País: España. Año: 2004-2005. Director: José Luis Rodríguez Zapatero. Productor: Jesús de Polanco. Guionistas: José Luis Rodríguez Zapatero, Jesús de Polanco, Pepiño Blanco, Pasqual Maragall, José Luis Carod Rovira y Gaspar Llamazares. Intérpretes: José Luis Rodríguez Zapatero, Jesús de Polanco, Pepiño Blanco, Pasqual Maragall, José Luis Carod Rovira, Gaspar Llamazares, María Teresa Fernández de la Vega, José Bono, Mariano Rajoy, Esperanza Aguirre, Ángel Acebes, Eduardo Zaplana y un montón más.
Sinopsis: Corre el año 2005. España, otrora una Nación que caminaba firme en el concierto económico y político internacional, es ahora un país sin rumbo y con un futuro incierto en virtud de la ineptitud y de la mala fe de sus actuales dirigentes. El Presidente del Gobierno, un tipo enfermizamente sectario y revanchista, cuya legitimidad estará siempre marcada por el mayor atentado terrorista sufrido por el país, ha decidido desenmascararse. Apremiado por las últimas revelaciones de los medios informativos que aún no le son afines y que apuntan hacia oscuras conexiones de su partido y de él mismo con los trágicos acontecimientos que le catapultaron al Poder, el Presidente ha optado por acelerar el asalto final contra el único partido político que puede arrebatarle en las urnas el gobierno anormalmente conquistado un año antes y así, perpetuarse en el Poder y demoler el sistema de libertades que ha imperado en el país desde hace tres décadas.
Apoyado por sus oscuros aliados separatistas y totalitarios y tras meses de constante acoso mediático y político contra sus adversarios parlamentarios, el Presidente está resuelto a utilizar todos los mecanismos del Poder para dar la puntilla a quienes osan enfrentarse a él y a los suyos con la razón, el buen juicio, la libertad y la Historia en la mano.
Durante el metraje, el espectador asistirá a las sombrías maniobras que el siniestro gobernante y sus taimados aliados llevarán a cabo para provocar de modo constante, consciente y premeditado, las iras de algunos sectores de la oposición política con el fin de invitarles a dar un paso adelante hacia su radicalización y posterior separación del cuerpo global opositor.
Para conseguir sus lóbregas metas, el plan del Presidente se desarrollará en tres fases complementarias: Durante la primera, concatenará un sinfín de despectivos y humillantes agravios contra los sentimientos, la iconografía y las manifestaciones religiosas y culturales de los simpatizantes del partido rival hasta obtener una reacción encrespada de éstos contra las ofensas mencionadas. A lo largo de la segunda fase, la más opaca de todas, facilitará a sus rivales más bulliciosos, los cauces de financiación necesarios para desprenderse de la matriz y caminar por su cuenta. Y en un tercer y último estadio que enlazará directamente con los anteriores, empleará toda la potencia de su servil artillería mediática como caja de resonancia para advertir repetidamente sobre el peligro de una involución pre-constitucional y presentarse como garante exclusivo de estabilidad y progreso eternos.
Enfrente, un partido político sostenido por diez millones de votantes, observará atónito cómo desde el teórico gobierno democrático de la Nación, se le intentará aplastar para evitar que vuelva a imponerse en futuras convocatorias electorales. Los líderes de esta formación, que ya fueron ferozmente agredidos en su etapa como gobernantes por quienes ahora ostentan el Poder y entonces eran Oposición, tendrán que encontrar las fórmulas adecuadas para galvanizarse, ponerse en marcha y responder adecuadamente, desde el sentido común, el raciocinio y la sensatez, a los sucesivos intentos de destrucción a los que se verán sometidos.
Lo sé, he destripado la película, pero no me he podido contener.
Lucio Decumio Films.
28 marzo 2005
18 marzo 2005
Homenaje al criminal
Unas breves pinceladas sobre alguno de los invitados a la cena-homenaje que se le tributó ayer a Santiago Carrillo con motivo de su reciente 90 cumpleaños. Reunión de pastores, España muerta.
-Juan José Ibarreche: Actual lendakari del Gobierno Vasco y responsable directo, por acción y omisión, del exilio forzoso de cerca de 120.000 vascos a otras tierras españolas en las que su vida y hacienda, no corrieran peligro. Asimismo, previamente hubo de ser colaborador necesario de la diáspora de otros 250.000.
-Jordi Pujol: Presidente de la Generalitat de Cataluña entre 1980 y 2003. Durante sus mandatos, la cosmovisión de su particularismo excluyente se impuso en toda la región gracias a un disparatado gasto público que ahora, sus herederos políticos de la izquierda nacionalista, quieren hacer pagar al resto de los españoles.
-Jorge Verstrynge: Un tipo que le debe más reconocimiento público a su insólito apellido y a sus gafas Gestapo años 30, que a su dinamismo político. Como no le dejaron medrar lo suficiente en el PP, se hizo con el carnet del PSOE, pero ni por ésas.
-Rodolfo Martín Villa: Ex- ministro franquista, ex-ministro del Interior con la UCD, ex-dirigente y ex-diputado del PP y ahora, presidente de Sogecable. Un superviviente, vamos.
-Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón: Le avala su condición de padre de la Constitución, pero en los últimos tiempos ha quedado claro que la seducción que ejerce el Lado Oscuro sobre los más pusilánimes, es intensa.
-Gregorio Peces-Barba: Otro de los padres de la Constitución y ex-Presidente del Congreso, en la actualidad dedica todos sus esfuerzos a la lustrosa tarea de acabar con el prestigio de la Asociación Víctimas del Terrorismo. Nadie mejor que un ardoroso defensor de etarras para cumplir escrupulosamente con las atribuciones y misiones que le ha encomendado ZP al respecto. Ayer, en un ejercicio de maniqueísmo manipulador sin precedentes, calificó a los presentes en la cena como "los buenos" y a los ausentes, como "los malos". Sin más comentarios.
-Juan Carlos Rodríguez Ibarra: Presidente de la Junta de Extremadura desde la mismísima noche de los tiempos. Populista excelso que maldice a diario no haber nacido en alguna república bananera para dar la verdadera medida de sí mismo.
-Joaquín Sabina: Ronco trovador, flautista y drogadicto empedernido que dio cobijo a no pocos etarras en su domicilio londinense hace varios años. Justo es reconocer que posteriormente, pidió públicas disculpas por haberse permitido actitudes tan hospitalarias hacia huéspedes tan poco recomendables.
-José Saramago, Juan Diego, Víctor Manuel y otros/as de su especie: Mientras viven a cuerpo de rey, no hay fregado o convocatoria antisistema a la que no le presten su más rendido apoyo. En los últimos 25 años, todos ellos -incluido Sabina- han firmado en tantos manifiestos pro-castristas y filo-estalinistas, que la artritis y el Parkinson empiezan a hacer mella en sus cada vez más envejecidas manos. Tras el convite, se fueron en etílica romería laica a presenciar la caída de Franco. Unos valientes.
