La sonada derrota que ha cosechado hoy el Gobierno de Rodríguez Zapatero, así como el Grupo Parlamentario Socialista en el Senado junto con sus aliados, ha sido realmente espectacular, no tanto por la trascendencia de la misma, que sospecho no será excesiva, sino más bien por el modo y manera en que ha tenido lugar y sobre todo, por el toque de atención que supone para el Gobierno de cara al futuro.
Hoy miércoles, tenía lugar en la Cámara Alta, la votación de una moción presentada por el Partido Popular en la que se instaba al Gobierno a no realizar ninguna modificación o derogación de los contenidos de la Ley Orgánica de Calidad de la Enseñanza y a no suspender su calendario de aplicación, sin que mediara un proceso previo de diálogo político similar al que se sostuvo antes de la aprobación de dicha Ley.
Una moción en principio, algo genérica y abstracta, dicho sea de paso, pero ilustrativa de las intenciones y de las inclinaciones de unos y otros respecto al citado texto.
Pues bien, hete aquí que la inexperiencia y la ignorancia, aderezadas más que seguramente por unas gotas de prepotencia y unas briznas de soberbia, han obrado el milagro. Antecedentes al respecto a tener en cuenta, es que en la actualidad el PP cuenta con 123 escaños en el Senado, sobre 251 y en cuanto las Cortes Autonómicas Andaluzas designen a los ocho senadores que por ley le corresponde nombrar, serán 126 sobre los 259 asientos reales del Senado.
Es decir, que con la aritmética en la mano, es fácil colegir que pese a encontrarse en minoría, el PP se halla en una posición privilegiada para aprovechar cualquier traspié presencial de los senadores socialistas o de sus socios en la Cámara Alta, que por otra parte, son todos los demás.
Y hoy mismo, como decía, se ha dado el caso. En una primera votación, caótica, todo hay que decirlo, la citada moción del Grupo Popular en el Senado ha sido aprobada ante el asombro general y con unas cifras de abstención que no dejan en buen lugar ni a unos, ni a otros. Sin embargo, incapaces de mantener la compostura ante tan inesperado resultado, zarandeados por el varapalo y escudándose en pretextos infantiles, los senadores socialistas, secundados por sus aliados, se han dirigido al Presidente de la Cámara Alta y le han solicitado que se volviera a repetir la votación. Y entre las legítimas protestas del Grupo Popular, se ha repetido, como se repite un penalty que ha sido gol porque cuando el árbitro pitó, el portero estaba mirando al graderío y no al balón.
Y para mayor sorpresa de los asistentes y con el portero ya concentrado en su deber, el delantero ha vuelto a marcar. 119 votos a favor de la moción y 115 en contra, con una sola abstención. El escarnio, la mofa y la befa han sido las consecuencias subsiguientes que han tenido que afrontar quienes han sido incapaces de asumir una primera derrota motivada por su inoperancia y que se han visto abocados a encajar una segunda bofetada aún más dolorosa.
Insisto en que la trascendencia política de esta votación es muy relativa, pues lo más que logra la Oposición -que alguien me corrija si me equivoco- bloqueando iniciativas legislativas del Gobierno provenientes de la Cámara Baja o presentando enmiendas o mociones a las mismas, es retrasar la puesta en marcha de la Ley o de la iniciativa en cuestión, entre cuatro y seis meses.
Pero para el PP y para todos los que no creemos en este Gobierno de iletrados y de incompetentes, se abre una vía de bloqueo legislativo temporal enormemente interesante.
Mi consejo al respecto es que los "populares" tengan siempre a mano y bien preparados, un buen fajo de enmiendas, vetos y mociones de este tipo, antes incluso de que se aprueben Leyes en el Parlamento o en el Consejo de Ministros y que los senadores de la formación que dirige Mariano Rajoy acudan sin falta a la Cámara Alta cuando tenga lugar alguna votación de calado. Y una vez allí, que echen un vistazo al resto de escaños, sumen, resten y en función de que tengan o no mayoría, sometan a votación una o varias de las citadas enmiendas.
Caso de repetirse estas situaciones, es posible que estas derrotas sólo representen pequeñas chinitas en los zapatos del Zapatero, pero en otras, podrían poner en graves aprietos al PSOE.
Lucio Decumio.
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