13 septiembre 2004

Promesas y reflexiones

La victoria del PSOE en las Elecciones Generales del 14 de Marzo, tras el todavía irresoluto golpe de Estado del 11-M, nos está saliendo muy cara a los españoles, especialmente en los ámbitos político y económico.

Recientemente y ante la magnitud de las protestas de los trabajadores de los astilleros Izar, el Presidente Rodríguez se ha visto obligado a salir a la palestra con una de sus mundialmente reconocidas sonrisas, para asegurar que está dispuesto a garantizar la viabilidad de la empresa constructora de navíos. No entraré a discutir las cifras macroeconómicas que deben manejarse en una corporación de esas características, pues carezco de datos y aunque los tuviera, difícil me resultaría analizarlos, pero lo que sí que ha quedado claro, también hace muy pocas fechas, es que los Estados Unidos han dado marcha atrás a la hora de otorgar a España y más concretamente a los astilleros que la empresa pública tiene en San Fernando, Cádiz, la posibilidad de que los buques de la VI Flota se reparen en los diques gaditanos.

No es demagogia. Es sentido común. ¿Alguien en su sano juicio puede pensar que tras la esperpéntica retirada de nuestros militares estacionados en Irak, ordenada por el Presidente Rodríguez, los Estados Unidos iban a continuar privilegiando a España como sucedía en tiempos de Aznar? Desde luego que no. Ahora Italia y Portugal se van a repartir el botín de los millones de dólares que suponen para sus economías, la presencia militar norteamericana en aguas mediterráneas.

Mientras, la inyección financiera que hubiera supuesto para los astilleros públicos el atraque y reparación de más de sesenta buques de guerra americanos en sus instalaciones -que podrían haber garantizado, si no la viabilidad absoluta de la empresa, sí una reestructuración bastante menos traumática- se escapa de nuestras costas gracias al populismo, la demagogia, el pancarterismo, la cortedad de miras y el antiamericanismo ramplón y de salón del Presidente del Gobierno.

Si Rodríguez estuviera dispuesto a pagar de su bolsillo el reflotamiento financiero y empresarial de Izar, servidor no tendría mayor inconveniente en que tal cosa sucediera, pero de todos es sabido que la querencia socialista por el despilfarro del dinero público es cuestión tan notoria, que los miles de millones de pesetas que Izar no ingresará debido a la "espantada" americana, saldrán de los bolsillos de todos los contribuyentes españoles. Así, es enormemente sencillo hacer promesas y salir resplandeciente en las fotos.

¿Resultados de estas atinadas políticas diplomáticas y estratégicas del Gobierno socialista? O más paro -si Izar echa el cierre- o más déficit público -si las arcas del Estado se hacen cargo de la situación-. Para mear y no echar gota.

Sin embargo, lejos de intentar reconducir la situación con el poderoso aliado americano, el insensato Rodríguez se empeña en ponerle todavía más chinitas al gigante, desafiándole una vez sí y otra también. Estoy seguro que no debe ser casualidad que las tres visitas oficiales que hasta la fecha ha realizado nuestro peculiarísimo y patético Primer Ministro, hayan tenido como destinos Marruecos, Argelia y Túnez, por este orden. El entreguismo presidencial hacia cualquier asunto, cuestión, materia o gobernante que huela a musulmán, rayaría en lo cómico si de ello no se derivaran las gravísimas consecuencias que a nivel económico acabo de mencionar y sobre todo, si no se vieran acompañadas por desafortunadísmas y peligrosísimas afirmaciones, como las realizadas recientemente en su viaje al tercero de los citados estados magrebíes.

A quien no lo recuerde o no lo sepa, le haré saber que Rodríguez, preguntado por la actual situación en Irak, recomendó ante docenas de atónitos periodistas de todo el mundo en rueda de prensa, que los países que tienen destacadas tropas en la antigua satrapía de Sadam, deberían seguir el ejemplo del Gobierno español y retirarse de la zona, con el fin de que la situación se recondujera convenientemente. Como digo, rayano en lo grotesco y en lo circense, si no se tratara de una despectiva demostración de ingratitud política y de soberbia personal, al margen de un pútrido y maloliente esputo dirigido contra el titánico esfuerzo de miles de soldados de distintas nacionalidades -incluidos iraquíes- que a diario, se juegan la vida para que en aquél atribulado rincón del planeta, impere algún día algo parecido a una democracia representativa y respetuosa con los derechos humanos.

Al contrario que el actual Presidente, Aznar entendió perfectamente que, tras los atentados del 11 de Septiembre de 2001, Estados Unidos podía convertirse en el aliado estratégico perfecto para acabar de una vez por todas con la pesadilla etarra. Así, y entre otras medidas de carácter político y militar -como fue el despliegue de contingentes españoles en Afganistán e Irak- acordó con el Presidente Norteamericano que un satélite espía del Ejército estadounidense, barriera periódicamente zonas del País Vasco tenidas por más que seguros escondrijos de las alimañas batasunas. De ahí, se subsiguieron buena parte de los incontables éxitos que en la lucha contra el terrorismo separatista vasco, jalonaron la última legislatura del Partido Popular en el Gobierno. Sin embargo, el furibundo antiamericanismo de Rodríguez y su distintivo entendimiento de las relaciones internacionales, obraron el milagro de nuestra retirada de Irak, así como la del satélite que vigilaba a los sanguinarios depredadores etarras.

Así, los resultados de tan irreflexivas y esquizofrénicas decisiones, también se han ido patentando en las últimas semanas en el único sentido en que podían hacerlo: rebrote de la lucha callejera en distintas localidades de Vasconia y sucesión de atentados en varios pueblos costeros del Norte de España durante los meses de Julio y Agosto. Y ésto, con la sonrisa cómplice de los de siempre -PNV, EA, ERC e IU- sólo ha sido el principio de la resurrección del totalitarismo abertzale.

Y mientras, El Mundo adelanta algunos extractos del nuevo libro de Casimiro García Abadillo en los que se insinúa, nada veladamente, que los atentados del 11 de Marzo pudieron ser la factura personal que Mohamed VI le hizo pagar a Aznar por su certera resolución del conflicto de Perejil y el apoyo del ex-Presidente del Gobierno a las tesis de Naciones Unidas respecto al Sáhara, en contra de la posición expansionista del rey gay. A esa tenebrosa ensalada, yo añado un par de ingredientes más. La indisimulada conexión que existe entre los servicios secretos marroquíes y franceses y la privilegiada relación de amistad y cooperación personal entre destacados socialistas españoles y Su Majestad Sodomita.

Todo apesta.

Piensa mal y acertarás.

Lucio Decumio.

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