-José Luis Rodríguez Zapatero: Un enviado de los dioses para todos los anteriores protagonistas del evento. Tan es así, que no contentos con el empacho de sectarismo que se brindaron a sí mismos durante el ágape, el Presidente les obsequió con el postre estrella de la velada. El desmantelamiento, con nocturnidad y alevosía, de la estatua ecuestre de Franco en Nuevos Ministerios.
-Santiago Carrillo: Mínimo 12.000 almas contemplan atónitas desde el más allá, como este antiguo Jefe de Seguridad de la Junta de Defensa de Madrid durante la Guerra Civil, no sólo no ha pagado por sus atroces crímenes en Paracuellos y San Fernando, ni ha tenido la gallardía y la decencia de arrepentirse de los mismos. Muy al contrario, sigue pavoneándose impunemente por todos los rincones de España entre enfervorecidos vítores y aclamaciones, mientras se llama a sí mismo luchador por la libertad y la democracia.
Y lo que nos queda por ver.
Lucio Decumio.
-Juan José Ibarreche: Actual lendakari del Gobierno Vasco y responsable directo, por acción y omisión, del exilio forzoso de cerca de 120.000 vascos a otras tierras españolas en las que su vida y hacienda, no corrieran peligro. Asimismo, previamente hubo de ser colaborador necesario de la diáspora de otros 250.000.
-Jordi Pujol: Presidente de la Generalitat de Cataluña entre 1980 y 2003. Durante sus mandatos, la cosmovisión de su particularismo excluyente se impuso en toda la región gracias a un disparatado gasto público que ahora, sus herederos políticos de la izquierda nacionalista, quieren hacer pagar al resto de los españoles.
-Jorge Verstrynge: Un tipo que le debe más reconocimiento público a su insólito apellido y a sus gafas Gestapo años 30, que a su dinamismo político. Como no le dejaron medrar lo suficiente en el PP, se hizo con el carnet del PSOE, pero ni por ésas.
-Rodolfo Martín Villa: Ex- ministro franquista, ex-ministro del Interior con la UCD, ex-dirigente y ex-diputado del PP y ahora, presidente de Sogecable. Un superviviente, vamos.
-Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón: Le avala su condición de padre de la Constitución, pero en los últimos tiempos ha quedado claro que la seducción que ejerce el Lado Oscuro sobre los más pusilánimes, es intensa.
-Gregorio Peces-Barba: Otro de los padres de la Constitución y ex-Presidente del Congreso, en la actualidad dedica todos sus esfuerzos a la lustrosa tarea de acabar con el prestigio de la Asociación Víctimas del Terrorismo. Nadie mejor que un ardoroso defensor de etarras para cumplir escrupulosamente con las atribuciones y misiones que le ha encomendado ZP al respecto. Ayer, en un ejercicio de maniqueísmo manipulador sin precedentes, calificó a los presentes en la cena como "los buenos" y a los ausentes, como "los malos". Sin más comentarios.
-Juan Carlos Rodríguez Ibarra: Presidente de la Junta de Extremadura desde la mismísima noche de los tiempos. Populista excelso que maldice a diario no haber nacido en alguna república bananera para dar la verdadera medida de sí mismo.
-Joaquín Sabina: Ronco trovador, flautista y drogadicto empedernido que dio cobijo a no pocos etarras en su domicilio londinense hace varios años. Justo es reconocer que posteriormente, pidió públicas disculpas por haberse permitido actitudes tan hospitalarias hacia huéspedes tan poco recomendables.
-José Saramago, Juan Diego, Víctor Manuel y otros/as de su especie: Mientras viven a cuerpo de rey, no hay fregado o convocatoria antisistema a la que no le presten su más rendido apoyo. En los últimos 25 años, todos ellos -incluido Sabina- han firmado en tantos manifiestos pro-castristas y filo-estalinistas, que la artritis y el Parkinson empiezan a hacer mella en sus cada vez más envejecidas manos. Tras el convite, se fueron en etílica romería laica a presenciar la caída de Franco. Unos valientes.
-José Luis Rodríguez Zapatero: Un enviado de los dioses para todos los anteriores protagonistas del evento. Tan es así, que no contentos con el empacho de sectarismo que se brindaron a sí mismos durante el ágape, el Presidente les obsequió con el postre estrella de la velada. El desmantelamiento, con nocturnidad y alevosía, de la estatua ecuestre de Franco en Nuevos Ministerios.
-Santiago Carrillo: Mínimo 12.000 almas contemplan atónitas desde el más allá, como este antiguo Jefe de Seguridad de la Junta de Defensa de Madrid durante la Guerra Civil, no sólo no ha pagado por sus atroces crímenes en Paracuellos y San Fernando, ni ha tenido la gallardía y la decencia de arrepentirse de los mismos. Muy al contrario, sigue pavoneándose impunemente por todos los rincones de España entre enfervorecidos vítores y aclamaciones, mientras se llama a sí mismo luchador por la libertad y la democracia.
Y lo que nos queda por ver.
Lucio Decumio.
15 marzo 2005
Nadal y guardar la ropa
Desde que se desató en Barcelona la gravísima crisis humanitaria y social derivada del hundimiento de buena parte de los edificios del Barrio del Carmelo, la mayoría de la clase dirigente catalana ha interpretado tal cantidad de actos de cobardía, incompetencia y villanía política, que ahora, a sólo cuarenta días de que se produjeran los acontecimientos, resulta casi imposible hacer un recuento de ellos en vista de su magno volumen.
Dejando aparte el inconcebible y bochornoso abandono que han sufrido y siguen padeciendo los afectados, las irrisorias y enojosas indemnizaciones que la Generalitat les quiere hacer llegar y en último término, el vergonzoso sainete apaciguador interpretado por Maragall y Mas durante el pleno de la moción de censura presentada por Piqué -el único que ha demostrado sólo un poquito de sentido común en todo este asunto- me introduciré de lleno en el que yo creo que es el episodio más sonrojante y aturdidor de todos a cuantos hemos tenido acceso.
Ayer se dio el pistoletazo de salida a la comisión de investigación que el Parlamento Catalán ha constituido para esclarecer los sucesos acaecidos en el Carmelo y depurar responsabilidades. Como todos bien sabemos, pues de comisiones de investigación parlamentarias -tanto autonómicas como nacionales- vamos bien servidos los españoles en los últimos años, las tareas que lleve a cabo este comité de diputados, sólo terminarán sirviendo para enredar aún más el problema, para oscurecer más los hechos y sobre todo, para que quienes poco o nada tuvieron que ver en el desastre salgan malparados y para que los máximos responsables del mismo se escapen de rositas sin tener que rendir cuentas ante nadie por sus tropelías.
Como de costumbre, me voy de rama en rama y termino perdiendo el hilo conductor. A lo que iba. Ayer dio sus primeros pasos la comisión y si la memoria no me falla -ya estaría mal que lo hiciera tan sólo 24 horas después- el primer compareciente que se presentó ante los comisionados fue el actual Consejero de Obras Públicas de la Generalitat, Joaquín Nadal. El hombre, un tipo ya fogueado en la política catalana -no en vano fue candidato a President a principios de los 90- respondió plácidamente a las preguntas planteadas y al final de su intervención y sin encomendarse ni a Dios ni al diablo, se puso la venda antes de hacerse la herida y anunció que hasta que no se revisaran en profundidad los proyectos y las concesiones, quedaban paralizadas 11 obras públicas -metro, ferrocarril y carreteras- dependientes del Gobierno catalán. Asombroso. El angelito se quedó tan ufano y nadie, ni en Cataluña ni en el resto de España, ha alzado la voz contra tamaña amalgama de incompetencia, arrogancia y desprecio hacia la inteligencia de los ciudadanos.
