27 febrero 2005

Hastío

Cada vez más, añoro los tiempos en que las series norteamericanas dominaban las parrillas televisivas y los horarios de máxima audiencia en las cadenas generalistas. Producciones de impecable ejecución argumental como "Twin Peaks" y "Expediente X" o más orientadas hacia el humor ligero, pero inteligente, trabajado, ágil y chispeante, como "Friends" y "Fraser", nos han ofrecido en los últimos tiempos, algunos de los mejores momentos de la televisión.

Desgraciadamente, las producciones de origen autóctono están tomando cada vez mayor protagonismo y no precisamente gracias a mejores guiones y argumentos que las anteriormente citadas.

La pistoletazo de salida hacia la más profunda decadencia, lo dio en su día Emilio Aragón con su celebérrimo "Médico de Familia". Falta de ritmo y plagada de personajes y situaciones más que previsibles, la serie cosechó un éxito absoluto y fue líder de audiencia durante años. Inconcebible, pero cierto. El paso del tiempo no nos ha llevado por mejores derroteros y desde hace dos o tres temporadas triunfa en TVE "Ana y los siete", un producto grimoso y cutre como pocos se han visto en la historia de la televisión.

Sin embargo, series de esta guisa, entre las que cuento la inmensa mayoría de las que produce y emite Antena 3 y la algo más decente "Cuéntame cómo pasó", pese a su cada vez más politizado mensaje, no son ni mucho menos, las peores a las que podemos tener acceso.

Nuevamente Tele 5, que fue pionera a la hora de ofrecernos la oportunidad de que abriéramos un hueco en nuestras inquietudes a series como las citadas en las primeras líneas, gana por goleada en lo que se refiere a la elaboración de productos televisivos cargados de intenciones sectarias, proselitistas y facciosas.

Hace aproximadamente un año, me entretuve en glosar los atributos y las cualidades de "Los Serrano". No sólo no me retracto, sino que me reafirmo en lo dicho entonces, pues aunque no veo desde hace mucho tiempo un capítulo completo, los guionistas siguen insistiendo en vituperar la figura del hombre a través de los ridículos y grotescos protagonistas masculinos de la serie. No me extenderé más en relación a esta producción, pero el que quiera ver lo que escribí en su día, puede pinchar y buscar a "Las Serranas" aquí.

Otra serie producida por Tele 5 y que ha alcanzado importante cotas e índices de audiencia, ha sido "Hospital Central", un semi-drama que utiliza como excusa el pretendido dinamismo que acucia al área de Urgencias de un gran hospital y a los integrantes de su plantilla, para tratar de transmitir a los televidentes una escala de valores fraudulenta, relajada y tergiversadora de la realidad. De modo recurrente, aparecen personajes estereotipados que reflejan la intención de los guionistas de confundir sus deseos con la verdadera realidad. Sólo tenéis que ver un par de capítulos y comprenderéis lo que digo.

Y llegamos a la zona caliente de las producciones de la cadena dirigida por Paolo Vasile. Por cierto, en este punto, me gustaría preguntarme y preguntar a mi cada vez más concurrido auditorio ;-) si Tele 5 tiene la intención de emitir las campanadas de fin de año desde el barrio del Carmelo, en Barcelona, al igual que hizo en 2002 al transmitirlas desde Muxía, en la Costa da Morte gallega, unas semanas después de que el Gobierno de Aznar en pleno, a bordo del submarino británico Tireless, torpedeara alevosamente a aquel petrolero de doble casco que cumplía escrupulosamente con todas las normativas de seguridad marítima y que creo recordar, se llamaba Prestige.

Bien. Como decía, llegamos a la "pata negra" de las series producidas por Tele 5. Si las dos anteriores buscan abiertamente reblandecer el raciocinio y la capacidad de análisis de sus seguidores hasta conducirles a posiciones aburguesadas, acríticas y laxas respecto a temas de calado, "Siete vidas" y "El Comisario", se llevan por méritos propios el Emmy y el TP de Oro a las mejores series de agitación social y de propaganda fingidamente progresista.

