19 octubre 2006

11-M, linces y extrema derecha

Dado que como he explicado en otras ocasiones, no es mi intención volver a colgar imágenes en mi blog de Zapatero, Rubalcaba, Pepiño, Moratinos, De la Vega, J.A. Alonso, Carod, Maragall, Ibarreche y toda esa interminable lista de vendepatrias, pongo la del bichito campestre que podéis contemplar. Además, si llegáis al final de mi comentario de hoy -enhorabuena de corazón si lo lográis- veréis que la presencia del leopardo carpetovetónico, está justificada.

Por lo que he leído en los últimos días, se disparan los rumores en Internet acerca de la posibilidad de que círculos cercanos al Poder, estén preparando una suerte de atentado de pretendida autoría ultraderechista, con el fin de echar tierra encima de las investigaciones periodísticas independientes que se suceden en torno a los atentados del 11 de Marzo de 2004.

Caso de darse semejante posibilidad -lejana en mi opinión, pues es difícil que se atrevan a tamaña felonía, especialmente cuando mucha gente ya se encuentra sobre aviso en relación al posible delito-, sería la culminación de una estrategia de ocultación, manipulación y tergiversación de la realidad como nunca se ha visto en España.

Pongámonos en lo peor y vayamos por partes. Imaginemos que alguien desde dentro de las cloacas del Estado, organiza semejante crimen y lo ejecuta. Imaginemos, Dios no lo quiera, que el atentado provoca uno o varios muertos e imaginemos asimismo, las reacciones de los protagonistas de la actual escena política y mediática.

Todos hemos asistido en las últimas semanas, a un auténtico aquelarre nacional-socialista que ha tenido como objetivo de sus pestilentes rituales, al Partido Popular. A medida que se incrementan las denuncias del único partido en la Oposición en relación a la claudicación del Estado ante ETA y en torno a las revelaciones periodísticas sobre el 11 de Marzo, las acusaciones de ultraderechismo llegadas desde el Gobierno y sus aliados antisistema, así como las agresiones físicas y verbales contra los dirigentes y militantes del PP, se han multiplicado exponencialmente.

En este escenario, cada día más dantesco, en el que los representantes de diez millones de españoles son insultados, zarandeados y golpeados en cuanto pisan la calle de un número creciente de ciudades y provincias españolas, es fácil imaginar cuál sería la reacción del PSOE, del PSC, del PNV, de ERC, de IU y de los que me faltan.

Esos mismos que han abonado el terreno de la discordia y la insidia, poniendo premeditada y diabólicamente en la diana del hostigamiento físico y verbal al Partido Popular, serían quienes se abalanzarían como hienas contra Rajoy y los suyos, con el fin de darles la estocada final y arrinconarles definitivamente y por la fuerza, de la escena política nacional. Nuevas y más encendidas agresiones de la izquierda radical encontrarían su justificación en ese posible atentado y Gobierno y aliados, conseguirían seguramente lo que vienen persiguiendo con ahínco y denuedo desde que accedieran al poder, a lomos de unos trenes humeantes: la negación política del único partido que se opone a sus designios y que no por casualidad, representa a la mitad de la población de España.

Insisto, me inclino a pensar que algo así no sucederá, pero si el volumen y el nivel de los escándalos en relación al 11 de Marzo continúa elevándose y la población se muestra cada vez más receptiva frente a esas revelaciones y desasosegada ante las cesiones al entramado terrorista etarra, no es descartable que presenciemos una huida hacia adelante de esas características, pues a un Gobierno y a unos socios cada vez más acorralados ante la evidencia cada vez más nítida de su implicación en la trama organizativa, ejecutora y ocultadora de los atentados contra los trenes de cercanías de Madrid, poco les podría importar urdir la muerte violenta de alguien más, con el espurio fin de atribuírsela políticamente a la derecha, hundirla socialmente y de este modo regatear, al menos durante unos meses, su responsabilidad en la masacre de 2004.

Sin embargo y aunque no me cansaré de insistir en que la posibilidad me parece remota, por nauseabunda y chabacana, no hay que desecharla, a la vista de los extraordinarios réditos que obtienen la izquierda y el nacionalismos, de esta infernal liturgia que consiste en preparar el terreno informativo, así como las conciencias y el sentido crítico de la opinión pública, con bulos, noticias, rumores, chismes, manifestaciones y curiosas casualidades, antes de que se produzca un hecho traumático y efectista que sea el colofón a todo ese concienzudo trabajo preparatorio y que desencadene la cólera de un populacho ignorante que lleva años enganchado al pensamiento débil y a la propaganda de todo a cien.

Cambio de tercio, pero no de coso. Decía lo del lince en el título de este farragoso comentario de hoy, debido a que en Madrid, para quienes no vivan aquí, también se ha puesto en marcha un mecanismo de calentamiento de la opinión pública, muy similar al que precedió a los atentados del 11 de Marzo y también muy parecido al que ha ocupado casi todas las líneas que he redactado hoy. Ecologistas y Partido Socialista se oponen furibundamente desde hace tiempo, al desdoblamiento de una carretera que es una auténtica autopista hacia el Hades y el Averno, pues ha costado la vida a cientos de personas en las últimas décadas. Consideran los angelitos guardianes del medio ambiente y de la fauna, que el número de árboles talados y los nidos de algún buitre desubicado, son más importantes que la integridad física de los miles de conductores que transitan al año por esa vía.

Pues bien, como nadie les hacía demasiado caso, algo normal por otra parte, hace tres o cuatro meses, zonas cercanas a la carretera aparecieron sospechosamente sembradas de excrementos felinos, que los apóstoles del ecologismo altisonante e integrista, inmediatamente atribuyeron a las entrañas de algunos ejemplares de lince ibérico que teóricamente, habitaban por aquellos lares.

Vaya por delante que no existe constancia de que nadie haya visto lince alguno en esa zona en los últimos cincuenta o setenta años, pero una posible presencia de la bestezuela en la inmediaciones de la carretera, es un fruto informativo y político al que el PSOE podría y sabría sacar mucho zumo si, casualmente y unas semanas antes de las elecciones autonómicas y municipales de Mayo de 2007, un gatito de éstos apareciera muerto por estos parajes.

Mucho cuidado Esperanza. Las balas del urbanismo que dispara ahora Simancas, parecerían de fogueo comparadas con las que percutiría el pequeño zascandil socialista llegado el caso que cito.

Si no se paran en barras con las personas, mucho menos con los animales.

Lucio Decumio.

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