Pero vamos a ver. El horizonte al que presuntamente desea llegar esta comisión, si no me equivoco, se encuentra en la búsqueda de las causas que motivaron el desplome de varios edificios en el Carmelo. Por extensión, también habría de lograr su hallazgo y depuración, aunque éso, como decía anteriormente, es bastante más improbable. Es decir, no estamos ante una comisión de investigación que trata de averiguar si CiU se embolsó o no un tres por ciento del coste total de las obras que se llevaron a cabo bajo su mandato, ni ante una comisión de expertos sobre contenidos audivisuales, ni tampoco ante una que pretenda establecer los orígenes del Universo. No. Esta comisión aspira a conocer qué falló y quién falló para que el suelo del Carmelo, fallara bajo los pies de sus habitantes.
Entonces, ¿qué nos intenta decir Nadal suspendiendo las 11 obras previamente mencionadas? ¿Que no está seguro de que no se vayan a producir más accidentes como el del Carmelo en alguno de esos trabajos? Y si no está seguro de que no se van a producir ¿porqué razón no está seguro? ¿Tal vez no está seguro porque sabe que no puede estarlo? ¿Tal vez no está seguro porque es perfecto conocedor de los mecanismos de concesión, licitación y ejecución de obras y le consta que no son de fiar? ¿Sabe acaso que la Generalitat, que la Consejería que él dirige, dándole buen nombre al peculiar espíritu cicatero catalán, pone 15 centímetros de hormigón donde debería poner 20, vigas de hierro donde debería ponerlas de acero templado o yeso barato donde debería poner cemento armado?
Y si fuera así, si las obras se adjudicaran irregularmente y los materiales y maquinaria empleados fueran de inferior calidad a los requeridos, ¿adónde van a parar los euros que se ahorra el Gobierno catalán? ¿Al bolsillo de CiU antes? ¿Al del tripartito ahora?
Sin embargo, es con mucho la siguiente reflexión que voy a hacer, la que se me presenta como la más desasosegante de todas las que me puedo plantear al respecto de este asunto pestilente. Veamos; si por algún inexplicable milagro de origen arcangélico, los cimientos de los edificios del Carmelo no hubieran cedido al paso de las tuneladoras que a escasos metros horadaban el subsuelo barcelonés y las casas no se hubieran agrietado y desplomado, no habría habido ni escándalo, ni debate en el Parlamento catalán y ni mucho menos, comisión de investigación. Por extensión, tampoco hubiera habido comparecencia alguna del Consejero de Obras Públicas, así que éste, tampoco se hubiera visto en la tesitura de tener que ordenar la paralización de los trabajos en curso, incluido el que afectaba al propio Carmelo.
Es decir, que si el Carmelo no se viene abajo, las chapuzas bananeras y los conchabeos más hirientes en el ámbito de las obras públicas en Cataluña, hubieran seguido tranquilamente su curso a través de concesiones, licitaciones y contrataciones cargadas de la más obscena irregulararidad. Y para rematar, vaya usted a saber desde cuándo y con qué negligente complacencia y complicidad, tienen estos comportamientos lugar.
En cualquier país civilizado y con un sistema político saneado y a pleno rendimiento, un individuo como Joaquín Nadal no habría tenido cabida jamás. Y caso de haberla tenido y haber reunido la suficiente desfachatez para decir lo que dijo ayer, así como de cancelar las obras que canceló, su cabeza tendría que haber rodado inmediatamente. O por iniciativa de sus superiores o por la suya propia. Afortundamente, Bruselas ya está sobre el asunto y amenaza con cortar el grifo de los fondos estructurales a Cataluña si tanta irregularidad administrativa y en última instancia técnica, se confirma.
Pero mientras tanto, así nos va en España. Hasta que la izquierda deje de tener patente de corso para expedir públicamente carnets de moralidad mientras que a espaldas de la ciudadanía, hace y deshace hipócritamente a su antojo, seguiremos asistiendo, como sucedió ayer, a explícitos, repugnantes y jactanciosos reconocimientos de la propia ineptitud y de la propia indecencia, sin que de ello se derive responsabilidad alguna.
Lucio Decumio.
Dejando aparte el inconcebible y bochornoso abandono que han sufrido y siguen padeciendo los afectados, las irrisorias y enojosas indemnizaciones que la Generalitat les quiere hacer llegar y en último término, el vergonzoso sainete apaciguador interpretado por Maragall y Mas durante el pleno de la moción de censura presentada por Piqué -el único que ha demostrado sólo un poquito de sentido común en todo este asunto- me introduciré de lleno en el que yo creo que es el episodio más sonrojante y aturdidor de todos a cuantos hemos tenido acceso.
Ayer se dio el pistoletazo de salida a la comisión de investigación que el Parlamento Catalán ha constituido para esclarecer los sucesos acaecidos en el Carmelo y depurar responsabilidades. Como todos bien sabemos, pues de comisiones de investigación parlamentarias -tanto autonómicas como nacionales- vamos bien servidos los españoles en los últimos años, las tareas que lleve a cabo este comité de diputados, sólo terminarán sirviendo para enredar aún más el problema, para oscurecer más los hechos y sobre todo, para que quienes poco o nada tuvieron que ver en el desastre salgan malparados y para que los máximos responsables del mismo se escapen de rositas sin tener que rendir cuentas ante nadie por sus tropelías.
Como de costumbre, me voy de rama en rama y termino perdiendo el hilo conductor. A lo que iba. Ayer dio sus primeros pasos la comisión y si la memoria no me falla -ya estaría mal que lo hiciera tan sólo 24 horas después- el primer compareciente que se presentó ante los comisionados fue el actual Consejero de Obras Públicas de la Generalitat, Joaquín Nadal. El hombre, un tipo ya fogueado en la política catalana -no en vano fue candidato a President a principios de los 90- respondió plácidamente a las preguntas planteadas y al final de su intervención y sin encomendarse ni a Dios ni al diablo, se puso la venda antes de hacerse la herida y anunció que hasta que no se revisaran en profundidad los proyectos y las concesiones, quedaban paralizadas 11 obras públicas -metro, ferrocarril y carreteras- dependientes del Gobierno catalán. Asombroso. El angelito se quedó tan ufano y nadie, ni en Cataluña ni en el resto de España, ha alzado la voz contra tamaña amalgama de incompetencia, arrogancia y desprecio hacia la inteligencia de los ciudadanos.
