En los últimos días, he tenido acceso a varias informaciones en las que determinadas fuentes de las Fuerzas de Seguridad, expresaban su preocupación y su inquietud ante la avalancha regularizadora que se nos viene encima. Riada que dicho sea de paso, va excusada en criterios económicos, pero esconde la tradicional y falaz convicción izquierdista y socialista de que todo inmigrante, es potencialmente bueno e integrable.
Un inciso. Avalanchas como ésta, bueno es recordarlo, ya se produjeron en el pasado, pero entonces, en virtud de los complejos de inferioridad moral de la derecha gobernante.
Regreso. Sin embargo, la intranquilidad a la que me refiero y que hace presa de nuestros agentes y por qué no decirlo, también seguramente de muchos miles de ciudadanos -entre los que me cuento-, no reside en exclusiva en las casi millonarias cifras de inmigrantes ilegales que serán premiados con la regularización de marras y en la fortísima presión que ejercerán, como fuerza de trabajo ahora y como cuerpo electoral si el PSOE se sale con la suya, en el futuro.
Al parecer, un problema más grave puede esconderse tras el aluvión. Los países desde los que nos han llegado en los últimos años auténticos "tsunamis" migratorios -Marruecos y Ecuador especialmente- ofrecen a sus naturales la posibilidad -por Ley en el país sudamericano y por un ridículo soborno de 300 euros en el expansionista vecino magrebí- de dejar sin mácula sus expedientes criminales o delictivos.
Me temo que por un simple cálculo de probabilidades, entre los cerca de 800.000 inmigrantes ilegales que se regularizarán en los próximos meses, se nos colarán varios cientos de delincuentes, asesinos en serie, violadores, atracadores y traficantes, con su contador de culpas escrupulosamente puesto a cero y a los que la Policía y la Guardia Civil tendrán que dedicar atención, pesquisas y medios pagados por todos los españoles.
Así, los medios de comunicación, muchos de los cuales abogaron en el pasado reciente por enfebrecidas políticas de puertas abiertas y papeles para todos, se verán en la más que segura obligación de detraer paginación y minutación de alguna de sus secciones -propongo que tal y como van las cosas, la perjudicada sea Nacional- y trasladar espacio y tiempo a Sucesos. Veremos entonces, en quién descargan las culpas de sus gravísimos errores a la hora de crear opinión en torno a este asunto tan espinoso.
La que sí que me atrevo a aventurar, es la reacción de nuestros gobernantes ante el más que seguro incremento exponencial de la delincuencia en España. Como para tantas otras cosas, seguirán cerrando los ojos ante la realidad, haciendo oídos sordos ante el clamor que se levantará y elevando uno y mil brindis a sol con sus copas cargadas de corrección política, de multiculturalidad, de entendimiento entre civilizaciones y sobre todo, de debilidad moral y conceptual ante un fenómeno que amenaza con superarnos.
Desgraciadamente, no serán ellos quienes tengan que sufrir las duras consecuencias de la que será sin duda, una mayor y más asfixiante presencia de criminales en nuestras calles, a los que de modo inconcebible, el Gobierno les otorgará una segunda oportunidad........ para volver a delinquir.
Lucio Decumio.
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