Empezaré con "Siete vidas". No hay episodio en que no se haga mención hiriente, ultrajante y despectiva, a algún dirigente del PP. Cuando no es Mariano Rajoy, es Acebes y cuando no, Cascos, Aznar, Fraga o el que pegue. Ojo, ni mucho menos estoy en contra de la broma, el chascarrillo, la imitación o los chistes a costa de determinados políticos de determinado signo político. Mas bien al contrario, pues es un ejercicio de salud democrática y de libertad de expresión bien entendida -véase el caso de las imitaciones, por ejemplo, de Cruz y Raya-. Pero los guionistas o los "think tank" de esta serie, van a cuchillo. Haciendo gala de una cobardía estomagante, buscan premeditamente erosionar mediante el ninguneo y la ofensa gratuita, un capítulo tras otro, la figura y el perfil de los mandatarios del partido y del mismo partido en último término.

Y evidentemente, no hay contrapartida. Las menciones a Zapatero, Caldera, Rubalcaba, Llamazares o Pepiño Blanco, son casi inexistentes y cuando se hacen, no adquieren ni de lejos el el tono injurioso de las que se lanzan contra sus rivales políticos. Una última anotación. En los muchos capítulos que he visto de "Siete vidas", jamás, nunca, en la vida, he oído referencias a políticos nacionalistas. A esos sí que se les respeta. Los medrosos y los pusilánimes sabe muy bien con quién se juegan los cuartos.

Y llegamos a "El Comisario". Lleva por lo menos cinco años en antena. Y en todo ese tiempo, puedo he constatado que en la comisaría de ficción que capitanea Tito Valverde, se han detenido por delitos de sangre, de prostitución, de pederastia, de tráfico de drogas y de violación, a más curas, párrocos, diáconos, monjas, beatonas, obispos o simplemente católicos practicantes, que a integrantes de mafias colombianas, ucranianas, rumanas, moldavas, mexicanas, búlgaras, rusas o musulmanas.

Los vientos de corrección política y de subversión de la realidad que nos azotaban ya en tiempos de los Gobiernos de Aznar, en virtud de los complejos de inferioridad de la derecha nacional, han transmutado en huracanes incontrolables que pueden llevarse por delante el sentido común de mucha gente dispuesta a creerse las mentiras que machaconamente le repitan desde todos los altavoces al servicio de la causa progresista.

¿Es que alguien en su sano juicio es capaz de creerse que, ya no sólo numéricamente, sino proporcionalmente, hay más delincuentes y asesinos entre el clero que entre otros segmentos de la población, especialmente el que abarca a la inmigración ilegal? ¿En qué cabeza cabe? ¿En qué mundo viven? ¿En qué mundo quieren hacernos vivir?

Nadie dice que la Iglesia esté libre de polvo y paja. Habrá malas hierbas, seguro, pero el ensañamiento contra todo lo que huela a católico en esta ficción nauseabunda, mueve al vómito compulsivo. Y hay tal falta de respeto y de objetividad hacia la verdadera realidad a la que tiene que hacer frente desde hace tiempo la Policía Nacional y por extensión, la población a la que debe proteger, que la ausencia de protestas por parte de los sindicatos policiales por tan perturbadora y manipuladora visión del día a día del Cuerpo, me espanta.

Muchos estarán ávidos de seguir leyendo tan sesudos y entretenidos análisis televisivos, pero llega la hora de terminar. ¡¡Ah!! Y que nadie se olvide de otra de las baterías de artillería de campaña a la que Tele 5 ha dado forma en sus altos hornos y que sirve para percutir de modo inmisericorde el otro flanco del sentido común, de la sensatez y de la coherencia. Me refiero a "Gran Hermano", "Gran Hermano VIP", "Crónicas Marcianas", "TNT", "Caiga quien caiga" y "Pecado Original". Y de los informativos, para qué hablar.

Lucio Decumio TV.

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