Aunque haya cosas que se tengan por sabidas, conocidas y asimiladas, éstas no dejan de sorprendernos y de pasmarnos. Un ejemplo gráfico de lo que digo, es la permanente desfachatez y la singular desvergüenza de que hacen gala, un día sí y otro también, los dirigentes del PSOE, cuando de volverse atrás sobre lo dicho, se trata. No recuerdo muy bien las fechas, pero apenas deben haber pasado tres o cuatro meses desde que encabezados por su Secretario General, José Blanco y secundados por sus formidables regimientos de artillería mediática, los socialistas, ya en el Gobierno, se lanzaran a la yugular del PP y de José María Aznar, para acusarles, consciente y aviesamente, de haber utilizado dinero público para la contratación de los servicios del bufete americano Piper and Rudnick, cuya misión habría de ser -siempre según la propaganda del actual régimen- la de promover la imagen de Aznar en los Estados Unidos y presionar ante el Congreso Norteamericano para que al anterior Presidente del Gobierno, le fuera concedida la Medalla de Oro de la citada institución.
Lo dicho, nada nuevo bajo el Sol. Siguiendo su inveterada y decimonónica costumbre, mintieron y manipularon a la opinión pública, recortando y retocando a su antojo, la realidad de los hechos. Así, cuando los dirigentes del Partido Popular quisieron salir a la palestra para defender el contrato que el Gobierno de Aznar había firmado con el mencionado "lobby" de Washington y las razones de Estado que a ello movieron, el daño ya estaba, como en tantas otras ocasiones, hecho.
Ni siquiera las declaraciones del mismísimo Felipe González pudieron amortiguar el traicionero golpe de Pepiño, la SER, Canal + y demás demagogos. El que fuera presidente del Gobierno durante catorce años, manifestó públicamente que ese tipo de contratos con ese tipo de empresas, eran moneda de cambio habitual durante su etapa en el Gobierno, pues la labor de campo que desempeñaban para mejorar la imagen de España ante los estadounidenses, era muy notable y apreciable, especialmente en el terreno económico. Pero ya daba igual. Como decía, al traje se le había arrojado premeditamente otra mancha.
Su estrategia política -si es que hay política en esa estrategia- ha seguido una pauta común en los últimos dos años. El hundimiento del Prestige, el atentado del 11 de Marzo, el accidente del Yakovlev-42 o la Guerra de Iraq, han sido las partes de un todo que ha sido retorcido, manipulado y utilizado en su propio beneficio político, sin importarles el resultado de las medidas paliativas o preventivas que el Gobierno de Aznar pudiera adoptar ante estos acontecimientos, pues desde sus medios afines, daban como irrebatible ante la opinión pública, la certeza de que el Gobierno del PP, mentía o hacía dejación de sus funciones.
Lo crucial, lo crítico, era desgastar a sus rivales y asaltar el Poder a través de cualquier método, utilizando del modo más sucio y tabernario, los citados hechos. Y desafortunadamente, la consigna no sólo fue válida hasta que llegaron al Gobierno de la Nación. A la luz de los últimos acontecimientos relacionados con la investigación parlamentaria del 11-M, queda perfectamente claro que el eje central de la acción política del PSOE, ante la ausencia de ideas o planteamientos propios, sigue siendo la erosión de José María Aznar, del PP y de su etapa de gobierno.
Pero a medida que pasan los meses, sus pecados de intoxicación y de falseamiento de la realidad, se les presentan una y otra vez y del modo más obstinado posible, ante sí. Las sombras de aquellas faltas, se empeñan en recordarles cuáles fueron y cuáles siguen siendo, sus obtusos métodos para hacer política y los resultados que de ellos obtienen a medio y largo plazo.
Ahora, Zetapero y sus adláteres en el Gobierno, vuelven a cargarse con unos cuantos quintales más de oprobio y deshonra, pues es en estos momentos, tras la absurda, inexplicable e infantil catarata de agravios perpetrados contra los Estados Unidos, cuando más se ven en la obligación de continuar utilizando los servicios de Piper and Rudnick para que la imagen de España y sobre todo la de su Gobierno y su Presidente, no sigan cayendo a la misma velocidad que un tiesto desde una terraza.
Eso sí, no le arriendo el beneficio a Piper and Rudnick. Tal y como están las cosas entre Bush y Zetapero, los abogados y los consultores de esta empresa van a tener que multiplicarse y hacer horas extras hasta el amanecer, para que el tiesto no termine despedazándose contra la acera.
Lucio Decumio.
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