Pero vamos a ver. El horizonte al que presuntamente desea llegar esta comisión, si no me equivoco, se encuentra en la búsqueda de las causas que motivaron el desplome de varios edificios en el Carmelo. Por extensión, también habría de lograr su hallazgo y depuración, aunque éso, como decía anteriormente, es bastante más improbable. Es decir, no estamos ante una comisión de investigación que trata de averiguar si CiU se embolsó o no un tres por ciento del coste total de las obras que se llevaron a cabo bajo su mandato, ni ante una comisión de expertos sobre contenidos audivisuales, ni tampoco ante una que pretenda establecer los orígenes del Universo. No. Esta comisión aspira a conocer qué falló y quién falló para que el suelo del Carmelo, fallara bajo los pies de sus habitantes.
Entonces, ¿qué nos intenta decir Nadal suspendiendo las 11 obras previamente mencionadas? ¿Que no está seguro de que no se vayan a producir más accidentes como el del Carmelo en alguno de esos trabajos? Y si no está seguro de que no se van a producir ¿porqué razón no está seguro? ¿Tal vez no está seguro porque sabe que no puede estarlo? ¿Tal vez no está seguro porque es perfecto conocedor de los mecanismos de concesión, licitación y ejecución de obras y le consta que no son de fiar? ¿Sabe acaso que la Generalitat, que la Consejería que él dirige, dándole buen nombre al peculiar espíritu cicatero catalán, pone 15 centímetros de hormigón donde debería poner 20, vigas de hierro donde debería ponerlas de acero templado o yeso barato donde debería poner cemento armado?
Y si fuera así, si las obras se adjudicaran irregularmente y los materiales y maquinaria empleados fueran de inferior calidad a los requeridos, ¿adónde van a parar los euros que se ahorra el Gobierno catalán? ¿Al bolsillo de CiU antes? ¿Al del tripartito ahora?
Sin embargo, es con mucho la siguiente reflexión que voy a hacer, la que se me presenta como la más desasosegante de todas las que me puedo plantear al respecto de este asunto pestilente. Veamos; si por algún inexplicable milagro de origen arcangélico, los cimientos de los edificios del Carmelo no hubieran cedido al paso de las tuneladoras que a escasos metros horadaban el subsuelo barcelonés y las casas no se hubieran agrietado y desplomado, no habría habido ni escándalo, ni debate en el Parlamento catalán y ni mucho menos, comisión de investigación. Por extensión, tampoco hubiera habido comparecencia alguna del Consejero de Obras Públicas, así que éste, tampoco se hubiera visto en la tesitura de tener que ordenar la paralización de los trabajos en curso, incluido el que afectaba al propio Carmelo.
Es decir, que si el Carmelo no se viene abajo, las chapuzas bananeras y los conchabeos más hirientes en el ámbito de las obras públicas en Cataluña, hubieran seguido tranquilamente su curso a través de concesiones, licitaciones y contrataciones cargadas de la más obscena irregulararidad. Y para rematar, vaya usted a saber desde cuándo y con qué negligente complacencia y complicidad, tienen estos comportamientos lugar.
En cualquier país civilizado y con un sistema político saneado y a pleno rendimiento, un individuo como Joaquín Nadal no habría tenido cabida jamás. Y caso de haberla tenido y haber reunido la suficiente desfachatez para decir lo que dijo ayer, así como de cancelar las obras que canceló, su cabeza tendría que haber rodado inmediatamente. O por iniciativa de sus superiores o por la suya propia. Afortundamente, Bruselas ya está sobre el asunto y amenaza con cortar el grifo de los fondos estructurales a Cataluña si tanta irregularidad administrativa y en última instancia técnica, se confirma.
Pero mientras tanto, así nos va en España. Hasta que la izquierda deje de tener patente de corso para expedir públicamente carnets de moralidad mientras que a espaldas de la ciudadanía, hace y deshace hipócritamente a su antojo, seguiremos asistiendo, como sucedió ayer, a explícitos, repugnantes y jactanciosos reconocimientos de la propia ineptitud y de la propia indecencia, sin que de ello se derive responsabilidad alguna.
Lucio Decumio.
08 marzo 2005
Mis sospechas
Está a punto de cumplirse un año de los atentados que sembraron de sangre y terror las vías férreas de Madrid y que supusieron en última instancia, un brusco e inesperado giro en los resultados de las Elecciones Generales celebradas tres días más tarde.
Hay que recordarlo. Aquellas turbulentas y agitadas jornadas del 11, 12 y 13 de Marzo de 2004, pusieron entre la espada y la pared a un Gobierno, el entonces presidido por José María Aznar, que se vio manifiestamente superado por los acontecimientos y por las dimensiones sociales del drama. Pese a los denodados esfuerzos de Acebes por ofrecer en tiempo real y con la mayor transparencia posible los datos que de la tragedia se iban desgranando, el Gobierno quedó atrapado por un fuego cruzado de intereses partidistas que vieron en los cadáveres y en las vísceras de las decenas de personas masacradas, el trampolín y la oportunidad ideal para encaramarse a unas poltronas que se les negaban sistemáticamente desde hacía ya ocho años.
Lo cierto es que al margen de las interpretaciones que se hagan en un sentido u otro de aquellos espantosos sucesos -yo haré las mías de inmediato- transcurridos ya doce meses, apenas nada se sabe de la preparación del atentado, de quiénes fueron sus verdaderos autores materiales y sobre todo y ahí está el nudo gordiano de la cuestión, quienes fueron sus autores intelectuales. Téngase en cuenta un dato especialmente revelador. A fecha de hoy, sólo una persona ha sido condenada por su participación en los atentados y por añadidura, se trata de un menor que ni tan siquiera tuvo una implicación directa en los hechos.
Sí, se ha detenido a multitud de sospechosos y muchos de ellos siguen entre rejas, pero no hay nada firme, nada que nos pueda asegurar que los verdaderos culpables, están cumpliendo la condena que merecen.
Aquí llegados, considero preciso hacer las siguientes puntualizaciones:
En la vida, hay poquísimas casualidades y en política, muchas menos. En fechas inmediatamente posteriores a la matanza, manifesté mi más absoluta convicción acerca de la autoría o colaboración etarra en aquel holocausto y aún hoy, sigo pensando de igual manera. En un escenario tan dantesco y tan macabro, es casi impensable obviar la presencia de ETA.
Indiqué asimismo, mi certeza en torno a que los atentados del 11 de Marzo no habían sido otra cosa sino la plasmación en sangre y lágrimas, de una suerte de golpe de mano tendente a desbancar al PP del Gobierno de la Nación, en beneficio de intereses enormemente oscuros y para nada tranquilizadores. Y mi percepción, un año después, no sólo no ha variado en sentido contrario, sino que se ha visto reforzada.
Y se ha visto reforzada porque las revelaciones que trabajosamente se han ido ofreciendo a la opinión pública, casi siempre a través del diario "El Mundo", han desmontado no sin dificultad, la burda teoría sobre la que se asentó la emboscada al Gobierno del Partido Popular y que partía de la idea de que un hatajo de magrebíes desarrapados y casi sin antecedentes habían sido, en venganza por el apoyo a la intervención aliada en Iraq, los autores materiales e intelectuales de una carnicería sin parangón en nuestra historia.
