Unas breves pinceladas sobre alguno de los invitados a la cena-homenaje que se le tributó ayer a Santiago Carrillo con motivo de su reciente 90 cumpleaños. Reunión de pastores, España muerta.
-Juan José Ibarreche: Actual lendakari del Gobierno Vasco y responsable directo, por acción y omisión, del exilio forzoso de cerca de 120.000 vascos a otras tierras españolas en las que su vida y hacienda, no corrieran peligro. Asimismo, previamente hubo de ser colaborador necesario de la diáspora de otros 250.000.
-Jordi Pujol: Presidente de la Generalitat de Cataluña entre 1980 y 2003. Durante sus mandatos, la cosmovisión de su particularismo excluyente se impuso en toda la región gracias a un disparatado gasto público que ahora, sus herederos políticos de la izquierda nacionalista, quieren hacer pagar al resto de los españoles.
-Jorge Verstrynge: Un tipo que le debe más reconocimiento público a su insólito apellido y a sus gafas Gestapo años 30, que a su dinamismo político. Como no le dejaron medrar lo suficiente en el PP, se hizo con el carnet del PSOE, pero ni por ésas.
-Rodolfo Martín Villa: Ex- ministro franquista, ex-ministro del Interior con la UCD, ex-dirigente y ex-diputado del PP y ahora, presidente de Sogecable. Un superviviente, vamos.
-Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón: Le avala su condición de padre de la Constitución, pero en los últimos tiempos ha quedado claro que la seducción que ejerce el Lado Oscuro sobre los más pusilánimes, es intensa.
-Gregorio Peces-Barba: Otro de los padres de la Constitución y ex-Presidente del Congreso, en la actualidad dedica todos sus esfuerzos a la lustrosa tarea de acabar con el prestigio de la Asociación Víctimas del Terrorismo. Nadie mejor que un ardoroso defensor de etarras para cumplir escrupulosamente con las atribuciones y misiones que le ha encomendado ZP al respecto. Ayer, en un ejercicio de maniqueísmo manipulador sin precedentes, calificó a los presentes en la cena como "los buenos" y a los ausentes, como "los malos". Sin más comentarios.
-Juan Carlos Rodríguez Ibarra: Presidente de la Junta de Extremadura desde la mismísima noche de los tiempos. Populista excelso que maldice a diario no haber nacido en alguna república bananera para dar la verdadera medida de sí mismo.
-Joaquín Sabina: Ronco trovador, flautista y drogadicto empedernido que dio cobijo a no pocos etarras en su domicilio londinense hace varios años. Justo es reconocer que posteriormente, pidió públicas disculpas por haberse permitido actitudes tan hospitalarias hacia huéspedes tan poco recomendables.
-José Saramago, Juan Diego, Víctor Manuel y otros/as de su especie: Mientras viven a cuerpo de rey, no hay fregado o convocatoria antisistema a la que no le presten su más rendido apoyo. En los últimos 25 años, todos ellos -incluido Sabina- han firmado en tantos manifiestos pro-castristas y filo-estalinistas, que la artritis y el Parkinson empiezan a hacer mella en sus cada vez más envejecidas manos. Tras el convite, se fueron en etílica romería laica a presenciar la caída de Franco. Unos valientes.
-José Luis Rodríguez Zapatero: Un enviado de los dioses para todos los anteriores protagonistas del evento. Tan es así, que no contentos con el empacho de sectarismo que se brindaron a sí mismos durante el ágape, el Presidente les obsequió con el postre estrella de la velada. El desmantelamiento, con nocturnidad y alevosía, de la estatua ecuestre de Franco en Nuevos Ministerios.
-Santiago Carrillo: Mínimo 12.000 almas contemplan atónitas desde el más allá, como este antiguo Jefe de Seguridad de la Junta de Defensa de Madrid durante la Guerra Civil, no sólo no ha pagado por sus atroces crímenes en Paracuellos y San Fernando, ni ha tenido la gallardía y la decencia de arrepentirse de los mismos. Muy al contrario, sigue pavoneándose impunemente por todos los rincones de España entre enfervorecidos vítores y aclamaciones, mientras se llama a sí mismo luchador por la libertad y la democracia.
Y lo que nos queda por ver.
Lucio Decumio.
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