
Que no pase de largo la infamia. Que nadie olvide la penúltima impostura del farsante. Que no quede impune la mendacidad y la bajeza de estos dos siniestros personajes. Que paguen por ello. Que Iñaki quede retratado de por vida como lo que es: un acólito del poder político socialista y un sicario mediático de sus amos. Que Zetazejazetapé, jamás recupere las diminutas gotas de credibilidad y decencia que podían quedarle, antes de su conversación fuera de micrófono con su periodista de cámara.
Que se hayan abierto los últimos ojos que permanecieran cerrados y que contemplen la catadura moral, intelectual y ética de este personaje oscuro y retorcido. Que por fin, aquellos que no pudieron o no quisieron ver los engaños, las manipulaciones y las mentiras, despierten del sueño en el que vivían y den la espalda a la mezquindad y a la mediocridad que son divisa y estandarte de este presidente.
Otros lo intuíamos al principio de la legislatura y al poco, vimos refrendadas nuestras sospechas, cuando fuimos testigos de sus actos y declaraciones. Palabras y decisiones que siempre buscaron generar artificialmente, un clima de tensión y drama en la sociedad española, con el objetivo de polarizarla y de activar los miedos de unos y otros hasta enfrentarlos abiertamente, en busca de un beneficio electoral que redundara en la perpetuación de la especie socialista en el poder.
En otras ocasiones, he podido sospechar de la naturaleza improvisada de las palabras capturadas al margen de la oficialidad de los micrófonos, a políticos de una u otra condición. Pero no esta vez. En este episodio, nada puede ni tiene que ganar Zapatero con la emisión por los cuatro rincones del país -y espero que del globo terráqueo-, de su conversación con Gabilondo, una vez concluida la entrevista de terciopelo, sobremesa, café, copa y puro, que mantuvo con su alter ego informativo en embustes y mentiras.
Dos concluyentes ventajas pueden extraer el PP y el resto de partidos decentes del arco político con aspiraciones a entrar en el Parlamento -léase UPyD y Ciutadans-. La primera de ellas, el crudo retrato realista -ni Antonio López fotocopiando la Gran Vía con sus pinceles, había alcanzado tales metas- que de los dos sujetos, pero especialmente de Zapatero, arroja la ya celebérrima conversación. Y segundo, quedan 23 días para las Elecciones Generales y el PSOE, aparte de dramatizar y "tensionar" sin que se le note demasiado, tendrá que emplear buena parte de su tiempo y de sus fuerzas en intentar minimizar los efectos de la propia incompetencia y de la falta de reflejos de su propio líder.
Metafóricamente, Zapatero se ha pegado un tiro en el pie delante de todo el mundo, cuando su intención era seguir acusando al Partido Popular de haberle disparado, sin que éste hubiera apretado el gatillo, ni hubiera tenido jamás la pretensión de hacerlo. La agresiva campaña que ya había puesto en marcha el PSOE, ha quedado definitivamente desenmascarada y estimo que no les queda demasiado tiempo para reaccionar, aunque de éstos, puede esperarse siempre cualquier cosa y siempre, peor que la anterior.
Y para que quede constancia, ahí van las palabras con las que nos deleitaron estos dos catedráticos del odio y la mentira.
-Zapatero: Bueno, muy bien, yo estoy muy a gusto...
-Gabilondo: ¿Qué pintas tenéis? ¿qué sondeos tenéis?
-Zapatero: ¡¡Bieeeen!! Nada... Bien...
-Gabilondo: Bien. Sin problemas, ¿no?
-Zapatero: Lo que pasa es que yo creo que nos conviene que haya tensión...
-Gabilondo: A mí me parece que os conviene muchísimo...
-Zapatero: Yo voy a empezar, a partir de este fin de semana, a dramatizar un poco.
-Gabilondo: Ya.
-Zapatero: ...pero nos conviene mucho... Si no, la gente... bueno...
Nota final: Evidentemente, a estas alturas, conozco a la perfección, cuál sería la respuesta, pero me gustaría saber exactamente en qué términos se expresaría Zetazejazetapé, si se le cuestionara acerca de la posibilidad de que, al igual que Mariano Rajoy se ha sometido recientemente a sendas entrevistas con dos de los comunicadores más representativos de la izquierda, como Gabilondo y Buenafuente, él pudiera enfrentarse dialécticamente a, pongamos por ejemplo, Federico Jiménez Losantos y César Vidal. Y sin las preguntas preparadas, como suele ser del gusto de esta clase de individuos, tipo Manolo Chaves.
¿Qué excusas sintácticamente aberrantes y conceptualmente descabelladas, balbucearía esta plaga divina que nos ha caído en desgracia?
Lucio Decumio.
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