Otro dato que avala la idea de un derrocamiento semi-democrático del PP, es que la ceremonia de confusión y sobre todo de intoxicación y manipulación que subsiguió a aquellos luctuosos hechos, no sólo no se detuvo tras las Elecciones Generales, sino que se ha extendido durante estos meses con el propósito de desviar la atención de la ciudadanía y confundirla. Apoyo esta afirmación en el hecho de que las investigaciones del juez instructor del caso se han visto repetidamente saboteadas, especialmente a través de filtraciones que han ido a parar curiosamente a medios afines al Gobierno de Zapatero y que siempre han estado dirigidas a acentuar y apuntalar las infantiles teorías antes mencionadas.
Asimismo, la Comisión de Investigación parlamentaria ha supuesto, como se esperaba, un auténtico fiasco, dada la sospechosa negativa de todos los grupos a aprobar las comparecencias solicitadas por el Partido Popular, comparecencias que por otra parte, podrían haber arrojado mucha luz en torno a aquellos dramáticos acontecimientos.
Otro de los pilares en que fundamento mi afirmación de que desde los atentados, no se ha dejado de emponzoñar a la opinión pública para que se canse, hastíe y olvide de aquella matanza y de sus consecuencias, es el pequeño golpe de estado que se produjo en la Asociación de Víctimas del 11-M fechas antes de su comparecencia en la Comisión Parlamentaria.
Hasta entonces, se habían mantenido en un discreto segundo plano, pero la llegada de Pilar Manjón a la presidencia de la Asociación, supuso un giro copernicano a la estrategia del colectivo de las víctimas. De un mutismo casi absoluto, se pasó a una presencia mediática asfixiante, gracias a la emotiva intervención de Manjón ante los comisionados. Desde esa fecha, nuestra Hebe de Bonafini particular se ha convertido, gracias a su radicalismo izquierdista, a su resentimiento contra Aznar y el PP y a la inestimable ayuda de Peces-Barba, en una tenaza más de la versión oficial de los hechos, que busca amordazar cualquier intento de explicar aquella catástrofe en otros términos que no sean los que sirvieron de catapulta al PSOE para alcanzar la Moncloa.
En última instancia y tal y como sugerí hace ya unos meses, conviene hacerse la misma pregunta que los investigadores de cualquier crimen se hacen nada más tener conocimiento del delito. ¿A quién beneficia la comisión del mismo? En este caso y pese a la cortina de humo creada por los congestionados graznidos de buena parte de la izquierda cultural y mediática, que acusaban implícita y explícitamente al PP y al entonces Presidente del Gobierno de haber creado un clima favorable a los atentados debido a su apoyo a la invasión de Iraq, el PP no obtuvo provecho de aquello, sino todo lo contrario.
Por contra, el principal beneficiario, al menos a simple vista, del impacto sentimental y social de aquellos acontecimientos y de los resultados electorales que reflejaron posteriormente, fue el PSOE, que sin esperarlo y sin estar preparado para ello, aprovechó que el Pisuerga pasaba por Valladolid y llegó al Gobierno de rebote. Evidentemente, no se me pasa por la cabeza acusar al partido dirigido por José Luis Rodríguez Zapatero de urdir tamaña felonía, pero sí que es incontrovertible que se sirvió convenientemente de la tragedia en espurio interés propio.
Una vez instalados en este nuevo escenario político y pasados los meses, es fácil elaborar una lista de actores que con la entronación de los socialistas, han pasado de observar sus aspiraciones dibujadas en un horizonte muy alejado, a encontrarse con ellas al alcance de la mano, gracias a las políticas externas e internas aplicadas por Zapatero desde que llegó a la Moncloa.
-Batasuna y ETA han recuperado parte del resuello que les había arrebatado la incansable presión legislativa y judicial de los distintos gabinetes de Aznar y han vuelto a la carga en las dos vertientes en las que desarrollan su labor. La política y la terrorista.
-El PNV ha visto expedito un camino que otrora se presentaba mucho más tortuoso. Ahora, tiene casi vía libre para continuar una trayectoria y un desafío soberanista que el PSOE de Zapatero no puede o no quiere atajar con las leyes en la mano. Atucha va a librarse de un juicio por desacato a las resoluciones del Alto Tribunal e Ibarreche podrá convocar su ansiado referéndum sin el temor de que la espada de Damocles de una condena a prisión por semejante reto, haga peligrar su gaznate.
-El tripartito catalán, con ERC y Carod a la cabeza -aunque entonces no contara con el contratiempo del hundimiento del Carmelo- contempló la llegada de ZP a la Moncloa como una inmejorable catapulta para la aprobación de un nuevo marco estatutario que significaría la independencia virtual de España.
-Marruecos también se vio beneficiado del desplome sufrido por el PP tras los atentados. Su expansionismo y sus reivindicaciones sobre Ceuta y Melilla son cada vez más patentes, mientras que el puente de plata que le ha tendido ZP para hacer y deshacer en el Sáhara, jamás lo habría visto edificado con Rajoy en la Moncloa. En último término, las prospecciones petrolíferas que el sátrapa alauí autorizó a empresas anglosajonas en aguas territoriales españolas y de las que nada más se ha vuelto a saber, son un claro botón de muestra de la insensata condescendencia de nuestro gobierno respecto al reino moro.
-Francia y Alemania también han salido extremadamente favorecidas con la salida del PP del Gobierno de la Nación. La dura pugna que mantenían con Aznar por la cotas y cuotas de poder que cada Estado obtendría tras la aprobación de la nueva Constitución Europea, se ha transmutado en el vergonzante entreguismo de que ha hecho gala nuestro actual Presidente ante las aspiraciones hegemónicas franco-alemanas. El dinamismo económico y político de la España de Aznar era contemplado como una amenaza notable que ponía en serio riesgo el liderazgo continental de los estatalismos mastodónticos de Chirac y Schroeder.
-Prisa, uno de los factores desencadenantes de la antidemocrática e intolerable presión social sufrida por el PP los días 11, 12 y 13 de Marzo, va a ver recompensados en breve sus inestimables servicios a la causa, gracias a la aprobación por parte del Gobierno de nuevas leyes que el permitirán consolidar y expandir su formidable poderío mediático.
-Naciones antes consideradas por la Comunidad Internacional como regímenes apestados en virtud de sus despóticos gobernantes, -casos de Cuba y Venezuela- han aliviado su aislamiento gracias a la ayuda del gobierno presidido por ZP y a las visitas de algún que otro barón socialista a ambos países. Castro ha conseguido que la UE suavice su política hacia su cortijo insular caribeño, mientras que Chávez se rearma a costa de los contratos que le acepta el Ministerio de Bono.
-En última instancia, el terrorismo islámico también salió fortalecido. Los réditos obtenidos son más que notables, si se tiene en cuenta que tras los atentados y el cambio de gobierno, las tropas españolas estacionadas en misión humanitaria en Iraq, abandonaron territorio babilónico en cuanto ZP se puso los galones de Presidente del Gobierno.
En fin. Sé que todo lo dicho no son nada más que interpretaciones muy personales de unos determinados hechos, que están ahí y que pueden ser juzgados desde muy distinta óptica. Pero al igual que hubo gente que se permitió la libertad de llamar asesinos a Aznar y a sus ministros y atacar y asaltar las sedes del PP en vísperas del 14-M, espero que nadie me censure por entender aquellos sucesos y las consecuencias derivadas, a mi manera y desde mi punto de vista.
