uno regional y otro nacional-, que se pasea con insultante alevosía por todo el territorio nacional cometiendo un sinfín de fechorías físicas y verbales que buscan -y que afortunadamente aún no han encontrado- una respuesta violenta y desabrida por parte de los inocentes ciudadanos que son víctimas de su piratería política.

Y ante todo ello, ante tal cúmulo de punzadas contra la decencia, la seguridad, la hacienda y puedo apostar que en el futuro, contra la integridad física de quienes se oponen a sus abusos y a sus oscuros manejos, un Gobierno que se dice nacional, encargado de mantener la seguridad, el orden y las propiedades de sus gobernados a salvo, mira con displicencia hacia otro lado y ríe o pasa de largo sobre las cada vez más peligrosas iniciativas del grupo político que les ayuda a continuar manteniéndose en unos cargos que maldita sea la hora que ocuparon.

Todo esto para referirme a ERC, a ése estercolero intelectual, a ése vertedero de inmundicias personales, a ése depósito de porquería verbal, a ésa pestilente congregación de pirómanos de la convivencia, búnker de salteadores, caverna de pandilleros pendencieros, ágora de camorristas tabernarios. Todos ellos -Benach, Carod, Puig, Tardá, Bargalló, Puigcercós y demás-, individuos que en otras latitudes físicas y democráticas, ya estarían inhabilitados, apartados de sus cargos o incluso entre rejas en razón de sus públicos acuerdos con organizaciones terroristas para desestabilizar y hacer saltar por los aires al país que les vio nacer.

Tipos que deberían haber sido descabalgados de sus preeminentes puestos políticos por su reiterado vandalismo verbal y por sus repetidas y desvergonzadas intimidaciones contra los medios informativos que denuncian sus métodos mafiosos, pero que siguen en primera línea política, amenazando cada día con más fuerza a quienes osan decir la verdad, sintiéndose a cada día que pasa, más respaldados por aquellos a los que ellos a su vez respaldan.

No hay coto a sus métodos de acción directa por parte de las autoridades que debieran impedirles tal demostración de chulería agitadora y por ello, sus saltos cualitativos en este terreno son cada vez de mayor calado. Empezaron reuniéndose a escondidas con ETA para acordar la desmembración de España y una tregua de los sicarios en Cataluña. En lugar de ir a la cárcel por ello, Zapatero les premió con reuniones secretas en Moncloa y con su confianza en ellos a la hora de buscar apoyos con los que apuntalar su sillón monclovita. Ahí no se detuvieron, pues continuaron lanzando dardos envenenados contra la solidaridad nacional, la convivencia, el respeto y la franqueza entre los españoles y en esa dinámica, cabría inscribir las declaraciones contra Madrid 2012, las insinuaciones de Puig contra Aznar durante la Comisión de Investigación del 11-M, las innumerables advertencias teñidas de pura extorsión política contra el PSOE, o la aprobación de ese monstruo antidemocrático y anticonstitucional que es el Nuevo Estatuto Catalán. Y las docenas de desmanes que ahora no recuerdo o no quiero recordar.

No contentos con todo ello, conocedores de su capacidad de amedrentamiento y de las nulas consecuencias penales que se derivarán de sus pendencias, invaden propiedades privadas de ciudadanos que ejercen libremente su derecho a opinar y a informar, imponen sus condiciones aquí y allá, enarbolan banderas expansionistas que generan tensiones territoriales de difícil apaciguamiento y por último -sólo de momento- se encadenan a la sede de la única emisora de radio que denuncia sin resuello, la tenebrosa realidad política, financiera y social que vive Cataluña y que amenaza con extenderse como una incontrolable metástasis, por el resto de la Nación.

Estos son los hechos, incontrovertibles, incontestables y tercos. Otra cosa es la ofensiva que en todos los ámbitos, tanto ERC como PSOE han lanzado para tratar de ocultar tanta vergüenza, tanto oprobio y tanta deshonestidad.

La pregunta es porqué, ¿Cuáles son las razones que les mueven a semejante campaña de acoso físico y verbal contra quienes les llevan la contraria o contra quienes denuncian sus atropellos y sus felonías?

Desde mi humilde punto de vista, el origen de tanta ferocidad desatada contra medios e instituciones críticos, no puede deberse únicamente a la sucesión de condonaciones, agresiones, asaltos, altercados o alborotos perpetrados por unos y por otros en fechas recientes y a las subsiguientes denuncias por parte de la prensa no apesebrada. Como tampoco creo que se deba al enojo que les pueden haber producido las innumerables muestras de civismo y urbanidad ofrecidas por la derecha sociológica en las multitudinarias manifestaciones que ha llevado a cabo en los últimos meses.

En todo esto hay algo más. Corruptelas e intentos de ocultarlas, las ha habido siempre, especialmente cuando la izquierda ha gobernado. Enconamiento contra los medios críticos, también. Pero esta contumacia furibunda en la laminación del adversario político y en la aniquilación -por el momento sólo técnica- de las voces y de los medios no afectos, tiene que esconder forzosamente algo más oscuro, más sombrío y más siniestro.

Lucio Decumio.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Las actuaciones de los tipos de Izquierda Republicana de Cataluña son prácticamente delictivas (472.5 y 543 Código Penal). Pero ¿qué se puede esperar de un Gobierno cuyo Presidente dice que no es español, sino libertano? (o comoquiera que se llamen los que dicen que tienen como patria 'la libertad').
Tremendo.
Respecto a lo de Madrid 2012, hicieron declaraciones inaceptables, pero el resultado final se debió a la colaboración del sarasa de Europa, y no a ellos. Afortunadamente estos histriones no tienen tanta importancia fuera de España. Al fin y al cabo son tantos como la población de Vallecas o Carabanchel.