El montaje fotográfico que nos ofrecen hoy en El Mundo no tiene desperdicio. La imagen de arriba es un reflejo de aquello que contemplaron los primeros policías que llegaron a la altura de la famosa furgoneta de Alcalá y que tras forzar sus puertas, inspeccionaron. Y la fotografía inferior es indicativa de lo que según el sumario del juez del Olmo, deberían haber visto esos mismos agentes. ¿Cuál es la pena por manipular de un modo tan flagrante, las pruebas de un sumario por delito de terrorismo? ¿Cuál debería ser el castigo para quienes idearon y pusieron en marcha la masacre y las consiguientes cortinas de humo para su ocultación?
Gracias a la ímproba y abnegada labor de un puñado de valientes periodistas, independientes del orwelliano poder político que nos apabulla, paso a paso se van sabiendo más y más cosas de las sucedidas durante los oscuros días de Marzo de 2004.
O de las no sucedidas, para ser más exactos, pues todo apunta a que las miguitas de pan que milagrosamente fueron apareciendo en el camino de los investigadores y que dieron un giro de 180º a las líneas de investigación policiales y en última instancia, a las intenciones de millones de votantes durante el 14-M, fueron alojadas en coches, mochilas y demás objetos clave relacionados con la matanza, por aquellos que llevaban meses preparándola a conciencia desde vaya usted a saber qué siniestros escondrijos en Madrid, Perpignan o Rabat.
Por algo ha salido Bono con cajas destempladas del Gobierno, aunque sus sonrisas y sus castos besos con la Vicepresidenta parezcan indicar otra cosa. Por algo el retorcido pastor remendón ha encargado a la raposa encarnada por Rubalcaba, que cuide de unas gallinas cada vez más alborotadas e inquietas. Por algo se le están perdonando y justificando a ETA, sus últimos atentados, extorsiones y cócteles molotov.
Todo va encajando más despacio de lo que muchos quisiéramos, pero mucho más deprisa de lo que nunca sospecharon quienes se beneficiaron políticamente de la carnicería. Y aunque los procesos de intoxicación, manipulación y agitación empleados tras los atentados terroristas del 11 de Marzo para expulsar al PP del Gobierno de la Nacion y que se extendieron durante los dos años posteriores, pudieron parecerles impecables a sus autores, la verdad es terca y sobre todo, si su búsqueda se ha convertido en una auténtica obsesión para aquellos que han apostado audazmente por ella.
No contaron con una máxima universal a la hora de ejecutar sus maléficos planes, pues cuando uno o varios hombres de afilado ingenio y descollante inteligencia idean el más intrincado de los laberintos, uno o varios hombres de afilada inteligencia y descollante ingenio, pueden dar con la clave para salir airosos del mismo.
Mi aliento, mi reconocimiento y mi apoyo incondicional a Luis del Pino, Fernando Múgica y Casimiro García Abadillo, que secundados por los equipos directivos de sus respectivas empresas y en algunos casos, llevados en volandas por cientos de españoles anónimos que aportan su granito de arena a las arduas investigaciones que llevan a cabo, poco a poco nos van mostrando los tibios rayos de luz que habrán de terminar por alumbrar el negruzco túnel en el que nos hallamos.
Lucio Decumio.
2 comentarios:
Thank you!
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