Lucio Decumio.
Hay que recordarlo. Aquellas turbulentas y agitadas jornadas del 11, 12 y 13 de Marzo de 2004, pusieron entre la espada y la pared a un Gobierno, el entonces presidido por José María Aznar, que se vio manifiestamente superado por los acontecimientos y por las dimensiones sociales del drama. Pese a los denodados esfuerzos de Acebes por ofrecer en tiempo real y con la mayor transparencia posible los datos que de la tragedia se iban desgranando, el Gobierno quedó atrapado por un fuego cruzado de intereses partidistas que vieron en los cadáveres y en las vísceras de las decenas de personas masacradas, el trampolín y la oportunidad ideal para encaramarse a unas poltronas que se les negaban sistemáticamente desde hacía ya ocho años.
Lo cierto es que al margen de las interpretaciones que se hagan en un sentido u otro de aquellos espantosos sucesos -yo haré las mías de inmediato- transcurridos ya doce meses, apenas nada se sabe de la preparación del atentado, de quiénes fueron sus verdaderos autores materiales y sobre todo y ahí está el nudo gordiano de la cuestión, quienes fueron sus autores intelectuales. Téngase en cuenta un dato especialmente revelador. A fecha de hoy, sólo una persona ha sido condenada por su participación en los atentados y por añadidura, se trata de un menor que ni tan siquiera tuvo una implicación directa en los hechos.
Sí, se ha detenido a multitud de sospechosos y muchos de ellos siguen entre rejas, pero no hay nada firme, nada que nos pueda asegurar que los verdaderos culpables, están cumpliendo la condena que merecen.
Aquí llegados, considero preciso hacer las siguientes puntualizaciones:
En la vida, hay poquísimas casualidades y en política, muchas menos. En fechas inmediatamente posteriores a la matanza, manifesté mi más absoluta convicción acerca de la autoría o colaboración etarra en aquel holocausto y aún hoy, sigo pensando de igual manera. En un escenario tan dantesco y tan macabro, es casi impensable obviar la presencia de ETA.
Indiqué asimismo, mi certeza en torno a que los atentados del 11 de Marzo no habían sido otra cosa sino la plasmación en sangre y lágrimas, de una suerte de golpe de mano tendente a desbancar al PP del Gobierno de la Nación, en beneficio de intereses enormemente oscuros y para nada tranquilizadores. Y mi percepción, un año después, no sólo no ha variado en sentido contrario, sino que se ha visto reforzada.
Y se ha visto reforzada porque las revelaciones que trabajosamente se han ido ofreciendo a la opinión pública, casi siempre a través del diario "El Mundo", han desmontado no sin dificultad, la burda teoría sobre la que se asentó la emboscada al Gobierno del Partido Popular y que partía de la idea de que un hatajo de magrebíes desarrapados y casi sin antecedentes habían sido, en venganza por el apoyo a la intervención aliada en Iraq, los autores materiales e intelectuales de una carnicería sin parangón en nuestra historia.
Otro dato que avala la idea de un derrocamiento semi-democrático del PP, es que la ceremonia de confusión y sobre todo de intoxicación y manipulación que subsiguió a aquellos luctuosos hechos, no sólo no se detuvo tras las Elecciones Generales, sino que se ha extendido durante estos meses con el propósito de desviar la atención de la ciudadanía y confundirla. Apoyo esta afirmación en el hecho de que las investigaciones del juez instructor del caso se han visto repetidamente saboteadas, especialmente a través de filtraciones que han ido a parar curiosamente a medios afines al Gobierno de Zapatero y que siempre han estado dirigidas a acentuar y apuntalar las infantiles teorías antes mencionadas.
Asimismo, la Comisión de Investigación parlamentaria ha supuesto, como se esperaba, un auténtico fiasco, dada la sospechosa negativa de todos los grupos a aprobar las comparecencias solicitadas por el Partido Popular, comparecencias que por otra parte, podrían haber arrojado mucha luz en torno a aquellos dramáticos acontecimientos.
Otro de los pilares en que fundamento mi afirmación de que desde los atentados, no se ha dejado de emponzoñar a la opinión pública para que se canse, hastíe y olvide de aquella matanza y de sus consecuencias, es el pequeño golpe de estado que se produjo en la Asociación de Víctimas del 11-M fechas antes de su comparecencia en la Comisión Parlamentaria.
Hasta entonces, se habían mantenido en un discreto segundo plano, pero la llegada de Pilar Manjón a la presidencia de la Asociación, supuso un giro copernicano a la estrategia del colectivo de las víctimas. De un mutismo casi absoluto, se pasó a una presencia mediática asfixiante, gracias a la emotiva intervención de Manjón ante los comisionados. Desde esa fecha, nuestra Hebe de Bonafini particular se ha convertido, gracias a su radicalismo izquierdista, a su resentimiento contra Aznar y el PP y a la inestimable ayuda de Peces-Barba, en una tenaza más de la versión oficial de los hechos, que busca amordazar cualquier intento de explicar aquella catástrofe en otros términos que no sean los que sirvieron de catapulta al PSOE para alcanzar la Moncloa.
En última instancia y tal y como sugerí hace ya unos meses, conviene hacerse la misma pregunta que los investigadores de cualquier crimen se hacen nada más tener conocimiento del delito. ¿A quién beneficia la comisión del mismo? En este caso y pese a la cortina de humo creada por los congestionados graznidos de buena parte de la izquierda cultural y mediática, que acusaban implícita y explícitamente al PP y al entonces Presidente del Gobierno de haber creado un clima favorable a los atentados debido a su apoyo a la invasión de Iraq, el PP no obtuvo provecho de aquello, sino todo lo contrario.
Por contra, el principal beneficiario, al menos a simple vista, del impacto sentimental y social de aquellos acontecimientos y de los resultados electorales que reflejaron posteriormente, fue el PSOE, que sin esperarlo y sin estar preparado para ello, aprovechó que el Pisuerga pasaba por Valladolid y llegó al Gobierno de rebote. Evidentemente, no se me pasa por la cabeza acusar al partido dirigido por José Luis Rodríguez Zapatero de urdir tamaña felonía, pero sí que es incontrovertible que se sirvió convenientemente de la tragedia en espurio interés propio.
Una vez instalados en este nuevo escenario político y pasados los meses, es fácil elaborar una lista de actores que con la entronación de los socialistas, han pasado de observar sus aspiraciones dibujadas en un horizonte muy alejado, a encontrarse con ellas al alcance de la mano, gracias a las políticas externas e internas aplicadas por Zapatero desde que llegó a la Moncloa.
-Batasuna y ETA han recuperado parte del resuello que les había arrebatado la incansable presión legislativa y judicial de los distintos gabinetes de Aznar y han vuelto a la carga en las dos vertientes en las que desarrollan su labor. La política y la terrorista.
-El PNV ha visto expedito un camino que otrora se presentaba mucho más tortuoso. Ahora, tiene casi vía libre para continuar una trayectoria y un desafío soberanista que el PSOE de Zapatero no puede o no quiere atajar con las leyes en la mano. Atucha va a librarse de un juicio por desacato a las resoluciones del Alto Tribunal e Ibarreche podrá convocar su ansiado referéndum sin el temor de que la espada de Damocles de una condena a prisión por semejante reto, haga peligrar su gaznate.
-El tripartito catalán, con ERC y Carod a la cabeza -aunque entonces no contara con el contratiempo del hundimiento del Carmelo- contempló la llegada de ZP a la Moncloa como una inmejorable catapulta para la aprobación de un nuevo marco estatutario que significaría la independencia virtual de España.
-Marruecos también se vio beneficiado del desplome sufrido por el PP tras los atentados. Su expansionismo y sus reivindicaciones sobre Ceuta y Melilla son cada vez más patentes, mientras que el puente de plata que le ha tendido ZP para hacer y deshacer en el Sáhara, jamás lo habría visto edificado con Rajoy en la Moncloa. En último término, las prospecciones petrolíferas que el sátrapa alauí autorizó a empresas anglosajonas en aguas territoriales españolas y de las que nada más se ha vuelto a saber, son un claro botón de muestra de la insensata condescendencia de nuestro gobierno respecto al reino moro.
-Francia y Alemania también han salido extremadamente favorecidas con la salida del PP del Gobierno de la Nación. La dura pugna que mantenían con Aznar por la cotas y cuotas de poder que cada Estado obtendría tras la aprobación de la nueva Constitución Europea, se ha transmutado en el vergonzante entreguismo de que ha hecho gala nuestro actual Presidente ante las aspiraciones hegemónicas franco-alemanas. El dinamismo económico y político de la España de Aznar era contemplado como una amenaza notable que ponía en serio riesgo el liderazgo continental de los estatalismos mastodónticos de Chirac y Schroeder.
-Prisa, uno de los factores desencadenantes de la antidemocrática e intolerable presión social sufrida por el PP los días 11, 12 y 13 de Marzo, va a ver recompensados en breve sus inestimables servicios a la causa, gracias a la aprobación por parte del Gobierno de nuevas leyes que el permitirán consolidar y expandir su formidable poderío mediático.
-Naciones antes consideradas por la Comunidad Internacional como regímenes apestados en virtud de sus despóticos gobernantes, -casos de Cuba y Venezuela- han aliviado su aislamiento gracias a la ayuda del gobierno presidido por ZP y a las visitas de algún que otro barón socialista a ambos países. Castro ha conseguido que la UE suavice su política hacia su cortijo insular caribeño, mientras que Chávez se rearma a costa de los contratos que le acepta el Ministerio de Bono.
-En última instancia, el terrorismo islámico también salió fortalecido. Los réditos obtenidos son más que notables, si se tiene en cuenta que tras los atentados y el cambio de gobierno, las tropas españolas estacionadas en misión humanitaria en Iraq, abandonaron territorio babilónico en cuanto ZP se puso los galones de Presidente del Gobierno.
En fin. Sé que todo lo dicho no son nada más que interpretaciones muy personales de unos determinados hechos, que están ahí y que pueden ser juzgados desde muy distinta óptica. Pero al igual que hubo gente que se permitió la libertad de llamar asesinos a Aznar y a sus ministros y atacar y asaltar las sedes del PP en vísperas del 14-M, espero que nadie me censure por entender aquellos sucesos y las consecuencias derivadas, a mi manera y desde mi punto de vista.
Lucio Decumio.
02 marzo 2005
¡¡Que te calles, Carmelo!!
Bien que le hubiera gustado a Pascual Maragall poder decirle a voz en grito a los afectados por el derrumbamiento inmobiliario acaecido en el popular barrio barcelonés, algo semejante a lo que Jesús Mariñas, afeminado reportero tombolero, le graznaba en el plató de Canal 9 a su compañera de fatigas y de disecciones, Carmele Marchante.
Pero va a ser que no. Como suele suceder con este tipo de cosas, cuanto más se trata de ocultar la verdad a la opinión pública, con más fuerza y más ímpetu se empeña aquélla en abrirse camino hasta darse a conocer.
La más abyecta negligencia, la más temeraria desidia y la más sonrojante avaricia se conjuraron y se conjuntaron en no pocos despachos de la Generalitat presidida por Maragall, para dar inicio a unas obras subterráneas que han terminado con el hundimiento de varios bloques de viviendas en el Barrio del Carmelo y más de mil vecinos malviviendo en casas de familiares y en hoteles. Y eso, no puede ocultarse debajo de una alfombra, ni puede silenciarse porque sí a toda la ciudadanía, por mucho conchabeo que haya entre la clase política catalana y los medios de comunicación de la región.
El oprobio es absoluto y la diferencia de trato ante situaciones similares, hiriente e injustificable. Si los Gobiernos de Aznar y Fraga no hubieran llegado a un acuerdo con los afectados por el hundimiento del Prestige hasta cuarenta días después de la catástrofe, la izquierda y sus corifeos habrían provocado un alzamiento social en Galicia y en no pocas regiones de España, muertos incluidos. Y aquello sólo fue un accidente, mal gestionado en sus primeras jornadas pero brillantemente resuelto en fechas posteriores. Mientras, aquí hablamos de una irresponsabilidad política de origen y de una gestión ruinosa e insensata que ha desembocado en un desastre sin precedentes, dejando a cientos de familias en la ruina. Pero basta ya de comparar.
Lo que nos ocupa es que hasta hoy, cuarenta días después de los desalojos, no ha llegado la Generalitat a un acuerdo para indemnizar a los afectados, lo que no significa que éstos, vayan a percibir cantidad alguna de inmediato. Cuarenta días en los que el gobierno regional sólo ha alcanzado a destinar 10 euros por adulto y 5 por niño, en ayudas de mantenimiento a las víctimas. Cuarenta días en los que su principal preocupación no han sido las personas que se han quedado sin hogar, sino evitar que rodaran sus propias cabezas; cuarenta días en los que han decretado un apagón informativo para que no se les vieran las vergüenzas; cuarenta días en los que han intentado ocultar pruebas de su torpeza y de su ineptitud; y cuarenta días de mentiras, de oscurantismo y finalmente, de acusaciones de corrupción a los anteriores regentes autonómicos.
Es todo tan grave, tan obsceno, tan nauseabundo y tan pestilente, que da asco. Dio asco y asombro contemplar a un patético Maragall en el debate del Parlament, que al verse acorralado por toda la oposición y en nada ayudado por su propia impericia y por su crónica embriaguez, se revolvió contra el líder convergente, Artur Mas, acusando a su formación de haber recibido comisiones del 3% en todas las obras públicas adjudicadas por la Generalitat presidida por Pujol.
Nada nuevo bajo el sol. Con el paso de los años, el PSOE sigue sin abandonar sus tácticas de la Baja Edad Felipista y esta vez a través de su ramificación catalana y de su líder y presidente autonómico, ha vuelto a encender el ventilador para que la inmundicia acumulada, salpique a todos los que le rodean y de este modo, crear la sensación de que no sólo ellos están hasta el cuello de heces.
Sin embargo, a diferencia de aquellos coletazos desesperados de los tiempos de la galopante corrupción que azotó a España entre 1989 y 1996, lo de ahora es un torpedo que no sé muy bien si por azar etílico o por premeditada y revanchista alevosía, amenaza con hacer saltar por los aires la misma línea de flotación de la otrora todopoderosa Convergéncia i Unió e incluso, a la propia Generalitat presidida por este snob nacional-izquierdista con olor a naftalina que es Maragall.
Todo ello, ha llevado tanto al PSC como a CiU, a trasladar el debate a un terreno mucho más abrupto que el de los escombros que se acumulan en el Carmelo. Mientras que los afectados se han convertido en unos molestos actores de reparto, los dos pesos pesados de la política catalana, tratan de dilucidar y de reconducir una situación que de no enderezarse, puede acabar con la implosión de CiU y con Maragall dando por enterrada la etapa del inestable y tornadizo tripartito y con ello, sus sueños de un nuevo estatuto que ya veía aprobado en las Cortes Generales, gracias al permanente chantaje al que someten el PSC y ERC al fraternal ZP.
Sin embargo, lo peor de todo no es nada de lo que he manifestado anteriormente. Después de todo, para mí hay algo tan seguro como tenebroso. Es de tal calibre la narcolepsia política en la que vive gran parte de España en general y Cataluña en particular, que por mucho que se acrediten responsabilidades y se produzcan ceses o dimisiones; por mucho que se demuestre que CiU cobraba comisiones por las obras concedidas por la Generalitat; por mucho que los afectados por el hundimiento del terreno en el que se asentaban sus casas estén a la intemperie durante meses y sin cobrar indemnizaciones durante años; por mucho, en definitiva, que suba la temperatura del escándalo y de las revelaciones que aún nos quedan por conocer, nada cambiará.
En unas hipotéticas elecciones autonómicas anticipadas, la correlación de fuerzas apenas cambiará y si lo hace será a peor y con ERC como gran triunfadora a costa del hundimiento de CiU y de la erosión del PSC.
Al tiempo.
Lucio Decumio.
Pero va a ser que no. Como suele suceder con este tipo de cosas, cuanto más se trata de ocultar la verdad a la opinión pública, con más fuerza y más ímpetu se empeña aquélla en abrirse camino hasta darse a conocer.
La más abyecta negligencia, la más temeraria desidia y la más sonrojante avaricia se conjuraron y se conjuntaron en no pocos despachos de la Generalitat presidida por Maragall, para dar inicio a unas obras subterráneas que han terminado con el hundimiento de varios bloques de viviendas en el Barrio del Carmelo y más de mil vecinos malviviendo en casas de familiares y en hoteles. Y eso, no puede ocultarse debajo de una alfombra, ni puede silenciarse porque sí a toda la ciudadanía, por mucho conchabeo que haya entre la clase política catalana y los medios de comunicación de la región.
El oprobio es absoluto y la diferencia de trato ante situaciones similares, hiriente e injustificable. Si los Gobiernos de Aznar y Fraga no hubieran llegado a un acuerdo con los afectados por el hundimiento del Prestige hasta cuarenta días después de la catástrofe, la izquierda y sus corifeos habrían provocado un alzamiento social en Galicia y en no pocas regiones de España, muertos incluidos. Y aquello sólo fue un accidente, mal gestionado en sus primeras jornadas pero brillantemente resuelto en fechas posteriores. Mientras, aquí hablamos de una irresponsabilidad política de origen y de una gestión ruinosa e insensata que ha desembocado en un desastre sin precedentes, dejando a cientos de familias en la ruina. Pero basta ya de comparar.
Lo que nos ocupa es que hasta hoy, cuarenta días después de los desalojos, no ha llegado la Generalitat a un acuerdo para indemnizar a los afectados, lo que no significa que éstos, vayan a percibir cantidad alguna de inmediato. Cuarenta días en los que el gobierno regional sólo ha alcanzado a destinar 10 euros por adulto y 5 por niño, en ayudas de mantenimiento a las víctimas. Cuarenta días en los que su principal preocupación no han sido las personas que se han quedado sin hogar, sino evitar que rodaran sus propias cabezas; cuarenta días en los que han decretado un apagón informativo para que no se les vieran las vergüenzas; cuarenta días en los que han intentado ocultar pruebas de su torpeza y de su ineptitud; y cuarenta días de mentiras, de oscurantismo y finalmente, de acusaciones de corrupción a los anteriores regentes autonómicos.
Es todo tan grave, tan obsceno, tan nauseabundo y tan pestilente, que da asco. Dio asco y asombro contemplar a un patético Maragall en el debate del Parlament, que al verse acorralado por toda la oposición y en nada ayudado por su propia impericia y por su crónica embriaguez, se revolvió contra el líder convergente, Artur Mas, acusando a su formación de haber recibido comisiones del 3% en todas las obras públicas adjudicadas por la Generalitat presidida por Pujol.
Nada nuevo bajo el sol. Con el paso de los años, el PSOE sigue sin abandonar sus tácticas de la Baja Edad Felipista y esta vez a través de su ramificación catalana y de su líder y presidente autonómico, ha vuelto a encender el ventilador para que la inmundicia acumulada, salpique a todos los que le rodean y de este modo, crear la sensación de que no sólo ellos están hasta el cuello de heces.
Sin embargo, a diferencia de aquellos coletazos desesperados de los tiempos de la galopante corrupción que azotó a España entre 1989 y 1996, lo de ahora es un torpedo que no sé muy bien si por azar etílico o por premeditada y revanchista alevosía, amenaza con hacer saltar por los aires la misma línea de flotación de la otrora todopoderosa Convergéncia i Unió e incluso, a la propia Generalitat presidida por este snob nacional-izquierdista con olor a naftalina que es Maragall.
Todo ello, ha llevado tanto al PSC como a CiU, a trasladar el debate a un terreno mucho más abrupto que el de los escombros que se acumulan en el Carmelo. Mientras que los afectados se han convertido en unos molestos actores de reparto, los dos pesos pesados de la política catalana, tratan de dilucidar y de reconducir una situación que de no enderezarse, puede acabar con la implosión de CiU y con Maragall dando por enterrada la etapa del inestable y tornadizo tripartito y con ello, sus sueños de un nuevo estatuto que ya veía aprobado en las Cortes Generales, gracias al permanente chantaje al que someten el PSC y ERC al fraternal ZP.
Sin embargo, lo peor de todo no es nada de lo que he manifestado anteriormente. Después de todo, para mí hay algo tan seguro como tenebroso. Es de tal calibre la narcolepsia política en la que vive gran parte de España en general y Cataluña en particular, que por mucho que se acrediten responsabilidades y se produzcan ceses o dimisiones; por mucho que se demuestre que CiU cobraba comisiones por las obras concedidas por la Generalitat; por mucho que los afectados por el hundimiento del terreno en el que se asentaban sus casas estén a la intemperie durante meses y sin cobrar indemnizaciones durante años; por mucho, en definitiva, que suba la temperatura del escándalo y de las revelaciones que aún nos quedan por conocer, nada cambiará.
En unas hipotéticas elecciones autonómicas anticipadas, la correlación de fuerzas apenas cambiará y si lo hace será a peor y con ERC como gran triunfadora a costa del hundimiento de CiU y de la erosión del PSC.
Al tiempo.
Lucio Decumio.